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A continuación, la desgrabación de sus principales conceptos:
A esta hora todo indica que hay una ventaja bastante considerable para Joe Biden en la elección presidencial dramática de los Estados Unidos y que Donald Trump podría perder la reelección. Parecería que es decisivo lo que ocurre en el estado de Nevada porque, si Biden efectivamente termina ganando allí, podría sumar los famosos 270 electores. En principio, se ha adjudicado la elección en Michigan y en Wisconsin y, si esto se confirma, estaría entonces ganándole a Trump.
Este escenario está atravesado por un enorme interrogante porque, desde la Casa Blanca, Trump está desconociendo algunos resultados, o en todo caso, protestando o anunciando que va a protestar por los resultados en Wisconsin y en Michigan. En los suburbios de Detroit y de las grandes ciudades, aparentemente, le dieron la victoria a Biden.
La situación es realmente llamativa porque esta mañana parecía todo lo contrario. Donald Trump ganó -con bastante contundencia- el estado de Florida y se lo veía muy bien perfilado en todos los estados del sur; por eso, se creía que el republicano iba a ser quien terminara festejando.
En los mercados internacionales hubo un grado de sorpresa. Ayer por la mañana y durante toda esta semana la situación venía recuperándose, como si supieran algo. Al principio parecía que Wall Street estaba festejando el triunfo de Trump, pero, cuando los números empezaron a mostrar que podía ser Biden finalmente el ganador, se ampliaron las subas, sobre todo de las acciones y de los commodities. Tal vez lo que pasó es que bajó el dólar.
Dicen que, si ganan los demócratas y también queda la Cámara de Diputados en sus manos, va a ser un gobierno con muchos subsidios e IFEs. Además, hay un paquete de estímulo -que había quedado congelado- que podría salir. Por supuesto, son todas especulaciones.
Aparentemente, el Gobierno está más cómodo con Biden que con Trump, pero la verdad es que todavía no está muy claro cómo sigue esta película. Sin embargo, la pregunta es: ¿por casa cómo andamos? Está funcionando la artillería de Martín Guzmán para frenar al dólar. Está funcionando, o puede ser que esté funcionando por ahora. Ahí hay un combo de un festival de bonos en pesos, en dólares, indexados al dólar, indexados a la tasa de interés...
Se aproxima un evento importante en este sentido, ya que mañana [por hoy] se licita un bono en dólares. Esto tiene mucho que ver con inversores internacionales que estaban presionando para dolarizarse y salir. Veremos cuán exitosa es esa operación, que tendrá -en lo inmediato- algún efecto en la evolución del dólar.
Parecería que se logró parar la hemorragia con esa artillería financiera y el festival de bonos de noviembre. Además, el Gobierno estuvo muy firme al intervenir el dólar futuro y subir la taza de interés. Y eso es lo que, en alguna medida, tienen que hacer porque parar la hemorragia es evitar que esto termine en un problema bancario.
La cuestión va más allá y es la novedad de que apareció este nuevo Guzmán. ¿Hay un nuevo Guzman? Hay un Guzmán que parece más de la Escuela de Chicago que de la Escuela de Columbia, que ahora se presenta y promete hacer buena letra con el Fondo Monetario Internacional y que va a bajar el ritmo de emisión monetaria. Todo esto lo había dicho (no es la primera vez que dice estas cuestiones sobre la cuestión fiscal), pero ahora parece más convencido de acelerar el acuerdo con el Fondo: promete un aumento de tarifas e, incluso, promete un déficit fiscal que puede ser menor al que está en el presupuesto. Es decir, más ajuste.
El equipo económico dice que va a mejorar la recaudación, la cual está mejorando, pero por los nuevos impuestos, no porque haya más actividad económica. Esto ya viene pasando hace varios meses. Sin embargo, ahora hasta se promete una nueva fórmula para el ajuste jubilatorio.
En el idioma del propio ministro Guzmán, ¿es sustentable esto políticamente? El año que viene hay elecciones. Nos contaba la semana pasada Beto Valdez que Máximo Kirchner no quiso defender el presupuesto de Martín Guzmán en el parlamento por considerarlo "amarrete".
En alguna medida, el dólar efectivamente llegó a ese equilibrio inestable del que hablábamos. Tenemos un nuevo equilibrio entre $145 y $155, donde también estuvo hoy el contado con liquidación, el dólar bolsa. El blue está un poco más arriba, a unos $160 más o menos, pero evidentemente se acomodó el dólar en ese nuevo equilibrio. Bastante más arriba de lo que lo teníamos hace 30 o 45 días, por supuesto, pero tampoco en el delirio de los $200, porque el Gobierno actuó.
Hay artillería financiera, ortodoxia y promesas de un acuerdo con el Fondo, y eso es lo que está por verse. Porque el problema de fondo no está resuelto: la emisión monetaria sigue. Es cierto que se vienen meses que estarán un poco "más a favor" de la demanda de pesos, pero el problema sigue. "Frenó" la caída de los depósitos y las reservas, pero siguen goteando.
La pregunta, entonces, es: si va a tener plafón político el ministro Guzmán para encarar este ajuste, si se va a producir -finalmente- ese acuerdo con el Fondo, y si para ese acuerdo no va a ocurrir lo que sucede siempre: que haya aunque sea un poquito de devaluación. Si en definitiva vamos a estar en "la Argentina del empate", tal vez en esta discusión sobre si va a haber o no va a haber devaluación, también tengamos la Argentina del empate.
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