Dudas en las empresas sobre cómo se hará la baja del impuesto
Estiman que podría llevar unos días la implementación de los sistemas
Al mejor estilo kirchnerista, el Gobierno buscó dar un golpe de efecto con el anuncio de la baja transitoria del IVA para una canasta de alimentos básicos. La medida les fue comunicada a los fabricantes y los supermercados en las últimas horas, aunque en las empresas admiten que todavía persisten varias dudas sobre cómo se implementará y cuáles serán los pasos que tomarán las autoridades para evitar que todo no termine en solo un anuncio.
La baja de la alícuota del IVA del 21% al 0% regirá para el pan, la leche (tanto en sachet como la larga vida), aceites (girasol, maíz y mezcla), azúcar, pastas secas, arroz, harina de trigo, rebozador, polenta, pan rallado, mate cocido, té, yerba mate, conservas (frutas y hortalizas), yogur y huevos, y estará vigente desde hoy y hasta el 31 de diciembre de este año.
En conferencia de prensa, el ministro Dante Sica adelantó que la intención oficial es que la medida ya se sienta en las góndolas desde la jornada de mañana, con el objetivo de anular los aumentos que produjo la devaluación en las últimas horas y remitir los precios a los del último viernes (es decir, previos a la megadevaluación poseleccionaria). "No estamos diciendo que los precios van a bajar. Los precios estaban atados a un dólar de 48 pesos el viernes y ahora estamos esperando en qué precio se ancla el dólar", dijo Sica.
En las empresas, sin embargo, no se mostraron tan confiados en que la reducción del IVA tenga un efecto tan inmediato. "Tenemos que adecuar los sistemas y no es algo que se puede hacer tan rápido porque estamos hablando de cerca de 6000 referencias, así que lo más posible es que tengamos todo listo recién para el lunes", explicó una fuente del sector supermercadista.
Otro punto que despierta algunas dudas es cómo se llevará a cabo la rebaja. La intención oficial es que los supermercados -en su función de agentes de retención del IVA- no apliquen el impuesto del 21% a estos productos, lo que serviría para anular los aumentos que se conocieron en las últimas horas. "Aún no sabemos muy bien cómo se va a hacer porque no todos los aumentos fueron parejos. Las listas de precios que nos estuvieron mandando los proveedores incluyen subas que van del 10 al 25%", explicaron en otra cadena.
Tampoco está claro cómo hará el Gobierno para garantizar que la rebaja del IVA llegue a los clientes de los comercios más chicos (almacenes y autoservicios), que en gran parte continúan trabajando con pagos en efectivo. "En muchos casos son locales que trabajan en negro, así que ya les estaba rigiendo el 0 en el IVA", señaló en forma irónica un supermercadista.
Impacto en las góndolas
La rebaja del IVA busca contrarrestar el impacto que tuvo la escalada del dólar en los alimentos. Según un informe del Centro de Almaceneros de Córdoba -una entidad que releva los precios de 50.000 artículos en almacenes y autoservicios de toda la provincia-, en la última semana los precios de la canasta básica acumularon una suba del 8,3%.
Los aumentos fueron liderados por el aceite de girasol (25,4%), arroz (15,1%) y harina de trigo (16%). Con estas subas, la canasta que releva la cámara cordobesa acumuló en lo que va del año un incremento del 37%.
Tras conocerse la medida, los especialistas pusieron en duda su efectividad. "El impacto de una rebaja de la alícuota depende del mercado. La historia ha demostrado que cuando hay una rebaja de un impuesto de esta categoría, no se verifica una rebaja real del precio, al menos en la misma proporción, porque algunos miembros de la cadena aprovechan para recomponer márgenes y rentabilidad", señaló César Litvin, CEO de Lisicki, Litvin & Asociados. "La mejor solución es un sistema de devolución de parte o todo del IVA a quien lo necesita. El sistema de reintegro es el que hoy se aplica en todo el mundo desarrollado y la tecnología disponible con los sistemas de pago electrónicos hoy permite esa segmentación", sostuvo el tributarista.
En la misma línea se pronunció Iván Sasovsky. "El fisco tiene toda la información de los consumidores disponible para segmentar a los beneficiarios por ingresos, cantidad de hijos o asignación de planes sociales. Es la forma de minimizar las distorsiones que genera el impuesto", señaló Sasovsky.
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