El anticipado ‘sacudón’ económico de Venezuela decepciona al mercado
CARACAS—En las últimas semanas, el gobierno venezolano dio fuertes señales de que consideraba medidas dolorosas para aliviar una crisis económica que se profundiza, incluyendo simplificar un complejo sistema cambiario y subir el precio de la gasolina, que es virtualmente gratuita en el país.
Sin embargo, el martes por la noche, en un discurso muy anticipado, el presidente Nicolás Maduro no presentó ningún ajuste económico importante, si bien anunció cambios en el gabinete que alejaron a Rafael Ramírez, el poderoso jefe de la petrolera estatal, Petróleos de Venezuela, quien era considerado partidario de reformas moderadas.
Los inversionistas comunicaron su veredicto con rapidez. El precio del bono de referencia de Venezuela cayó de forma pronunciada por segundo día consecutivo, a niveles que no se registraban desde abril, mientras que los rendimientos de algunos bonos de PDVSA subieron a casi 15%, entre los más altos en los mercados emergentes.
Maduro, que habló en la televisión nacional durante tres horas, calificó sus medidas como un verdadero "sacudón" revolucionario. Sin embargo, los economistas vieron un escenario diferente: un gobierno renuente a tomar medidas políticamente impopulares para estabilizar una economía azotada por la mayor inflación del mundo, estimada en 60%, más una amplia escasez de bienes básicos, desde papel higiénico hasta medicinas.
"Había cierta esperanza de que hicieran algunos de los cambios económicos, pero a medida que pasaron las semanas se volvió más y más obvio que esto no sucedería", afirma Robert Bottome, editor de la publicación de negocios VenEconomía.
En una encuesta reciente de la firma Datanálisis, de Caracas, 60,1% de la gente dijo que no estaba dispuesta a soportar el costo de medidas para corregir la economía, en tanto que 52% se opuso a unificar el complicado régimen de divisas de tres niveles, que muchos consideran en parte responsable de la escasez y la extendida corrupción. Unificar los distintos tipos de cambio, que van desde 6,30 a unos 50 bolívares por dólar, casi con seguridad significaría una moneda local más débil para muchos de los pobres de Venezuela.
Los economistas, sin embargo, afirman que el actual rumbo está llevando a Venezuela a una desolación económica. Aunque los precios del petróleo son relativamente altos, el Estado tiene una escasez crónica de dinero. La brecha entre los ingresos y el gasto del gobierno se estima en 15% de la producción económica anual del país.
En 15 años de gobierno socialista —primero bajo el liderazgo de Hugo Chávez y en los 17 últimos meses con Maduro— los funcionarios han rechazado ajustes fiscales como si fueran medidas tramadas por Washington para empobrecer a los latinoamericanos. Chávez murió en marzo del año pasado, pero no sin antes dejarles en claro a sus compatriotas que Maduro se ceñiría a un modelo económico caracterizado por empresas estatales, estrictos controles de divisas y un aumento del gasto.
"El énfasis de Maduro ha estado en mostrar que la revolución avanza, que el legado de Chávez no ha sido abandonado", dice Tamara Herrera, economista jefe de la firma de investigación Síntesis Financiera, de Caracas. "Eso ha sido parte del gran dilema, hacer correcciones sin que parezca que se abandona el sendero correcto. Por eso, no ha hecho prácticamente nada". Agrega que realizar las reformas será mucho más difícil conforme se aproximen las elecciones legislativas de diciembre de 2015. "El gobierno ha perdido su oportunidad de tomar esas medidas, soportar el dolor y cosechar los beneficios de las correcciones (...). No veo cuándo tendrán otra buena oportunidad".
Maduro indicó que no implementará lo que llamó reformas capitalistas. El presidente afirmó que los mercados habían obligado a Venezuela a rendirse ante prestamistas multilaterales y mostró gráficos para demostrar que la pobreza y el desempleo habían caído durante el gobierno socialista.
Maduro se centró en reasignar a miembros del gabinete. Ramírez, quien también estaba a cargo del Ministerio de Energía, fue nombrado ministro de Relaciones Exteriores. También designó a Rodolfo Marco Torres, un ex general que participó de un fallido golpe de Estado con Chávez en 1992, como su principal asesor económico.
La nueva postura del gobierno de culpar al contrabando en la frontera con Colombia por los problemas económicos también recibió la atención de Maduro. En los últimos días, las autoridades elevaron la seguridad en la frontera y presentaron planes de instalar lectores de huellas digitales en supermercados cerca de Colombia para racionar la venta de productos básicos.
No obstante, la escasez le está pasando factura a Maduro. Su índice de aprobación cayó a 35,45%, según un sondeo reciente de Datanálisis, la lectura más baja para un presidente desde 2002. El sondeo también mostró que más de 80% de los encuestados sentían que la situación del país era negativa.
Antes del martes, la principal reforma que parecía tener tracción era aumentar el precio de la gasolina desde cerca de 1,5 centavos de dólar por litro en la actualidad a unos 30 centavos. El subsidio a la gasolina, que financia más de 700.000 barriles diarios, le cuesta a Venezuela unos US$12.000 millones anuales. Eso podría liberar dinero que el gobierno podría usar para importaciones que aliviaran la escasez. Maduro mencionó la posibilidad en agosto y llamó a "un debate nacional" sobre el tema.
Ahora, sin embargo, parece que se archivó la posibilidad de un aumento del precio de la gasolina, señalan economistas y analistas, aunque el martes Maduro sugirió que era posible un futuro aumento.
"El presidente lo mencionó de paso anoche pero fue muy vago y no particularmente alentador de que fuera a producirse", dice Bottome, el editor de VenEconomía.
Entre los que se hubieran visto más afectados por el encarecimiento del combustible están los empleados del transporte público, incluidos choferes de autobús. Muchos de ellos recuerdan cuando el presidente Carlos Andrés Pérez subió los precios en 1989, lo que llevó a un levantamiento que dejó cientos de muertos y ayudó a darle impulso a un entonces desconocido oficial del ejército, Hugo Chávez.
Luego, Chávez lanzaría un golpe de Estado contra Pérez. Tras ganar las elecciones presidenciales en 1998, Chávez y sus seguidores hablarían frecuentemente del levantamiento de 1989 como una señal de que las reformas fiscales perjudicarían sólo a los pobres.
Evyerson Díaz, quien transporta pasajeros en una furgoneta, está entre los que no quiere un aumento de la gasolina. Llena su tanque de 100 litros por unos US$1,50. Pero cuenta que casi todo lo demás se ha encarecido, como las autopartes, cuyos precios se ha multiplicado por cuatro desde enero. "Apoyaba al gobierno hasta la muerte de Chávez", afirma. "Este tipo nuevo, sin embargo, ha empeorado las cosas para la clase media y los más pobres. Las cosas son un verdadero desastre".
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