Más de 20 especialistas se reunieron en la sexta conferencia organizada por el Centro para la Evaluación de Políticas basadas en Evidencia, de la Universidad Torcuato Di Tella, para discutir sobre los desafíos presentes y futuros
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Con cambios demográficos e innovaciones tecnológicas constantes, las políticas públicas vinculadas a desafíos como el acceso a la vivienda y a la alimentación adecuada o las oportunidades de tener un empleo de calidad enfrentan un panorama complejo y de múltiples aristas. Bajo la consigna de que la agenda del presente y del futuro debe considerar varios factores y puntos de vista, si se tienen como objetivos el bien común y el desarrollo, se realizó la sexta conferencia anual organizada por el Centro para la Evaluación de Políticas basadas en Evidencia (CEPE) de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT). En el encuentro, los oradores se refirieron a cuestiones como el futuro de las ciudades, los sistemas alimentarios, el trabajo y la revolución digital.
Gastón Gertner, director ejecutivo de CEPE, explicó las razones para abordar la temática: “¿Por qué una conferencia de complejidad y políticas públicas? Elegimos este eje para traer al frente de la agenda discusiones que son tabú o que están en tensión en la Argentina”. También enfatizó que el escenario en el cual predomina la coyuntura electoral requiere que se aprenda a construir consensos.
Guadalupe Nogués, bióloga y escritora, explicó la complejidad recurriendo a la metáfora que utilizó en su libro Entender un elefante. La historia es conocida: varios ciegos palpan partes de un elefante y deben adivinar qué animal u objeto es. Uno toca la trompa y piensa que es una soga. Otro toca un colmillo y piensa que es una lanza. La conclusión de la escritora: “El problema complejo del elefante no es abordable desde perspectivas parciales”.
Con esto en mente, Nogués recomendó el diálogo entre personas de distintas disciplinas e intereses, para tener un abordaje sistémico de los problemas complejos. “Va a ser importante para entender el elefante completo. Entenderlo permite abordarlo, saliendo de las coyunturas y pensando en el largo plazo, de manera integral y colaborativa”, concluyó.
Ciudades, alimentación e inteligencia artificial
Un tema central del encuentro fue el futuro de las ciudades. En un panel moderado por Cinthia Goytia, economista especializada en cuestiones urbanas, se habló sobre el acceso a la vivienda, la circulación y el transporte. Damián Tabakman, presidente de la Cámara Empresaria de Desarrolladores Urbanos (CEDU), advirtió que “la situación habitacional en la Argentina se volvió muy compleja”, y señaló que la relación entre lo que vale un metro cuadrado y los salarios está en el peor ratio histórico.
Agregó que a esta situación se suma que hace 40 o 50 años que en el país no existen créditos hipotecarios de forma generalizada, algo que agrava la crisis. “La gente se la rebusca para hacerse su propia casa. Tenemos una macro que no ayuda, además de incertidumbre política, cambiaria e inflacionaria”, comentó.
Respecto de esto, el desarrollador sostuvo que, si bien es necesario plantear su regreso, la inflación y la informalidad son dos problemas serios que atentan contra tal posibilidad. “Aun en el caso de que lográramos algo al respecto, el camino para resolver los problemas habitacionales lo veo cuesta arriba”, opinó.
Sebastián Welisiejko, economista especializado en desarrollo, inversión de impacto, urbanismo y conflicto, sostuvo que, en la Argentina, un inmueble es una reserva de valor: “La gente compra un departamento para resguardarse”. Además, dijo que en los últimos años los barrios cerrados y las villas y asentamientos son los dos segmentos que más se expandieron. “Las ciudades están creciendo muy mal, en parte por la falta de Estado, en parte por la falta de mercado”, comentó.
Al referirse a los desafíos respecto del tema de la alimentación, Ricardo Negri, exsecretario de Agroindustria, Ganadería y Pesca de la Nación, y expresidente del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), sostuvo: “El sistema es complejo: influyen la gestión de biología, la economía, la macroeconomía, la geografía, la climatología, etcétera. Cuando uno piensa en ‘sistema’ tiene que ser especialista en todas estas cosas. Imposible”
Según apuntó, hoy se pierden US$23.000 millones en exportaciones por no entender este comportamiento. Para explicarlo se refirió al cierre de las ventas de carne al exterior con la intención de resguardar la cantidad en el país. El problema de este comportamiento es que no se consume lo mismo que se exporta. “La Argentina produce 10 veces más kilocalorías que las que consumimos. ¿Qué importamos? Frutas tropicales, básicamente. El mercado interno es importante, pero no es lo único. El marco normativo tiene que contemplarse desde afuera”, agregó.
También hubo charlas sobre las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial. Se habló, entre otras cosas, sobre la vinculación entre el mercado laboral y la vida moderna en general con cuestiones de innovación. Los mayores desafíos planteados respecto del mundo del trabajo se centraron en los cambios tecnológicos, en el avance de la inteligencia artificial y su relación con los puestos de trabajo. Se puso énfasis en la necesidad de desarrollar habilidades blandas para acompañar “lo que se viene”, y se discutió sobre la “obligación” de la política pública de invertir en educación y en capacitaciones con vistas en el futuro tecnológico.
Diego Coatz, director ejecutivo y economista jefe de la Unión Industrial Argentina (UIA), se refirió a la necesidad de pensar estas cuestiones, así como de prestar atención a los cambios del mercado de trabajo, hoy fragmentado. “Si no hay crecimiento económico robusto, es decir mayor que el del resto de los países que están mejor que nosotros, se va a seguir fragmentando el mercado del trabajo. Se está llevando a cabo una revolución industrial, hay que pensar un modelo productivo. Debe haber una interacción micro, macro y mesoeconómica”, concluyó.
Varios especialistas reflexionaron también sobre los beneficios y contras de la inteligencia artificial, tanto en el desarrollo de sistemas como en las políticas públicas. En este último caso, por ejemplo, se señaló que podría aprovecharse la tecnología para acceder a información más precisa sobre asentamientos y villas o sobre cuestiones de tránsito, y emprender la búsqueda de soluciones.
La inteligencia artificial es el presente y el futuro, y se coincidió en la necesidad de ponerle límites que influyan en que sirva para bien, así como también en la necesidad de regularla: “No es la primera vez que tenemos que ponernos de acuerdo para establecer estándares de las nuevas tecnologías. Desde la imprenta, la radio, la energía nuclear, todos los avances exigieron cooperación. Ahora hay que pensar las normativas para el desarrollo beneficioso de la IA”, comentó Soledad Guilera, profesora de la Escuela de Gobierno de la Universidad Di Tella.
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