El ahorro de energía, postergado por las bajas tarifas
Dicen que el menor consumo y la eficiencia de los equipos serán claves
Lejos de pensar en el peso de las importaciones de energía sobre la balanza comercial o la presión cambiaria; los cortes de luz del verano o el precario estado de las empresas de servicios públicos; la eliminación progresiva de los subsidios y la demora en la realización de obras de infraestructura, los científicos, técnicos, empresarios y políticos que piensan en el futuro de la energía orientan su mente hacia otras inquietudes.
Algunos de los números que manejan pueden resultar impactantes: entre 2010 y 2030 se espera que la demanda de energía crezca 56% a nivel mundial y 62% en el caso de América latina.
De ambos porcentajes, un 40% se gastará en edificios, mientras que 40% de ese valor se destinará a calefacción, aire acondicionado y ventilación.
Son las cifras que maneja María Blase, a cargo de esa área en la compañía internacional Ingersoll Rand (en el país comercializa la marca Trane). La ejecutiva, nacida en la Argentina, pero radicada en Estados Unidos, pasó algunas semanas atrás por el país y disertó en el IAE, entre otros, junto al presidente de YPF, Miguel Galuccio. Tiene una respuesta rápida y concreta para el desafío futuro del : "O va a crecer mucho el costo de la energía o va a faltar. Para que no pase, hay que ahorrar y hacer equipos más eficientes", resumió ante LA NACION.
Según la especialista, tan sólo con el uso de la tecnología disponible se puede reducir hasta en un 50% el uso de energía que tienen diversas demandas.
A diferencia de lo que ocurre en otros países, en la Argentina el precio del gas y la electricidad no invita a la frugalidad, ya que pese a los últimos aumentos en las tarifas, el precio que pagan los usuarios está en algunos casos por debajo de lo que cuesta producir esa energía. Es un problema que desde hace años critican los generadores de electricidad, por caso.
Tarde o temprano
Pese a eso, para Blase la tendencia a la eficiencia y al ahorro se terminarán imponiendo. Y pone ejemplos: la Argentina está tomando la cultura de la eficiencia. En el país ya hay 66 proyectos que cuentan con la certificación LED [sistemas inteligentes para ahorrar energía], y en cinco años se espera que ese número trepe hasta los 200. Es parte de una corriente que está vigente en otros países y, de a poco, arrastra a todos los desarrolladores inmobiliarios importantes.
De todas maneras, Blase avisó: "Cuando las tarifas sean más realistas, la gente se va a ocupar de ahorrar energía".
Para Blase, la eficiencia de los equipos y el ahorro de energía por parte del usuario son dos alternativas que van de la mano. Quizás una expresión de esa articulación son los sistemas denominados inteligentes, que, por caso, apagan la luz de un ambiente cuando detectan que ya no hay ninguna persona allí.
En mayo pasado, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, recibió al CEO de la compañía, Mike Lamach, que le informó sobre un conjunto de anuncios de su empresa en calidad de miembro del Comité Ejecutivo de la Asociación Nacional de Productores (NAM, según su abreviación en inglés).
"La eficiencia energética es el acercamiento más inteligente al avecinamiento de la crisis global de la energía, e Ingersoll Rand está en una fuerte posición para ayudar", le dijo.
Ingersoll se comprometió a invertir US$ 500 millones a nivel global hasta 2020 para desarrollar tecnología más eficiente que permita reducir la emisión de gases que causan el efecto invernadero.
Con la mirada en 2020
María Blase
Ejecutiva de Ingersoll Rand
"Con la tecnología disponible, se puede reducir en hasta un 50 por ciento el uso de energía"
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