Se encarece la cobertura de dólares
Para inversionistas alrededor del mundo se vuelve más costoso protegerse contra la volatilidad de la divisa estadounidense
La lucha por obtener dólares está teniendo repercusiones en los mercados globales, al elevar los costos que las empresas y las entidades financieras no estadounidenses tienen que pagar para protegerse de las oscilaciones de la divisa.
Las compañías japonesas que se endeudan en dólares a cinco años han tenido que pagar una prima de hasta 1,05 puntos porcentuales anuales sobre las tasas de interés, la más alta desde 2008, cuando estalló la crisis financiera, según los datos de Thomson Reuters elaborados a partir de swaps de divisas de base, un derivado que se utiliza a menudo para cubrir los riesgos cambiarios. Las empresas europeas están pagando este mes hasta 0,58 puntos porcentuales, un nivel que no se veía desde 2012.
El alza del precio de los dólares prestados fuera de Estados Unidos subraya las corrientes que están agitando los mercados en un momento caracterizado por el derrumbe de los precios de las materias primas y la divergencia de las políticas de los bancos centrales de las economías desarrolladas. Mientras que el Banco Central Europeo y el Banco de Japón siguen adelante con sus medidas de estímulo, la Reserva Federal de EE.UU. subió su tasa de interés de referencia en diciembre.
El WSJ Dollar Index, que mide el desempeño del dólar frente a una canasta de las divisas de los principales socios comerciales de EE.UU., acumula un descenso de 3,6% este año, pero numerosos analistas e inversionistas prevén una apreciación de hasta 15% en medio de la campaña de la Fed para subir las tasas de corto plazo.
La fortaleza del dólar se ha convertido en el transcurso de los últimos 12 meses en uno de los principales factores de riesgo para la economía mundial. El alza de la moneda estadounidense ha intensificado la volatilidad de los mercados al debilitar a los países productores de materias primas y obstaculizar los esfuerzos de la Fed para elevar la inflación a cerca de la meta de 2% anual.
Es un factor "extremadamente importante para el mercado de renta variable y el mercado de bonos", dice David Donabe-dian, director de inversión de Atlantic Trust Private Wealth Management, que gestiona unos US$27.000 millones en activos. "Creo que en el transcurso del año probablemente veremos un fortalecimiento del dólar", vaticina, pese al reciente declive de la moneda.
La ofensiva del Banco de Japón, el Banco Central Europeo y otros bancos centrales de las economías desarrolladas para debi-litar sus monedas frente al dólar no está surtiendo efecto, lo que plantea interrogantes acerca de la capacidad de las entidades para dominar los mercados.
Pese a los esfuerzos del Banco de Japón para devaluar la moneda y estimular la economía, el yen acumula un incremento de 7,5% este año. El BCE afronta desafíos similares para contener la fortaleza del euro. Estas dificultades sirven como un recordatorio de que el prologando período de tasas de interés sumamente bajas tras la crisis de 2008 ha generado distorsiones en los mercados y contenerlas se ha vuelto una tarea más difícil para los bancos centrales.
La situación podría generar más volatilidad en los mercados. Aunque los inversionistas logren predecir acertadamente las me-didas de los bancos centrales, es más complejo prever la reacción de los mercados, lo que puede desatarun retiro de los activos de mayor riesgo, como los commodities y los mercados emergentes.
En los llamados swaps de divisas de base, los socios comerciales, a menudo instituciones financieras que actúan en nombre de clientes o por su cuenta, acuerdan intercambiar pagos periódicos ligados a ciertos instrumentos de tasas de interés en diferentes países. La diferencia entre las tasas que cada uno paga refleja el costo neto del swap para una de las partes. El objetivo es reducir la exposición a las grandes fluctuaciones cambiarias. Puesto que el swap involucra un intercambio de flujos de caja, la demanda de dólares habitualmente se refleja en el costo adicional de la cobertura, en lugar del tipo de cambio.
El alza de los costos de las coberturas empieza a afectar el corretaje de los bonos de los países desarrollados, considerado desde hace mucho tiempo el corazón de los mercados financieros, advierten analistas.
Los inversionistas japoneses en bonos como fondos de pensiones y aseguradoras han sido tradicionalmente grandes com-pradores de deuda ultrasegura emitida por gobiernos como el de EE.UU. A menudo lo hacen utilizando los swaps de base como cobertura, señala Dominic Konstam, director de investigación de tasas de Deutsche Bank AG.
No obstante, como el costo de las coberturas está subiendo, la cantidad de bonos del Tesoro estadounidense que los inversio-nistas japonesas vendieron superó sus compras por US$70.000 millones en el segundo semestre de 2015, una marca histórica, señaló Deutsche Bank.
Algo parecido podría ocurrir en Europa, advierten analistas, donde el BCE ha expandido el uso de tasas de interés negativas, lo que presiona a la baja los rendimientos de los bonos globales. "Estas tasas de interés negativas llevan a los inversionistas globales hacia regiones donde no invertirían", dice Jerome Schneider, director de la mesa de financiamiento y corto plazo de Pacific Investment Management Co.
J.P. Morgan Asset Management estima que más de US$8 billones en deuda global acarrea tasas de interés negativas.
La lucha por obtener dólares se produce en un momento crucial para los inversionistas. La demanda está creciendo entre quienes quieren aprovechar las tasas de largo plazo más altas en EE.UU., pero la oferta está disminuyendo puesto que el país norteamericano necesita menos dinero para financiar un déficit comercial que ha estado cayendo. En 2015, el déficit de cuenta corriente alcanzó 2,7% del Producto Interno Bruto, un alza frente al año previo, pero un nivel muy inferior al de la crisis financiera.
"El suministro de dólares en el mundo está bajando y probablemente seguirá siendo escaso hasta que el déficit de cuenta co-rriente (de EE.UU.) aumente en forma significativa", dice Krishna Memani, director de inversión de OppenheimerFunds Inc.
La semana pasada, la Fed mantuvo sin cambios las tasas de interés de corto plazo, pero indicó que podría subirlas más adelante si la inflación sigue aumentando y el empleo sigue mejorando. El Banco de Japón impuso tasas de interés negativas en enero, mientras que el BCE acaba de ampliar las tasas negativas.
A pesar del ligero descenso del dólar este año, los analistas de Goldman Sachs Group Inc. dicen que la moneda podría ascender entre 10% y 15%. Deutsche Bank prevé que la divisa seguirá fortaleciéndose mientras el desempleo en EE.UU. siga cayendo.
—Min Zeng e Ira Iosebashvili contribuyeron a este artículo.
La lucha por obtener dólares está teniendo repercusiones en los mercados globales, al elevar los costos que las empresas y las entidades financieras no estadounidenses tienen que pagar para protegerse de las oscilaciones de la divisa.
Las compañías japonesas que se endeudan en dólares a cinco años han tenido que pagar una prima de hasta 1,05 puntos porcentuales anuales sobre las tasas de interés, la más alta desde 2008, cuando estalló la crisis financiera, según los datos de Thomson Reuters elaborados a partir de swaps de divisas de base, un derivado que se utiliza a menudo para cubrir los riesgos cambiarios. Las empresas europeas están pagando este mes hasta 0,58 puntos porcentuales, un nivel que no se veía desde 2012.
El alza del precio de los dólares prestados fuera de Estados Unidos subraya las corrientes que están agitando los mercados en un momento caracterizado por el derrumbe de los precios de las materias primas y la divergencia de las políticas de los bancos centrales de las economías desarrolladas. Mientras que el Banco Central Europeo y el Banco de Japón siguen adelante con sus medidas de estímulo, la Reserva Federal de EE.UU. subió su tasa de interés de referencia en diciembre.
El WSJ Dollar Index, que mide el desempeño del dólar frente a una canasta de las divisas de los principales socios comerciales de EE.UU., acumula un descenso de 3,6% este año, pero numerosos analistas e inversionistas prevén una apreciación de hasta 15% en medio de la campaña de la Fed para subir las tasas de corto plazo.
La fortaleza del dólar se ha convertido en el transcurso de los últimos 12 meses en uno de los principales factores de riesgo para la economía mundial. El alza de la moneda estadounidense ha intensificado la volatilidad de los mercados al debilitar a los países productores de materias primas y obstaculizar los esfuerzos de la Fed para elevar la inflación a cerca de la meta de 2% anual.
Es un factor "extremadamente importante para el mercado de renta variable y el mercado de bonos", dice David Donabe-dian, director de inversión de Atlantic Trust Private Wealth Management, que gestiona unos US$27.000 millones en activos. "Creo que en el transcurso del año probablemente veremos un fortalecimiento del dólar", vaticina, pese al reciente declive de la moneda.
La ofensiva del Banco de Japón, el Banco Central Europeo y otros bancos centrales de las economías desarrolladas para debi-litar sus monedas frente al dólar no está surtiendo efecto, lo que plantea interrogantes acerca de la capacidad de las entidades para dominar los mercados.
Pese a los esfuerzos del Banco de Japón para devaluar la moneda y estimular la economía, el yen acumula un incremento de 7,5% este año. El BCE afronta desafíos similares para contener la fortaleza del euro. Estas dificultades sirven como un recordatorio de que el prologando período de tasas de interés sumamente bajas tras la crisis de 2008 ha generado distorsiones en los mercados y contenerlas se ha vuelto una tarea más difícil para los bancos centrales.
La situación podría generar más volatilidad en los mercados. Aunque los inversionistas logren predecir acertadamente las me-didas de los bancos centrales, es más complejo prever la reacción de los mercados, lo que puede desatarun retiro de los activos de mayor riesgo, como los commodities y los mercados emergentes.
En los llamados swaps de divisas de base, los socios comerciales, a menudo instituciones financieras que actúan en nombre de clientes o por su cuenta, acuerdan intercambiar pagos periódicos ligados a ciertos instrumentos de tasas de interés en diferentes países. La diferencia entre las tasas que cada uno paga refleja el costo neto del swap para una de las partes. El objetivo es reducir la exposición a las grandes fluctuaciones cambiarias. Puesto que el swap involucra un intercambio de flujos de caja, la demanda de dólares habitualmente se refleja en el costo adicional de la cobertura, en lugar del tipo de cambio.
El alza de los costos de las coberturas empieza a afectar el corretaje de los bonos de los países desarrollados, considerado desde hace mucho tiempo el corazón de los mercados financieros, advierten analistas.
Los inversionistas japoneses en bonos como fondos de pensiones y aseguradoras han sido tradicionalmente grandes com-pradores de deuda ultrasegura emitida por gobiernos como el de EE.UU. A menudo lo hacen utilizando los swaps de base como cobertura, señala Dominic Konstam, director de investigación de tasas de Deutsche Bank AG.
No obstante, como el costo de las coberturas está subiendo, la cantidad de bonos del Tesoro estadounidense que los inversio-nistas japonesas vendieron superó sus compras por US$70.000 millones en el segundo semestre de 2015, una marca histórica, señaló Deutsche Bank.
Algo parecido podría ocurrir en Europa, advierten analistas, donde el BCE ha expandido el uso de tasas de interés negativas, lo que presiona a la baja los rendimientos de los bonos globales. "Estas tasas de interés negativas llevan a los inversionistas globales hacia regiones donde no invertirían", dice Jerome Schneider, director de la mesa de financiamiento y corto plazo de Pacific Investment Management Co.
J.P. Morgan Asset Management estima que más de US$8 billones en deuda global acarrea tasas de interés negativas.
La lucha por obtener dólares se produce en un momento crucial para los inversionistas. La demanda está creciendo entre quienes quieren aprovechar las tasas de largo plazo más altas en EE.UU., pero la oferta está disminuyendo puesto que el país norteamericano necesita menos dinero para financiar un déficit comercial que ha estado cayendo. En 2015, el déficit de cuenta corriente alcanzó 2,7% del Producto Interno Bruto, un alza frente al año previo, pero un nivel muy inferior al de la crisis financiera.
"El suministro de dólares en el mundo está bajando y probablemente seguirá siendo escaso hasta que el déficit de cuenta co-rriente (de EE.UU.) aumente en forma significativa", dice Krishna Memani, director de inversión de OppenheimerFunds Inc.
La semana pasada, la Fed mantuvo sin cambios las tasas de interés de corto plazo, pero indicó que podría subirlas más adelante si la inflación sigue aumentando y el empleo sigue mejorando. El Banco de Japón impuso tasas de interés negativas en enero, mientras que el BCE acaba de ampliar las tasas negativas.
A pesar del ligero descenso del dólar este año, los analistas de Goldman Sachs Group Inc. dicen que la moneda podría ascender entre 10% y 15%. Deutsche Bank prevé que la divisa seguirá fortaleciéndose mientras el desempleo en EE.UU. siga cayendo.
Min Zeng e Ira Iosebashvili contribuyeron a este artículo.