Demanda de dólares: por qué una economía necesita divisas y qué pasa con las trabas
1- Fuga o formación de activos externos. Nuestro país se encuentra desde hace años en un loop constante de debate asociado a cuestiones que podríamos simplificar en la "insuficiencia de oferta de dólares", o en el "exceso de demanda de dólares". De manera causal nos preguntamos por qué sucede, dónde están esos dólares, de quiénes son y para qué se han utilizado. Ante la confusión, se utiliza erróneamente como sinónimos dos conceptos: "fuga de capitales" y "formación de activos externos" (FAE).
2- Fuera del sistema. La expresión "formación de activos externos" se refiere a los activos que están fuera del sistema financiero local en forma de depósitos, inversiones o préstamos; por supuesto, de forma estrictamente legal. La información del Banco Central nos permite ordenar las cuentas de la FAE en cuatro conceptos: 1) Compra de dólares: cualquier persona o empresa que compre dólares y los deje en su cuenta bancaria o los retire, contribuirá al aumento de la FAE. 2) Inversiones directas de argentinos en el exterior: se computan las inversiones fuera del país de todas las personas físicas y jurídicas que registren participaciones directas en empresas y en bienes inmuebles. 3) Inversiones de argentinos en el exterior: son las salidas de dólares originadas cuando un residente invierte en activos del exterior. 4) Compras netas de activos externos: aquí se cuentan las compras, con autorización del Banco Central, para cancelar deudas y pagar utilidades o dividendos.
3- Divisas para crecer. Cualquier economía del mundo necesita divisas para poder funcionar de manera constante y para crecer. Se demandan divisas extranjeras si se quiere importar algo del exterior (insumos para producir, bienes intermedios o bienes finales), lo mismo si se quiere contratar un servicio del exterior que no exista localmente, como alguna consultoría o alguna plataforma. También demanda divisas una empresa extranjera con operación local, que necesite girar utilidades a su casa matriz o usarlas para realizar viajes internacionales. Por otra parte, entidades públicas o privadas que hayan contraído algún compromiso en el exterior, demandarán divisas en el mercado local para poder realizar los pagos para poder seguir refinanciándose . También existe una demanda constante de divisas por parte de individuos de carácter no productivo (al menos, en el corto plazo), como la compra de dólares para atesoramiento (ahorro) y la compra de divisas para el turismo.
4- Paciente crónico. Por lo anterior, podemos concluir que la demanda de dólares no debería tener una connotación negativa. Pero sí está claro que, desde hace muchos años, nuestro país se encuentra ante la imposibilidad de generar la cantidad de dólares que la economía demanda en su conjunto, y son pocos los sectores que traccionan un nivel de exportaciones elevado para generar ingresos constantes de divisas. Algunos factores de larga data que hay que tener en cuenta para entender esta demanda crónica son: la intervención en organismos de estadísticas oficiales, la inflación permanente que destruye el poder adquisitivo y la capacidad ahorro, y el alto riesgo de la deuda soberana, sujeta a un mal historial crediticio.
5- Cepo. La restricción a la compra de divisas es una medida no deseable en el largo plazo. Si un día vas a la casa de un amigo y le dejas 100 dólares para que te los cuide por un tiempo, y cuando volvés a retirarlos él te dice que siguen siendo tuyos pero que deben permanecer en su casa, pasarán dos cosas: improbablemente vuelvas a dejarle alguna vez un dólar más, y buscarás nuevos amigos. Una economía más cerrada evitará que los dólares se vayan del sistema financiero local, pero también hará que nunca más ingresen, afectando el potencial de crecimiento local.