Anuncio de Sergio Massa sobre la deuda externa: todo lo que hay que saber sobre la inesperada decisión del Gobierno
Cómo funciona la recompra de bonos anunciada por Sergio Massa, qué consecuencias tiene y cuáles son las principales dudas respecto de esta medida
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“Hemos tomado la decisión de llevar adelante un proceso de recompra de la deuda externa argentina”, planteó Sergio Massa hoy, al anunciar una iniciativa que sorprendió al mundo financiero y empujó hacia arriba el valor de los bonos, con un plan para intervenir en el mercado de deuda.
En concreto, lo que presentó el ministro de Economía es un esquema por el cual el Gobierno comprará bonos por US$1000 millones.
Qué bonos va a recomprar el Gobierno
La iniciativa se concretará especialmente en los bonos Globales con vencimiento en 2029 (GD29) y 2030 (GD30). Se trata de dos instrumentos que fueron emitidos en septiembre de 2020, luego de la reestructuración de la deuda con acreedores privados encabezada por el entonces ministro Martín Guzmán.
Ambos bonos fueron emitidos en dólares bajo ley de Nueva York y tienen vencimientos de intereses semestrales en enero y julio de cada año.
Por cómo fueron diagramados al momento de emitirse, estos instrumentos no tienen previsto grandes desembolsos en dólares en el corto plazo, y los montos comienzan a crecer a partir de 2025.
Sin embargo, ambos son relevantes en el mercado, porque son los más utilizados para la operación financiera que permite comprar dólar MEP o ‘contado con liquidación’ (CCL).
Cómo funciona la recompra de bonos
Uno de los mecanismos que tiene el Gobierno para financiar su gasto es emitir bonos de deuda. Son instrumentos financieros con un valor nominal, una fecha de vencimiento y un determinado nivel de interés, que luego de su fecha de emisión cotizan en el mercado. Es decir, que pueden ser comprados y vendidos por diferentes agentes económicos, y que su precio varía de con acuerdo a la oferta y la demanda de esos títulos.
Entre otros factores, el precio de mercado (es diferente del valor nominal del bono) se ve afectado por las expectativas sobre el futuro de la economía del país, el escenario financiero regional o global, el nivel de las tasas de interés de los Estados Unidos y la fortaleza del dólar, entre otras variables.
En este contexto, el Gobierno plantea intervenir en el mercado y recomprar esos instrumentos, con el objetivo de “mejorar el perfil de nuestra deuda”, según sostuvo Massa. Para hacer efectivo esa operación, el Gobierno desembolsará dólares de sus reservas (de las brutas, pero no de las netas, según especificaron en Hacienda) para comprar esos instrumentos. Se trata de fondos que el Tesoro tiene depositados en el BCRA, que actualmente computan dentro de los encajes de depósitos en dólares del sistema financiero.
Esa decisión abrió interrogantes entre economistas, que advierten por el frágil nivel de reservas netas en poder del BCRA (suman alrededor de US$6000 millones). “Lo más difícil de entender es eso, porque la Argentina no tiene dólares, tiene un problema de divisas y es raro que se gasten en comprar bonos. Las reservas no son holgadas y no te olvides que viene el riesgo de la sequía y el gasoducto, que se anuncia que va a estar listo en junio, pero genera incertidumbre”, planteó el exsecretario de Finanzas Miguel Kiguel, en referencia al patrimonio del BCRA.
Precios y riesgo país
Massa habló de una “ventana de oportunidad” al anunciar su decisión y se refirió a la baja que el riesgo país experimentó en las últimas semanas. Este indicador, que elabora el JP Morgan, mide el diferencial de riesgo de la deuda argentina frente a la estadounidense, cayó de 2800 puntos, en octubre, a los 1881 de ayer. Hoy por la tarde se ubicaba en los 1797 puntos.
Este movimiento se da como consecuencia de la suba en el precio que los bonos en ese período (a mayor valor de mercado de los bonos, menor es su rendimiento y, por ende, menor es el valor del riesgo país).
En ese sentido, analistas cuestionan el contexto en el que el Gobierno anuncia la recompra de bonos, si efectivamente se trata de una “oportunidad” en el mercado. El bono GD30, por caso, cotizaba por debajo de los US$21 en octubre, y hoy opera por encima de los US$34. Según un relevamiento de PPI, solo esta semana el GD29 y el GD30 subieron en torno al 6%.
“El timing es difícil de entender: ¿por qué ahora y no cuando los bonos valían US$22 o US$25? Cuesta entender por qué ahora si lo que se busca es generar confianza. No creo que sea un tema de generar una dinámica positiva, porque los bonos ya venían subiendo”, sostiene Kiguel.
El efecto sobre el mercado cambiario
Al mismo tiempo, el anuncio de Massa apunta a oficializar un mecanismo que afecta a los dólares financieros, al operar sobre los instrumentos más utilizados para este mecanismo.
El dólar MEP es una cotización que resulta del precio relativo de los bonos en pesos y en dólares: en un ejercicio hipotético, si alguien compra el bono AL30 en pesos a $8500 y luego lo vende en su precio en dólares a US$26,50, habrá dolarizado su patrimonio a un tipo de cambio de US$320,75.
Entonces, con esta operación de recompra de bonos en dólares, el Gobierno apunta a sostener un piso en el valor en dólares de esos bonos. En efecto, la reacción inmediata del mercado tras el anuncio fue en esa dirección, con aumentos de más del 10% en las cotizaciones al comienzo de la rueda (si bien horas más tarde se consolidó en torno al 6%).
“El objetivo anunciado es una excusa, y el objetivo real es sostener el valor de los bonos, lo cual no tan indirectamente mantiene la brecha bajo control. La decisión es formalizar un mecanismo de intervención en un contexto donde el acuerdo con el FMI vigente implica que estas decisiones se tienen que hacer de manera formal y transparente”, plantea el economista Gabriel Caamaño, titular de Consultora Ledesma.
El analista recuerda un mecanismo similar en 2021, durante la gestión de Martín Guzmán. En aquel entonces, el BCRA completaba un rulo en el mercado, al desprenderse de bonos contra pesos y luego adquirir esos títulos contra dólares, para contener las cotizaciones paralelas. Ese mecanismo implicó una pérdida estimada de US$3500 millones de las reservas.
“Estos bonos elegidos son los reestructurados, empiezan a pagar capital en 2025. Son bonos que desde el punto de vista del flujo de capital no presentan exigencias de corto plazo. Hay otros que sí ya están pagando capital y también impactan en el riesgo país. Si el objetivo es mejorar el perfil de la deuda, ¿por qué no salen a comprar esos? Porque eligieron a los que se usan para el MEP y el CCL”, agrega Caamaño.
En paralelo, el Banco Central tomó otra medida que complementó el anuncio de Massa, al incrementar la tasa de interés de los pases, un instrumento de deuda del BCRA que utilizan los bancos. “Para las operaciones activas a un día hábil de plazo, (la tasa de pases) es de 97%”, informó el organismo.
De esta forma, lo que se busca es desalentar la demanda de dólares e incentivar a los inversores a mantener sus posiciones en moneda local. “Subir la tasa corta es inclinar la cancha. Es un tema cambiario: suben el costo de los pesos para que comprar bonos en pesos sea más pesado, mientras que, por otro lado, le ponen un piso al precio en dólares de los bonos”, advierte Caamaño.
Las consecuencias de la medida
De corto plazo, el anuncio del Gobierno tuvo un efecto positivo sobre el precio de los bonos en dólares, que escaló más de un 10% en el comienzo de la rueda (luego se acomodó en torno a +6%) y acentuó su tendencia de los últimos meses. Al mismo tiempo, el dólar contado con liquidación abrió la jornada con una baja de $15 (-3,5%).
Las dudas
Los interrogantes de mediano plazo se vinculan con la disponibilidad de divisas y las arcas del BCRA. Desde el Gobierno sostienen que para esta operación se usarán divisas que el Tesoro tiene depositadas en el BCRA, y que se computan dentro de los encajes de los depósitos en dólares. De esta forma, sostienen que al destinar estos dólares a la compra de bonos, habrá una baja en las reservas brutas del organismo, pero no en las netas.
Mientras tanto, el calendario presenta nuevos vencimientos de deuda en dólares, además de demanda de divisas para atesoramiento, pago de importaciones y otros rubros (turismo, servicios), en un contexto de incertidumbre por el ingreso de dólares por la sequía que afecta a la actual campaña agrícola.
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