Educación Positiva. Qué es y por qué puede ayudar a disminuir la deserción universitaria
Promovida en la Argentina por la Universidad Siglo 21, esta corriente global busca potenciar el bienestar integral de estudiantes, docentes y miembros de la comunidad académica.
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Disminuir la deserción es uno de los grandes desafíos comunes que tienen en la actualidad las universidades, ya que cada alumno que no termina sus estudios no solo pierde la oportunidad de desarrollarse profesional y personalmente sino que también refleja, en alguna medida, cierto fracaso del sistema educativo. Cómo lograr que cada estudiante se gradúe es entonces materia de un fuerte debate académico y fuente de diferentes estrategias.
Tan importante es la cuestión, que muchas universidades del mundo han decidido implementar en sus aulas lo que se conoce como Educación Positiva, una corriente basada en la psicología positiva con más de 20 años de desarrollo que entiende que el bienestar del alumno eleva los beneficios académicos y termina siendo la mejor receta contra el abandono de las carreras universitarias. En la Argentina, la Universidad Siglo 21 firmó un acuerdo de asociación estratégica con el Instituto de Ciencias del Bienestar y la Felicidad de la Universidad Tecmilenio de México, primera universidad positiva del mundo, para justamente implementar sus programas entre sus alumnos.
“Generalmente lo primero que argumentamos los académicos es que las variables de abandono son exógenas. Pero, nosotros, en los últimos 10 años, descubrimos que en realidad son endógenas”, asegura María Belén Mendé, rectora de la Universidad Siglo 21. “Es cierto que hay problemas socioeconómicos y problemas contextuales en cada uno de esos alumnos, pero cuando están motivados y perciben una curva ascendente en el desarrollo de su profesión, por más esfuerzo que hagan y fracasos que tengan, continúan”, agrega.
Universidad Siglo 21 se convirtió en la primera institución de Argentina en implementar un modelo de Educación Positiva. A través de sus programas, se pone al estudiante en el centro del proceso de aprendizaje, formándolo integralmente y potenciando las habilidades académicas y humanas.
Se busca crear un ecosistema de bienestar, con iniciativas que impacten tanto en la vida académica de los alumnos como fuera de la universidad. “Se trata de una corriente con una visión netamente humanística, porque entiende a la educación como un pilar del desarrollo humano y de la fibra social”, define Mendé.
Con más de 70 mil alumnos en todo el país, Siglo 21 se enfrentó al desafío de generar un ecosistema de bienestar que tenga llegada a todos. Para abordar los obstáculos que los estudiantes tienen para aprender se creó un Gabinete de Bienestar que, apalancado en la tecnología, puede identificar las distintas problemáticas. “Lo primero que hacemos es potenciar la autoestima de los alumnos y la única forma de lograrlo es conociendo cuáles son sus propósitos personales”, detalla la rectora de la Universidad. Pero para ello también es necesario transformar al cuerpo de 1500 docentes e investigadores con los que cuenta Siglo 21 en un conjunto de profesores que sepan acompañar y sacar las mejores fortalezas de los alumnos.
Tests de autorregulación que les permiten a los estudiantes descubrir por ellos mismos dónde están parados, pausas activas en medio de la clase para distender y recuperar la concentración y la energía y foco en una buena alimentación y salud física son solo algunas de las iniciativas concretas de las que se vale Siglo 21 para generar ese ecosistema de bienestar.
“Entendimos que adherir a la visión de educación positiva va mucho más allá de cualquier actividad institucional que se concentra en las paredes de la universidad. Hoy el mundo requiere cambios rápidos, el sentido de urgencia nos está apurando, y quienes lideramos instituciones educativas tenemos la responsabilidad de tomar las banderas e ir hacia adelante en un camino creciente de mejora de las personas para impactar en los sistemas, y sobre todo impactar en la vida en comunidad y en la convivencia. Si somos más mirando hacia un mundo de oportunidades, de mejora y un mundo sano, vamos a llegar a tiempo”, se esperanza Mendé.
En la Universidad Siglo 21 aspiran a que otras instituciones educativas del país se sumen a la corriente de la Educación Positiva, incluso en los niveles primario y secundario. “No queremos sobresalir solos, nuestro espíritu es colaborativo. Tiene que ver con cómo ayudamos a que todo este tejido social se eleve y se empiecen a saldar tantas complejidades que tenemos”, concluye Mendé.
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