Sin dólares: la economía de parches que tapa las filtraciones de las reservas del Banco Central
El domingo 1º de septiembre de 2019 se suponía que la noticia del día iba a ser el resultado del clásico River - Boca en el Monumental, pero una comunicación del Banco Central al mediodía cambió las prioridades: después de casi cuatro años, volvía a establecerse el cepo cambiario en la Argentina.
Se trataba de un cepo light, que limitaba la compra de dólares a US$10.000 al mes. Pero la normativa, sorpresiva por haberse publicado en pleno fin de semana, fue la confirmación de que algo andaba mal: la demanda de dólares comenzaba a generar ruido en las reservas del Banco Central.
Pasaron 13 meses de esa medida y en el medio hubo cambio de mandatario, de ministro de Economía, de presidente del Banco Central y una reestructuración de la deuda soberana en moneda extranjera. Sin embargo, la preocupación sigue siendo la misma: el país no genera los dólares suficientes para todos los ahorristas, inversores y empresas que quieren adquirir la divisa.
Ante esta situación, las medidas que tomaron tanto el gobierno anterior como el actual tendieron a restringir la demanda, en vez de generar un clima de confianza para ampliar la oferta de dólares. La primera de ellas fue el famoso reperfilamiento de la deuda de corto plazo en pesos y en dólares, que implementó el exministro de Hacienda Hernán Lacunza luego de que cayera la tasa de renovación de esas tenencias. "No había reservas para todos los demandantes posibles, para los depositantes y los tenedores de esos bonos", dijo Lacunza tiempo después en una entrevista con LANACION.
El Banco Central también limitó el acceso al crédito en pesos de las grandes empresas exportadoras, en un intento por forzarlas a que vendan los dólares que obtuvieron por sus ventas al exterior, y las obligó a que liquiden las divisas dentro de un máximo de cinco días hábiles. Además, se redujeron los dólares disponibles para pagar deuda financiera y se limitó el giro de dividendos.
Las medidas más restrictivas para los ahorristas, sin embargo, llegaron el mismo día que se confirmó la victoria electoral del presidente Alberto Fernández: el domingo 28 de octubre a la noche, el Banco Central endureció el cepo cambiario de los US$10.000 a solo US$200 habilitados para comprar por mes. "Esta medida tiene como fin proteger las reservas internacionales y permitir al nuevo gobierno contar con más grados de libertad para la implementación de sus políticas económicas", dijo en ese momento el expresidente del Banco Central Guido Sandleris.
De esta forma, para diciembre, cuando se realizó el cambio de mandato, la entidad monetaria contaba con US$44.781 millones de reservas brutas, US$12.053 millones de netas y US$6764 millones de líquidas (descontando oro y derechos especiales de giro), según datos de la consultora MacroView.
Al día de hoy, el Banco Central tiene US$41.370 millones de reservas brutas, US$5400 millones de reservas netas y se quedó sin reservas líquidas, según la consultora 1816. Esto explica por qué en los últimos días se incrementó la tensión financiera, a pesar de que el Gobierno haya despejado el cronograma de vencimientos de deuda en moneda extranjera.
Medidas de contención
Durante este año, la conducción actual del Banco Central, presidido por Miguel Pesce, continuó con la política de encorsetar aun más el comercio exterior para desalentar la salida de dólares. Entre las medidas que se tomaron, se destaca la de obligar a las empresas a usar primero los dólares que ya tengan para pagar al exterior y a pedir autorización a la entidad para acceder al mercado de cambios.
El 15 de septiembre, sin embargo, llegaron las medidas más dañinas para la economía, según coincidieron los economistas, al obligar a las empresas que tienen vencimientos de deudas mayores al millón de dólares mensual a reestructurar esas obligaciones, lo que sienta un precedente para el resto de las compañías que busquen inversiones.
Para los ahorristas, el Gobierno limitó la cantidad de individuos que puede acceder a la compra de divisas al prohibir a aquellos empleados que hayan cobrado su sueldo con ayuda estatal; beneficiarios de un plan o programa de Anses, como IFE y AUH; quienes compraron US$200 o más con la tarjeta en el exterior; quienes son cotitulares de cuentas bancarias; personas sin ingresos declarados; quienes hayan refinanciado algún saldo de la tarjeta de crédito a 12 meses; quienes tengan planes de financiación en cuotas de créditos personales, prendarios e hipotecarios; quienes hayan adquirido dólar "bolsa" en los 90 días anteriores; dueños de pymes que hayan recibido créditos al 24%, y monotributistas que hayan recibido créditos a tasa cero.
En total se calcula que, tres de cada cuatro ahorristas que compraban dólares antes ya no lo pueden hacer.
Recién a fines de la semana pasada el Gobierno decidió cambiar su estrategia de restringir la demanda para dar incentivos a la oferta, con anuncios de baja de retenciones a las exportaciones, aunque estas medidas sean solo de forma temporal hasta fin de año. Según advirtieron los analistas económicos, los anuncios fueron insuficientes para el contexto actual de crisis económica, por lo tanto, los próximos días serán clave para saber si el equipo económico logró tranquilizar la tensión cambiaria.
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