El agro le da un alivio a Brasil
En medio de la crisis política y económica, los cultivos de soja, café y caña de azúcar llegarían a niveles récord
SAN PABLO—Una profunda recesión, caos político y la epidemia del virus del zika han puesto a Brasil de rodillas, pero el país sigue siendo una potencia mundial en un aspecto: el sector agropecuario.
La Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab) informó el jueves que proyecta una cosecha de soya récord este año, y que la de maíz quedará cerca de su máximo. Los agricultores brasileños se preparan también para producir niveles récord de café y caña de azúcar, mientras que los criadores de reses, cerdos y pollos esperan registrar nuevos máximos en sus exportaciones.
Dado que este año se prevé que Brasil registre una contracción económica de 3,7%, tras sufrir el año pasado el mayor declive en 35 años, la abundante producción agropecuaria es uno de los pocos puntos positivos. Este sector fue el único que se expandió el año pasado, a una tasa de 1,8%, mientras que el Producto Interno Bruto se contrajo 3,8%.
"El mundo entero tiene que comer y Brasil se gana la vida con la agricultura", dice Edimilson Calegari, gerente general de la cooperativa de café Cooabriel, con sede en el estado suroriental de Espírito Santo. "Nuestras granjas y ranchos son los que han mantenido a nuestra economía andando durante estos años malos".
La pronunciada depreciación del real el año pasado —30% respecto del dólar— benefició las exportaciones y compensó con creces las caídas de los precios de las materias primas. Eso ha ayudado a generar reservas de divisas extranjeras y reducir el déficit de cuenta corriente de Brasil.
Las proyecciones de cosechas récord en Brasil este año normalmente habrían deprimido los precios globales, reduciendo los ingresos de los productores agropecuarios del país. No obstante, las cotizaciones de la soya, el azúcar y el café arábica han subido en lo que va de 2016, debido a una variedad de factores, entre ellos preocupaciones sobre el clima en otros países productores de commodities.
La moneda brasileña ha ganado cerca de 10% frente al dólar desde comienzos de año. Sin embargo, con el fin de ayudar a los exportadores, el banco central ha estado interviniendo en el mercado cambiario para evitar que el real se fortalezca mucho más allá de 3,60 por dólar. Es una buena noticia para los productores agropecuarios brasileños, cuyos productos continúan teniendo mejores precios que los de sus competidores de Estados Unidos y Europa.
"El año pasado, Brasil se volvió mucho más competitivo debido al real más débil, y eso realmente impulsó las exportaciones" y mejoró los ingresos de los agricultores, dijo Natália Orlovicin, analista de INTL FCStone.
El sector agropecuario ofrece un ejemplo poco común de una industria brasileña competitiva a nivel mundial. Los fabricantes del país, en gran medida ineficientes, aún están fuertemente protegidos por aranceles e impuestos a las importaciones, pero el gobierno adoptó el enfoque opuesto para la agricultura y la ganadería.
A partir de los años 90, redujo los subsidios y eliminó los impuestos a la exportación al tiempo que elevó la inversión en investigación agrícola. Los productores respondieron con una rápida expansión del área cultivada y un aumento de la inversión que los ha colocado entre los más productivos y eficientes del mundo.
La influencia del sector agropecuario en la economía brasileña quedó de manifiesto este año cuando el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff planteó una propuesta para volver a gravar las exportaciones agropecuarias para cerrar una amplia brecha fiscal.
La influyente Confederación de Agricultura y Ganadería de Brasil (CNA) rápidamente condenó la propuesta. La ministra de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento, Kátia Abreu, quien también es ganadera y presidió previamente la CNA, se sumó a las críticas contra la medida, que parece haber sido descartada.
Hace apenas unos años, cuando los precios de los commodities eran altos y China devoraba el mineral de hierro de Brasil, esta materia prima fue el rey de las exportaciones de Brasil. El valor de las exportaciones de mineral de hierro del país alcanzó un récord de US$41.800 millones en 2011, pero se desplomó a US$14.100 millones el año pasado.
En tanto, el valor de las exportaciones de soya y productos derivados aumentó de US$23.900 millones en 2011 a US$31.300 millones en 2014. Pese a que las ventas al exterior cayeron a US$27.900 millones el año pasado, la soya superó al mineral de hierro como el mayor producto de exportación.
"Los productos de soya son la locomotora" del sector agrícola brasileño, dice Endrigo Dalcin, presidente de la asociación de cultivadores de soya Aprosoja Mato Grosso. "Es lo que salvó nuestro balance comercial el año pasado, y este año creo que estableceremos un nuevo récord de exportaciones".
Si bien el sector agropecuario sigue siendo un punto positivo de la economía brasileña, aún hay muchos desafíos. Uno de los principales es la pobre infraestructura, incluyendo carreteras inadecuadas, la falta de ferrocarriles y la saturación de puertos, lo que perjudica el traslado de productos agropecuarios al mercado.
El costo de transportar soya desde el cinturón agrícola del estado de Mato Grosso al puerto de Santos, en el estado de San Pablo es el cuádruple de lo que paga un agricultor de Illinois para llevar su cosecha a Nueva Orleans, según Aprosoja Mato Grosso.
Aunque la debilidad del real está impulsando las exportaciones, el gobierno no ha hecho lo suficiente para ayudar al sector agropecuario y al resto de la economía, dice Mario Lanznaster, de 75 años, quien cría cerdos y vende unos 36.000 al año en sus granjas alrededor de Chapecó, en el estado de Santa Catarina.
A Lanznaster le gustaría que el gobierno construyera una vía férrea que ayude a transportar maíz cultivado en el interior del país a los criaderos de cerdo y pollo en su estado, que se encuentra sobre la costa al sur de San Pablo. Eso reduciría el costo del alimento para sus animales, explica, y ayudaría a abaratar aún más el cerdo tanto en Brasil como en el exterior.
"No hay dudas de que la debilidad del real nos ayuda, nos hace más competitivos", afirma. "Pero los brasileños también tienen que comer. Necesitamos poner la economía en marcha otra vez, crear más empleos para que la gente pueda comer más y mejor".