El director del área de Educación de la Escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) analizó, en conjunto con dos expertos, los desafíos que presenta el sector para mejorar la enseñanza y el aprendizaje de los estudiantes en una era marcada por fuertes cambios tecnológicos
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“Es un hecho que los celulares -tecnología que apareció hace 35 años- interrumpen la enseñanza, es un problema que aún no pudimos resolver. Entonces, ¿cómo vamos a hacer con algo tan complejo y disruptivo como la Inteligencia Artificial?”, sentenció el director del área de Educación de la Escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), Mariano Narodowski. Y añadió: “Hay una clara tensión entre tecnología digital y tecnología escolar”.
En el marco de un encuentro organizado por el Centro para la Evaluación de Políticas basadas en Evidencia (CEPE) de Di Tella, Narodowski planteó, junto a Mayra Botta, gerenta de Aprendizaje y Educación de Globant, y Santiago Bellomo, decano de la Escuela de Educación de la Universidad Austral, los desafíos del sistema educativo en una era marcada por intensos cambios tecnológicos.
Para Bellomo, la IA generativa tiene un poder y relevancia similares al que tuvo la imprenta a finales del siglo XV. “Hay un cambio cualitativo. Así como la imprenta, y más tarde Internet, permitieron a muchas personas acceder a la información, ahora la IA generativa está poniendo a disposición de la educación la capacidad ejecutiva de replicar un procedimiento”, precisó. Y ejemplificó: “Si uno no sabe hacer un ensayo, esta tecnología sabe hacerlo, de manera que pone a disposición un legado de la humanidad”.
Sin embargo, advirtió que el abuso de la IA puede derivar en un “efecto muleta”, es decir, que el humano la utilice para “reposar sobre ella” y no para potenciar sus habilidades. “Eso te limita y te hace dependiente de la máquina. Es necesario ejercitar la mente”, enfatizó.
Bajo esta línea, Botta subrayó la importancia de que los docentes conozcan en profundidad las nuevas tecnologías no solo para entender cuáles deben ser sus límites, sino también para mejorar el aprendizaje de los estudiantes, personalizar la enseñanza y fomentar espacios de creatividad.
Sobre la dificultad que esto significa, opinó que el sistema educativo no es lo “suficientemente permeable” para adaptarse verdaderamente a los cambios tecnológicos. “Las condiciones tecnológicas están dadas, pero quizás la sociedad y, particularmente, las personas que formamos parte del ámbito educativo, no estamos preparadas para el cambio o nos resistimos a ese cambio”, señaló.
A su vez, se refirió a las plataformas de aprendizaje y autoaprendizaje por fuera de las instituciones educativas y planteó: “Hay gente que aprende sobre distintas disciplinas a través de plataformas en Internet, pero en las aulas seguimos usando los mismos dispositivos educativos que hace 200 años. La escuela, en sí, no cambia”.
Narodowski coincidió con esta mirada y añadió: “La IA, en realidad, no tiene nada novedoso, al menos para el ámbito educativo. Es una herramienta que no alcanza para reemplazar lo que ya existe en las escuelas”.
Además, hizo mención sobre cómo los gobiernos en el mundo, tras la pandemia, decidieron “hacer marcha atrás” con sus planes de digitalización y modernización de las escuelas.
En lo que refiere al esfuerzo que llevaría adaptar el sistema tradicional educativo a uno más moderno, Bellomo señaló: “Habría que deconstruir toda una estructura que costó mucho tiempo crear y que, en el tiempo, demostró relativa eficacia. Hacer una nueva llevaría muchos años y ahí aparece la cuestión de cómo hacerlo”.
Sin embargo, se mostró optimista con respecto a las políticas públicas que podría implementar la Argentina para eficientizar la educación. “Para países como el nuestro, hay un potencial si uno sabe elegir algo sencillo en una política de Estado. Existen herramientas basadas en IA que ayudan a la alfabetización y permiten, por ejemplo, hacer tests de fluidez lectora automatizados. Eso podría hacer una diferencia en términos de nivelación”, explicó Bellomo.
Bajo esta línea, Botta sumó cómo la IA aceleraría las tareas administrativas en las escuelas a través del procesamiento de grandes volúmenes de datos. “Se ahorraría mucho tiempo”, aseguró. Y concluyó: “Es necesario un acuerdo político y que ese acuerdo esté también en todo el sistema”.
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