Fondos comunes de inversión: qué son y cómo elegir el más adecuado
1- Diversidad. A la hora de adentrarnos como ahorristas en el mercado de capitales nos encontramos frente a un gran abanico de posibilidades. Instrumentos en pesos, en dólares, con distintas legislaciones, diferentes plazos y rendimientos. Algunos tendrán mayor liquidez y otros menos, y algunos nos pagarán intereses y otras serán a descuento. Si recién empezamos a invertir, improbablemente sepamos qué hacer frente a esta variedad. Es por ello que los fondos comunes de inversión se presentan como una herramienta válida para empezar a invertir en diferentes instrumentos, eligiendo ciertas características sin demasiado riesgo.
2- Definición. Es un fondo de dinero, al cual muchas personas aportan parte de su capital ahorrado. Ese dinero se deposita en una cuenta comitente, es decir, en esa "subcuenta" que podemos anexar a nuestras cuentas bancarias y que nos permite realizar inversiones en el mercado de capitales, aparte de tomar las opciones que nos ofrece el banco. La primera pregunta que podríamos plantearnos aquí es por qué alguien decidiría invertir a través de un fondo de inversión y no de manera individual en algunos instrumentos. Y la respuesta se divide en dos: en primer lugar, si contamos con poco capital, invertir en varios activos será muy difícil, porque las comisiones serán elevadas y podría comprar muy poco de cada activo, lo cual generará un desafío para dividirlo. Por otro lado, los mayores volúmenes de capitales lograrán mejores tasas y rendimientos en el mercado que si lo hiciera con poco ahorro. Cuando uno suscribe a un fondo, se convierte en un cuotapartista del mismo.
3- Tipos. Pueden ser abiertos o cerrados. Los abiertos son aquellos en los que el cliente puede comprar (o suscribir) y vender (o rescatar) las cuotapartes (porción del fondo) a su voluntad, a través de la sociedad gerente; la cantidad de cuotapartes que en circulación, en este caso, puede aumentar o disminuir a lo largo de la vida del FCI. Los cerrados tienen una cantidad fija de cuotapartes que no se modifica durante la vigencia del fondo. El inversor que desee desprenderse de esta inversión debe vender su cuotaparte en el mercado.
4- Preguntas. Esta herramienta nos hace no tener que pensar en un activo específico, sino que debemos elegir ciertas características que queremos para nuestra inversión y optar por un fondo que se ajuste a eso. Por ejemplo, si confío en que la economía local tendrá un gran repunte en su actividad económica, pero no sé específicamente qué sector lo hará en mayor magnitud, es posible que un fondo común de acciones sea ideal, dado que mezcla diversos sectores. Una ventaja que existe en la Argentina es que invertir en fondos comunes de inversión no tiene gastos ni comisiones para comprar o vender. Los únicos dos honorarios vinculados a los FCI son los que se pagan a la sociedad gerente y a la sociedad depositaria y, por lo general, ya están descontados del precio neto que se le informa al inversor como ganancia. Preguntas que debo hacerme para encontrar un FCI que se ajuste a mis preferencias y necesidades: ¿cuánto tiempo estoy dispuesto a no disponer de mi dinero? ¿Cuán necesario es ese dinero para mí? ¿Cuánto quiero ganar? (estrechamente ligado a cuánto estoy dispuesto a perder).
5- Sociedades avaladas. Es importante involucrarse solamente con las sociedades que se encuentran avaladas para estas operaciones, dado que esto asegurará que los fondos estén administrados por profesionales idóneos en la materia. Además, por regulación de la CNV (Comisión Nacional de Valores) la cotización de sus cuotapartes se publica periódicamente, así como también la composición del fondo, de manera que puede tenerse un seguimiento.
Otras noticias de Finanzas personales
Más leídas de Economía
Minuto a minuto. A cuánto cotizó el dólar este lunes 4 de noviembre
Cifra del mes. Cuál es el monto del Programa de Acompañamiento Social para noviembre de 2024
Según DNI. Cuándo se cobran las Becas Progresar de noviembre de 2024
El plan oficial. Por qué el Gobierno generará “amor y odio”, según el economista Esteban Domecq