El alza del dólar acentúa el dolor delos exportadores de materias primas
El alza del dólar y la caída en los precios de las materias primas están beneficiando a los consumidores estadounidenses y desconcertando a los bancos centrales al ampliar la brecha entre la pujanza que exhibe la economía de Estados Unidos y las dificultades que atraviesan Europa y Asia.
El dólar está subiendo frente a las monedas del mundo. Ayer, se mantuvo fuerte frente al yen, sosteniendo el precio más alto en siete años, y el miércoles alcanzó un máximo de dos años contra el euro. La divisa estadounidense también avanzó frente al real, el dólar australiano y la rupia india y sigue batiendo récords frente al rublo, lo que ha llevado al banco central de Rusia a intervenir para apoyar su moneda.
La fortaleza del dólar no se limita a sus cruces contra el euro y el yen. Varias divisas latinoamericanas también se han depreciado frente a la divisa verde.
El real cayó 1,5% y cerró en 2,59 por dólar, con lo que acumula un descenso semanal de 1%. En tanto, el peso chileno llegó a 609,9 por dólar y registra una caída de 1,6% en la semana. El peso colombiano se ubicó en 2.279 y anota un declive semanal de 5,4%. El peso mexicano cedió 0,4% a 14,15 y ha perdido 2,8% en la semana.
Los avances del dólar han intensificado las caídas en los precios de los commodities como alimentos, energía y metales. El petróleo, por ejemplo, ha perdido cerca de 40% desde mediados de junio.
El debilitamiento de las economías de Europa y Asia socava la demanda de estos bienes, lo que deja a los mercados con un exceso de oferta. Los precios de la mayoría de los commodities se cotizan en dólares, por lo que los consumidores y las empresas fuera de EE.UU. experimentan una reducción de su poder adquisitivo cuando sus monedas se debilitan.
Tales tendencias presentan nuevos desafíos para las autoridades de Europa y Japón, que luchan para mantener a flote recu-peraciones débiles y combatir la baja inflación. Los bancos centrales consideran —o han implementado— medidas drásticas, como tasas de interés negativas y la compra de miles de millones de dólares en bonos. Pero la caída precipitada del precio del petróleo —la importación más costosa de muchos países— disminuye la efectividad de las iniciativas orientadas a elevar los precios al consumidor.
El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, dejó el jueves la puerta abierta a una escalada importante a comienzos del próximo año en la campaña de la entidad para estimular la economía, lo que marca un nuevo capítulo en su combate contra la debilidad de la economía y de los precios al consumidor.
El BCE no anunció nuevas medidas a pesar de que la inflación de doce meses de la zona euro apenas ascendió a 0,3% en noviembre, muy por debajo de la meta del organismo de poco menos de 2%. Algunos analistas creen que la inflación podría registrar una variación nula en diciembre ante el descenso en los precios del petróleo. El BCE redujo su pronóstico de inflación para 2015 de 1,1% a 0,7%.
A su vez, el Banco de Japón anunció a fines de octubre nuevas medidas para inyectar fondos en el sistema financiero en un esfuerzo por elevar la inflación, lo que ha derribado el yen.
La economía de EE.UU., en cambio, cobra cada vez más fuerza y se prevé que el próximo año crezca 3,1%, frente a una expansión de 1,3% en la zona euro y de 0,8% en Japón, según el Fondo Monetario Internacional.
"Las condiciones están dadas para un repunte del dólar que dure varios años", dice Eric Stein, codirector de renta fija global y gestor de portafolio de Eaton Vance Management, quien administra US$12.600 millones de los US$297.700 millones que maneja la firma de valores.
El impacto del dólar más fuerte se puede apreciar en la fila de barcos que esperan días para descargar importaciones en los puertos de Los Ángeles y Long Beach, una señal del mayor poder adquisitivo de los estadounidenses.
El contraste con la situación de otros países es marcado. El Índice de Commodities de Bloomberg, que sigue de cerca 22 mercados, cayó 11% este año en dólares, su menor nivel en cinco años. El mismo índice descendió 0,3% en 2014 en euros y subió 1,5% en yenes.
Los precios de la gasolina cayeron 16% en EE.UU. frente a un año antes, según AAA. Pero la gasolina bajó 6,8% en euros para los alemanes, según la Comisión Europea. Las firmas de turismo estadounidenses temen que el alza del dólar obligue a viajeros de otros países a desechar o retrasar sus planes de ir de vacaciones a EE.UU.
Hacen falta grandes oscilaciones en las cotizaciones de las divisas para afectar los precios de las materias primas, que en cada mercado pueden variar según factores tan diversos como el clima, acontecimientos geopolíticos y adelantos tecnológicos.
La correlación entre el dólar y los precios de los commodities ha aumentado en los últimos meses, conforme más inversionis-tas advierten una conexión entre ambos.
El Índice de Commodities de Bloomberg, por ejemplo, tiene una correlación de casi -0,95 con el Índice del Dólar ICE en las últimas 100 jornadas. Eso significa que hay un estrecho vínculo entre los avances del dólar y la caída de las materias primas. Una lectura de -1 indica una correlación inversa perfecta y una de cero apunta a una correlación nula.
La relación entre el dólar y los precios de las materias primas "es casi instantánea", señala Julian Alsop, economista jefe global de Capital Economics. "Si el dólar sube 1%, entonces es 1% más de yenes o libras esterlinas... que hay que encontrar para pagar las cuentas de los commodities", asevera.
De todos modos, el fortalecimiento de la moneda verde perjudica a los exportadores de EE.UU. al elevar sus costos de producción en relación a los rivales de otros países y reducir el valor de las ganancias que obtienen en el extranjero al convertirlas a dólares.
Multinacionales de la envergadura de International Business Machines Corp. y McDonald’s Corp. ya han indicado que el alza del dólar constituye un viento en contra para su negocio.
—James Ramage, Brian Blackstone, Anjani Trivedi, Sarah Portlock y Tommy Stubbington contribuyeron a este artículo.