¿Segundo semestre? Crece la expectativa por la salida del cepo cambiario, pero el Gobierno pone condiciones
Para el ministro de Economía, Luis Caputo, primero deberá haber estabilidad fiscal, normalización de flujos y de stocks, y una relación adecuada entre reservas internacionales y pasivos del Banco Central
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La expectativa de una próxima salida del cepo cambiario se acrecienta, a poco de alcanzar el primer semestre del año, una fecha que Javier Milei había aventurado como plazo a comienzos de este año. “Nuestra esperanza es que podamos entrar al segundo semestre en esa condición”, dijo en una entrevista a CNN en abril. Sin embargo, hoy, desde el Gobierno prefieren mostrarse cautos. Aunque aseguran que es una de las medidas en agenda, insisten en que primero la macroeconomía tendrá que mostrar una serie de señales, para así evitar futuras crisis cambiarias.
“No podemos poner fecha, lo vamos a hacer en el momento en que estamos seguros de que no va a haber sobresaltos”, dijo ayer el ministro de Economía, Luis Caputo, al disertar en el 41° Congreso del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF). El evento reunió a los referentes de finanzas, políticos y economistas, donde en reiteradas ocasiones se conversó sobre el fin de las restricciones cambiarias.
El más crítico en este punto fue el exministro de Economía, Domingo Cavallo. Se mostró sorprendido de que el Ejecutivo todavía no haya liberado parte del mercado de cambios, y recordó que fue una de las principales promesas de campaña de Milei. “En materia monetaria y cambiaria también habría que avanzar lo más rápidamente posible en la dirección de la libertad”, resumió. Su propuesta para el Presidente: un mercado restringido temporalmente para las transacciones comerciales, y otro libre para el resto de las operaciones financieras.
No obstante, para eliminar el cepo cambiario, primero Caputo busca alcanzar cuatro objetivos. En primer lugar, lograr la estabilidad fiscal, una de las grandes ambiciones de este Gobierno. Segundo, tener una normalización de los flujos de capital, para evitar que haya una demanda sorpresa. Un tercer punto involucra la normalización del stock, es decir, estabilizar los activos y pasivos financieros del Banco Central. Y por último, una relación “razonable” entre las reservas internacionales y los pasivos remunerados. Para el ministro aún no se dan las cuatro condiciones y, de hecho, dijo que la cuarta es la que está “más alejada”.
“Este es un gobierno que no cree en el cepo. Simplemente, queremos salir de esta herramienta que heredamos de la forma más constructiva posible para no alterar las relaciones económicas de los argentinos de una forma que genere dificultades”, dijo a LA NACION Juan Curutchet, uno de los directores del Banco Central.
Parte del trabajo se viene haciendo. No solo se anunció superávit fiscal financiero en los primeros cuatro meses del año, sino que además la entidad monetaria logró sumar US$16.955 millones desde el cambio de gobierno en diciembre del año pasado.
Para la sociedad de bolsa Consultatio Plus, la semana pasada también hubo algunas señales en ese sentido. El Banco Central redujo la tasa de política monetaria de 50% a 40% nominal anual (TNA), anunció que el Tesoro comenzará a licitar Lecaps cortas con una tasa mínima superior a la de pases y estableció que las Lecaps emitidas de forma primaria no computen para la exposición del sector público
“Con esta jugada en conjunto, el Gobierno profundizó el saneamiento de la hoja de balance del BCRA con el objetivo de sentar las bases para una eventual unificación cambiaria. Más allá de los claros avances en materia fiscal y externa, aún queda camino por recorrer para que esto se cristalice en el levantamiento de las restricciones cambiarias vigentes”, analizaron.
También se mostró cauto Javier Casabal, estratega de renta fija de AdCap Grupo Financiero, quien señaló que el impuesto PAIS recaudó 0,4% del PBI en lo que va del año y explica la mitad del superávit primario. De no existir, el Ejecutivo hubiese tenido un déficit de 0,2% del PBI. A su vez, recordó que de levantarse todas las restricciones vigentes, la demanda por adquirir un dólar a $890 (cotización oficial) se dispararía.
“Por último, no sabemos cuál sería el precio del contado con liquidación (CCL) en un mercado completamente desregulado. Levantar las restricciones hoy sería correr riesgos innecesarios que atentarían contra las dos principales señales de normalización de la economía: inflación y acumulación de reservas”, cerró.
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