De qué se trata realmente un ingreso básico universal
1IBU. El ingreso básico universal es definido como una transferencia que se otorga universalmente, de manera incondicional y en efectivo a todas las personas de un país, sin necesidad de cumplir ningún requisito. La propuesta tiene un atractivo desde lo discursivo por muchas razones, que van desde la equidad en contratos sociales, una mayor potencialidad en la cobertura social e incluso una mejora sustancial en las brechas de género. El debate que genera no es nuevo, y surge en dos circunstancias: en países desarrollados, ante la automatización de procesos, y en los países en desarrollo, ante la falta de alcance de ciertos programas sociales.
2 Casos. Hoy ningún país tiene un IBU consolidado como tal, aunque ha habido (y todavía hay) varias pruebas piloto a pequeña escala y algunas experiencias a mayor escala. Solo dos países, Mongolia y la República Islámica de Irán, tuvieron un IBU nacional en funcionamiento durante un período muy corto, sobre todo por sus complicaciones de aplicación y sus costos, mientras que la gran mayoría de los pilotos de IBU que se conocen hoy son variantes de esquemas específicos.
3 Pros. Los argumentos que se han extendido en diversos estudios en favor de este ingreso están sujetos a cuatro premisas. Primero, al no establecerse criterios de elegibilidad, se evitan los polémicos errores de exclusión e inclusión que son inherentes a la asistencia focalizada en las necesidades. Segundo, la universalidad puede eliminar cualquier estigma que afecte a los beneficiarios. Tercero, cuando las personas dejan de estar sujetas a la elegibilidad, se reducen los costos de transacción involucrados en el acceso a los beneficios y se suman los beneficios psicológicos derivados de una fuente estable de ingresos a lo largo del tiempo. Y, por último, la universalidad puede fortalecer la sostenibilidad política de los programas, ya que los beneficiarios (y los votantes) se beneficiarían de la distribución del ingreso. Por el lado contrario, las desventajas están en que un ingreso universal es demasiado costoso para los países, y en que puede generar muchas distorsiones en la población a la que se quiere alcanzar, provocando efectos no deseables en la distribución de ingresos y por grupos de edad. Además, una estructura de carácter "plano" no responde a conflictos que puedan ocurrirle a la sociedad en el corto plazo (desastres naturales, despidos, enfermedades) y serían ingresos monetariamente insuficiente ante estos casos.
4 En la Argentina. Una de las políticas sociales más relevantes que se han realizado en nuestro país ha sido la AUH (Asignación Universal por Hijo), que está orientada a la población vulnerable (tiene unos 4,3 millones de beneficiarios) y sujeta a diversas condiciones que se deben cumplir y probar mediante la presentación de la libreta de asignación universal, que acredita la asistencia escolar y los controles de salud. Así, no hay solo una asistencia estrictamente financiera para los beneficiarios, sino también un incentivo a la inserción social, muy por encima de la lógica de otorgamiento "plano" para la sociedad. A su vez, diversos estudios han mostrado que esa asignación no desalienta la búsqueda del trabajo de forma significativa, atribuyéndole un factor positivo.
5 Hacia adelante. Como se dijo previamente, las políticas de ingresos que mejores implicancias tienen en la sociedad son las que logran llegar efectivamente a la porción de la población que necesita de ese dinero y que, a la vez, otorgan incentivos para que las personas se incorporen o vuelvan a incorporarse al mundo laboral. Amén de esto, la Argentina tiene cuentas públicas muy deficitarias, que necesitará recomponer en el corto plazo para que el remedio no sea peor que la enfermedad. Tratemos entonces de traer discusiones que valgan la pena.