EE.UU. se recupera pero a paso muy lento
Tras cuatro años de crisis que amenazaron con hundir a Estados Unidos de nuevo en una recesión, finalmente parece que el camino por delante está relativamente libre de obstáculos. Pero el progreso sigue siendo lento y hay pocas razones para esperar una aceleración significativa en los próximos meses.
Primero, las buenas noticias: el mercado inmobiliario, cuyo colapso desencadenó la crisis financiera hace más de cinco años, finalmente está mostrando señales de una recuperación sostenida. Europa sigue inmersa en una profunda recesión, pero la amenaza de un colapso total parece haberse atenuado, al menos por el momento. Los recortes presupuestarios y las riñas políticas han desacelerado el crecimiento e intensificado la incertidumbre en EE.UU., pero el entusiasmo de Washington por las batallas políticas que inducen caos parece estar disminuyendo.
Liberada del ciclo de crisis, la economía estadounidense parece haber encontrado algo de estabilidad. El crecimiento en general ha repuntado tras un bache al final del año pasado, los consumidores siguen gastando a pesar de los aumentos de impuestos y las empresas crearon 165.000 empleos en abril. Los recortes de plantilla han descendido al nivel más bajo en cinco años.
Los expertos prevén que el camino estable continuará. En la más reciente encuesta de The Wall Street Journal, los econo-mistas indicaron que las empresas agregarían casi 180.000 empleos al mes en los próximos doce meses, cerca del mismo ritmo de los últimos dos años. Creen que la expansión económica en general ha perdido fuelle comparado con los primeros tres meses del año pero que repuntará rápidamente; para todo el año, prevén un crecimiento de 2,4%, mejor que el de los dos años anteriores.
Los 52 participantes se mostraron inusualmente de acuerdo en su evaluación, pues pocos ven una expansión marcadamente más rápida o lenta que el consenso. Ante la pregunta de cuáles son las amenazas económicas, citaron un listado común de preocupaciones —una recaída de Europa, una desaceleración más fuerte de lo previsto en China, otro impasse político en Washington— pero incluso la mayoría de los más pesimistas no detecta una amenaza de un severo declive. En general, los economistas colocaron el riesgo de una nueva recesión en solo 15%, frente a 24% en diciembre.
"La economía está en mucho mejor forma que hace un año, dos años y tres años", opinó Allen Sinai, de Decision Economics. Señaló que los pilares principales de la economía —hogares, bancos y empresas— están en su momento más sólido en años.
Pero mientras que los fundamentos se están fortaleciendo, el ritmo del crecimiento sigue siendo demasiado débil para sanar rápidamente las heridas de una recesión histórica. EE.UU. sigue empleando a 2,5 millones de personas menos que cuando se desató la recesión. Con 180.000 empleos al mes, se demorará hasta la mitad del próximo año en cerrar esa brecha. Si se ajusta la proyección al crecimiento de la población, EE.UU. tardaría nueve años adicionales en regresar al nivel de empleo previo a la recesión a la actual tasa de crecimiento, según la Institución Brookings.
Recuperaciones anteriores del país mostraron periodos de aceleración rápida que compensaron por el terreno perdido y colocaron a la economía en su trayectoria de crecimiento previo. Eso no ha ocurrido esta vez. En varias ocasiones en los últi-mos cuatro años, EE.UU. parecía estar listo para un brote de crecimiento, solo para perder fuerza en unos cuantos meses.
Hay pocas señales de que la economía esté lista para salir de ese patrón en este momento. Apenas cuatro economistas en la encuesta anticipan un crecimiento por encima de 3% para este año. El mercado inmobiliario en alza, junto con el continuo estímulo de la Reserva Federal (vea nota de arriba), deberían aportar un impulso económico, pero otros factores —sobre todo el efecto de los recortes fiscales— frenarán el progreso.
Cuanto más se prolongue este punto muerto, mayores serán los daños a largo plazo. De momento, millones de estado-unidenses ya se han rendido en su búsqueda de empleo; es probable que muchos no vuelvan nunca a trabajar.
El desempleo entre la juventud de EE.UU. está en 16,1% y se aproximaría a un nivel europeo de 22% si más de 1,5 millones de jóvenes no hubieran abandonado la fuerza laboral. Además, el lento crecimiento deja a la economía más vulnerable a un shock inesperado, como un incremento en los precios petroleros, que la podría sumir en una nueva crisis. Sin embargo, pese a que no se vea como una gran recuperación, por ahora, ese riesgo ha disminuido.