Eduardo Levy Yeyati: “La retribución de estabilizar es muy grande, pero hay mucha gente que prefiere esto”
Estudió Ingeniería Civil en la UBA y realizó el doctorado en Economía en la Universidad de Pennsylvania; fue economista jefe del BCRA, jefe de Estrategia de Barclays Capital y presidente del Cippec; es decano de la Escuela de Gobierno de la Universidad Di Tella, donde fundó el Centro para la Evaluación de Políticas basadas en la Evidencia
- 10 minutos de lectura'
Eduardo Levy Yeyati está trabajando dentro del espacio radical para pensar un programa económico para 2024.
–¿Qué tiene que ocurrir para que haya un plan de estabilización?
–Un plan de estabilización completo requiere cinco medidas más un set de reformas. Primero, hay que realinear los precios relativos. Hoy hay precios atrasados, como las tarifas, el dólar y los salarios, y precios adelantados de empresas que pueden vender por arriba de su precio normal con buena rentabilidad, simplemente porque hay mucha protección, no solo comercial, sino también de la brecha. Por lo pronto, hay que ajustar los precios relativos; en particular, tarifas y dólar. Después, efectivamente hay que reducir el déficit fiscal, idealmente a cero, porque no hay financiamiento. Si hay déficit, la única forma financiarlo es con emisión, que es inflacionario. Con este nivel de inflación, agregarle más leña a ese fuego es muy peligroso, porque se vuelve muy inestable. Después tiene que haber un programa monetario. Antes teníamos un programa monetario que se anunciaba en septiembre de cada año: cómo van a hacer los agregados, la tasa de interés, el tipo de cambio y la inflación indicativa. Hay que decirle al mercado cuál es la visión del Banco Central sobre los valores que alcanzarán las variables nominales. Todos los países lo tienen. La Argentina ni siquiera lo intenta. Ese programa tiene que ser ortodoxo en el sentido de apuntar a controlar la inflación y a tener tasas reales positivas.
–¿Qué más?
–A todo eso hay que agregarle un acuerdo de precios y salarios, básicamente por dos razones. Primero, porque la inflación es inercial. Si hacemos todo lo que dije antes, igual la inflación seguirá alta en el corto plazo, por las expectativas adaptativas que tienen los formadores de precios, que todavía seguirán ajustando, independientemente de que haya déficit cero o un programa monetario. Por eso hay que juntar a gran parte de los formadores de precios y salarios para que se ajusten a una meta indicativa y no a la inflación pasada. Además, hay que pensar la manera de reacomodar los salarios, que van a llegar atrasados a lo largo del tiempo. El quinto elemento es un programa financiero. Hoy no tenemos financiamiento, ni siquiera en pesos. El Banco Central se está peleando con el mercado, porque el Tesoro ya no puede refinanciar toda su deuda. El Banco Central le hace de colchón. Hay que recuperar el financiamiento, hacer un manejo de pasivos en pesos para evitar la bomba, que es un riesgo de liquidez muy importante, extender ese financiamiento y hacer un nuevo programa con el FMI. Y en 2024 hay que ocuparse de la deuda externa con compra y venta de activos, extensión de plazos, generación de bonos que tengan cupón, de modo de poder tener acceso a la emisión en los mercados internacionales en 2025, porque de lo contrario, no hay ratio de deuda que sea sustentable. Y si hay temor a un default a los 12 meses, no hay plan de estabilización que se sostenga.
–¿Estas cinco condiciones en cuánto tiempo se tienen que dar?
–En 2024. Asume el próximo gobierno y en el día uno tiene que facilitar el realineamiento de precios relativos. La comunicación al público es el día uno, después, durante el año, hay que demostrar. Todo tiene que estar preparado antes.
–Realinear precios significa anunciar aumento de tarifas el día uno...
–El día uno se dice “éste es el cronograma de aumentos”. Cuánto y qué tan rápido se aplique es una decisión política. El punto fundamental es que hay que decirle a la gente lo que va a pasar durante el año el día uno. Si se piensa que hacerlo más rápido es mejor porque alargarlo genera una fatiga de ajuste, es una decisión política. Ese cronograma todavía no está establecido, pero hay que comunicarle al mercado y a los ahorristas que no vas a emitir para financiar el déficit. Y hay que demostrarlo en números y eso incluye un programa de ajuste de tarifas, que no es un salto solamente, sino decir qué se hará a posteriori de esa corrección para que la inflación no la siga licuando a futuro, que es lo que está pasando ahora
–¿Qué quiere decir?
–Ahora hay un ajuste que dura pocos meses, porque la inflación está al 100%. A los 12 meses, se cayó de nuevo a la mitad de cobertura del costo energético con las tarifas.
–Un plan de estabilización implica que en el corto plazo algunos sectores van a sufrir el ajuste. El presidente del Banco Central de Perú, Julio Velarde, dice que los gobiernos se enfrentan a grupos de poder que presionan para llevarse recursos a su favor.
–Va a haber perdedores concentrados y ganadores difusos. Entre los que ganan está el trabajador informal, que hoy está muy castigado con la inflación, pero habrá un montón de sectores puntuales que van a ver sus privilegios recortados. Tu pregunta es: ¿el próximo gobierno va a tener la intención y la convicción de recortar privilegios de algunos grupos de interés a beneficio de la generalidad de la ciudadanía? Esa es una pregunta que hay que hacerles a los políticos.
–Pero usted trabaja con los políticos...
–Yo estoy a favor de recortar privilegios y, de hecho, con Alejandro Katz escribimos hace poco que en la Argentina se han naturalizado muchos beneficios que son privilegios y no derechos. No por culpa de nadie, sino por culpa de que están ahí y la gente los toma si se los das. Los regímenes especiales, por ejemplo, que hay alrededor de 200.
–¿Ve a los políticos dispuestos a enfrentarse con estos grupos de poder?
–Eso dicen los políticos, que hay que hacer un cambio de régimen, que no hay que ceder a presiones, que hay que ir a fondo. Son expresiones por ahora un tanto impresionistas, pero que van en esa dirección. Si tu consulta es si llegado el momento, cuando las reformas y los ajustes tengan el detalle que tienen que tener para ser implementados como políticas públicas y surjan las presiones, ¿efectivamente van a ir hacia adelante? No sé. Es una pregunta política. Yo sí sé que la suerte del programa de estabilización depende de que demos ese paso. El economista puede hacer el diseño y pelotearlo con el político, pero el dueño del voto en una democracia es del político. Es para preguntarles: ¿realmente están los líderes políticos argentinos de la oposición decididos a avanzar sobre ciertos intereses que hoy son obstáculos para un programa fiscal? Yo espero que sí, porque si no lo hacés, no hay ningún otro atajo. En alguna medida tenés que afectar alguno de esos intereses, no necesariamente de manera conflictiva o antagonista, pero ciertamente algunas de esas reformas van a tocar intereses y el político debería tener esa convicción.
–¿Cómo se imagina la economía llegando a diciembre 2023?
–El escenario más probable no es muy distinto al actual. Sin corregir esencialmente nada, pero con un nivel de contención del gasto del que esperábamos hace unos meses. Hay algunos avances marginales, hay más anuncios que medidas, pero hay algunos avances en la contención del déficit, básicamente porque no tienen cómo financiarlo y hay una seria preocupación por la inflación. Aparte, hay un compromiso con el Fondo, que, aunque sea de manera aproximada, quieren cumplir. Esperaría que por lo menos el déficit no fuera 5%, pero hay riesgos. El principal riesgo es cómo financiar la deuda en pesos. El resto de las variables creo que van a estar más o menos como ahora, posiblemente con un atraso tarifario, cambiario y salarial, que el próximo gobierno va a tener que atender, pero no veo una corrida bancaria y no veo una inflación en 300% como el escenario base, aunque no tiene probabilidad cero.
–¿La inflación puede bajar a 60%?
–Lo veo muy difícil, no sé cómo se lograría, salvo que se atrasaran enormemente algunos precios, que, por otro lado, es muy peligroso. Hoy no estamos en condiciones de atrasar el dólar, porque hay pocas reservas, y si se atrasa mediante el racionamiento de importaciones, se genera una recesión. Las tarifas ya están atrasadas, no hay mucho más que hacer ahí. Y los arreglos de precios son bastante marginales, contienen el aumento, pero no son suficientes para bajar la inflación. Veo a la inflación alrededor de estos niveles.
–¿Qué balance hace de estos casi cinco meses de gestión de Sergio Massa en Economía?
–Hubo más anuncios que realizaciones, pero uno tiene que comparar con el contrafáctico. Hay que ser justos con el Gobierno, de la misma forma que yo pido que sean justos cuando uno analiza un plan de estabilización. Si se hubiera dejado la situación como estaba hace cuatro meses, la evolución que se percibía era peor que la que tenemos ahora. De alguna forma, un avión que se estaba cayendo, ahora no es que está subiendo, pero está flotando cerca de las aguas. También creo que, como siempre, es una cuestión política, porque algunas de las cosas que implementó el equipo de Massa son las mismas que venía empujando Guzmán y luego Batakis, como el ajuste de tarifas y algún mínimo de comprensión fiscal.
–Desde lo comunicacional, ¿cómo se hace para explicar que el mayor logro económico es evitar una catástrofe peor, algo que la gente no ve, cuando la situación actual sigue siendo mala, con una inflación de casi tres dígitos?
–Los técnicos, los profesionales y en particular los economistas tenemos que tener un grado de humildad, no podemos dar respuesta a todas las preguntas. Nosotros tenemos que pensar soluciones a los problemas económicos, tomando en cuenta el contexto social y político. Pero cómo comunicarla tal vez no es nuestra especialidad. Es una pregunta para hacerle a un político. Tenemos un país que hace 10 años no crece, que se está precarizando, que tiene un nivel de desaliento importante y hay que inspirar en un contexto en donde algunos arreglos que hay que hacer son al principio costosos. ¿Cómo se explica? Debe haber expertos que hacen eso mucho mejor que nosotros. Lo que puedo decir es que la Argentina tiene un recorrido ascendente, una posibilidad no ejecutada de crecimiento y de formalización enorme. Hoy estamos en un mal equilibrio, de bajas expectativas, baja inversión, de migración de jóvenes calificados. Estamos en una situación en la que la gente piensa que esto no va a cambiar nunca para bien. Es un mal equilibrio, porque eso retroalimenta la economía para mal: menos inversión, menos crecimiento, menos trabajo. Tenemos que cambiar el equilibrio a uno bueno, para explotar nuestros recursos naturales y humanos, y todo ese crecimiento que no tuvimos y que podemos tener, aunque más no sea por el rebote. La retribución de estabilizar en la Argentina es muy grande. Pero hay mucha gente que prefiere esto, que asume una actitud defensiva, que prefiere esto a una aventura que no sabe a dónde la va a llevar. Algunos políticos y economistas que estamos trabajando en esta dirección tenemos que convencer a esa gente de que hay que salir a ganar el partido, no salir a defender el 0-2.
Otras noticias de Comunidad de Negocios
Más leídas de Economía
Últimos registros. ¿A cuánto cotizan el euro oficial y el blue este sábado 23 de noviembre?
Últimos registros. ¿A cuánto cotizan el dólar oficial y el blue este sábado 23 de noviembre?
Dictamen. El procurador de la Corte de Santa Fe emitió una opinión clave para el caso del millonario concurso de Vicentin
Cronograma. Quiénes cobran prestaciones de la Anses esta semana