Dudas entre tributaristas por el impulso oficial a un nuevo blanqueo de capitales
La posibilidad de que el Gobierno impulse el blanqueo de capitales tendría, según tributaristas y abogados especializados, poco éxito en el actual marco de falta de acuerdo por la deuda pública, estricto cepo y amplia brecha cambiaria, elevada presión fiscal y falta de reglas de juego claras y un ambiente de negocios que genere confianza en el país.
La Casa Rosada deslizó el viernes pasado que empresarios habían recomendado a Alberto Fernández la idea de lanzar un blanqueo de capitales con los objetivos de atemperar la caía de la recaudación, atesorar más dólares ante la caída de reservas en el Banco Central (BCRA) y dinamizar la economía hundida en una profunda recesión en medio de la pandemia.
Tal decisión, que tomó por sorpresa al Ministerio de Economía y a la AFIP (actores clave en el diseño de cualquier política tributaria y fiscal que afecten las cuentas públicas), tendría la finalidad de destinar parte de lo recaudado a sectores como la construcción, que tienen un alto impacto en la creación de empleo, otro mercado que sufrirá por los efectos de la cuarentena.
"La idea del Gobierno es permitir el blanqueo del dinero que está en cajas de seguridad o el colchón, con el objetivo de dinamizar la actividad económica, en parte, con ese capital oculto, generado a posteriori del sinceramiento fiscal", afirmó el tributarista César Litvin a LA NACION.
"¿Por qué sigue existiendo evasión? Porque la presión fiscal es altísima y el que está en la informalidad tiene mayor premio a medida que aumenta la carga para los que cumplen. Un blanqueo resulta contradictorio con cepo, brecha cambiaria y proyecto de impuesto a las grandes fortunas y el exorbitante impuesto sobre bienes personales vigente", agregó.
Esas condiciones mínimas necesarias se extienden entre los expertos. "Para que prospere un nuevo blanqueo impositivo debería existir un horizonte claro respecto de la deuda pública argentina y también sincerarse la cuestión cambiaria", dijo a este medio el abogado Diego Fraga, socio de RCTZZ Abogados.
"Pero lo más importante es si el Gobierno está generando las condiciones jurídicas y económicas como para atraer a quien se encuentre en la informalidad", completó el profesor de la Maestría en Derecho Tributario de la Universidad Austral.
"Urge una completa reformulación de muchos aspectos del sistema impositivo y un compromiso entre todos los sectores políticos de que no se van a modificar drásticamente como se viene haciendo desde hace algunos años", dijo el abogado sobre la estabilidad jurídica necesaria.
"El actual nivel de presión impositiva en los tres niveles de gobierno, con su correlato en un gasto inviable, atenta seriamente contra el éxito de un nuevo sinceramiento fiscal. Las medidas que se adoptaron hasta ahora, como nuevos impuestos, aumento de los existentes y proyectos de nuevos impuestos, no resultan muy alentadoras", agregó el académico.
"La viabilidad de tener un blanqueo con cepo ya había sido puesta a prueba por el Gobierno de Cristina Kirchner en 2013, marcando un profundo fracaso", rememoró ante la consulta de este medio el tributarista Iván Sasovsky fundador de Sasovsky & Asociados.
"Pero hoy creo que deba darse una lectura mucho más contextualizada sobre el tema y preguntarnos si puede llegar a tener nombre y apellido una ley de estas características que ponga otra vez sobre la mesa la posibilidad de acceder a otro blanqueo", cuestionó el especialista y agregó: "No podemos ser ingenuos al respecto, y el éxito dependerá del uso que se pueda dar y el valor al que se tomen los dólares y la cantidad de impuestos que libera".
"La necesidad de un blanqueo viene de la mano de una economía argentina con una proporción similar formal como informal. Ante esa situación, público no va a faltar. El tema es que no hay un ambiente de negocios propicio en este momento para que esto sea exitoso", dijo.
Para el tributarista chaqueño, una posibilidad es que desde lo práctico, el blanqueo oficial sea similar a lo que fue el llamado Cedin, es decir, un depósito de dólares en efectivo que liberen impuestos, es decir, sobre los dólares del colchón. "Sobre los depósitos que se encuentren en el exterior hoy parecería más complicado, dado que Estados Unidos no está compartiendo datos de depósitos bancarios de forma automática, y no parecería hacerlo en el corto plazo", cerró.
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