Peligro ‘maquinita’: por qué la deuda en pesos seguirá presionando los dólares libres
Según los economistas, para salir de la deuda en pesos el Gobierno podría tomar el camino de la emisión, opción que impactaría sobre los tipos de cambio financieros y la inflación
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El jueves pasado, la calma que transitaban los dólares libres se vio interrumpida. Los inversores salieron de forma masiva de los bonos que ajustan a la inflación y canalizaron los pesos en moneda dura, lo que explica por qué en cuestión de tres días los financieros pegaron un salto de casi $29 y el blue alcanzó un nuevo récord histórico. No obstante, para los economistas, ese fue tan solo el primer empujón alcista que recibieron los billetes verdes.
“El Banco Central tuvo que encender la maquinita porque el mercado se ‘secó’ y no había compradores. El jueves, el Central gastó casi $80.000 millones para que los bonos en pesos no bajen más. Esta señal ayudó a que el viernes el mercado empezara a rebotar. Pero el miedo quedó y eso se refleja en el salto en el dólar contado con liquidación (CCL). Ya decíamos que el dólar paralelo iba a volver a estar en los diarios durante el segundo semestre. Parece que se adelantó”, consideró Fernando Marull, economista de FMyA.
Durante el primer semestre del año, los tipos de cambio libres transitaron -la mayor parte del tiempo- un largo “veranito cambiario”. La única excepción fue el exabrupto que se desató a finales de enero, cuando el mercado empezó a dudar si el Gobierno cerraría un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). En ese entonces, tanto el blue como los financieros tocaron máximos nominales históricos.
Pero pasado ese pico, el billete estadounidense que no es regulado por el Estado empezó a transitar un camino descendente que lo llevó a tocar los $190. Es más, si se observa la cotización del blue en los primeros días de enero, se vendía a $206. Hoy, luego de la escalada, se ofrece a $215. Son $9 de diferencia, un 4,3% en seis meses, pese a acumular una inflación del 29,3%.
“Lo que sorprende de la coyuntura de estos días es el adelantamiento de los temores: hace un mes y medio, la desconfianza sobre un evento de crédito recaía después de diciembre de 2023; hace 15 días el recelo era sobre una reestructuración entre agosto y diciembre de 2023 (transición presidencial); y esta semana, las dudas sobre los pagos llegaron a 2022. Parecería que ahora la curva de pesos no tiene una, sino dos espadas de Damocles: que el dólar CCL suba demasiado rápido y el riesgo de una salida anticipada de [Martín] Guzmán, el principal ‘garante’ de los compromisos”, analizó Nery Persichini, economista de GMA Capital.
En concreto, la caída de los bonos empezó tres semanas atrás. No obstante, el miércoles pasado se sumó una sobreoferta de bonos, lo que provocó el desplome. “Eso daña y destruye al mercado de deuda en pesos y el Gobierno lo necesita para seguir colocando deuda. Por eso, el Banco Central y la Anses salieron a sostener el precio. En ese punto, hay que tener en cuenta que cada vez que se compra un bono, el BCRA emite pesos para intervenir en el mercado”, hizo hincapié el analista financiero Christian Buteler.
Para el economista, intentar estabilizar el mercado luego de la caída dentro de las primeras 24-72 horas “está bien”. El problema es si esa maniobra se vuelve algo sistémico porque el mercado no se estabiliza, entonces se entra en una política monetaria expansiva. “Esos pesos de más que tiras a la economía, después te va a correr contra los precios y el dólar”, advirtió.
Los tres caminos posibles
Esta semana fue un “anticipo” de lo que podría suceder en los próximos seis meses. Según José Echagüe, de Consultatio Investment, la deuda en moneda local tiene un conjunto de problemas técnicos y fundamentales que “convergen a que en el segundo semestre haya una mayor oferta de pesos en circulación”. Si bien el Gobierno tiene herramientas a disposición para recomponer la curva en pesos, son expansivas a nivel monetario. “Eso agrega presión al tipo de cambio libre”, reiteró.
Los economistas coinciden en que, para “resolver el problema de los pesos”, el Gobierno podría tomar tres caminos. El primero, y más ortodoxo, sería promover un ajuste fiscal equivalente a la caída del rollover (refinanciamiento) y adaptar los gastos fiscales a la capacidad de endeudamiento local. La segunda, reestructurar la deuda en pesos cuando desaparezca el rollover.
La tercera alternativa, y la que los analistas le dan una mayor probabilidad de ocurrencia, es imprimir más pesos y “forzar a los inversores regulados a renovar” o aumentar la exposición al Tesoro. “Pero un cóctel de emisión de pesos más regulación esconde el peligro de que puede impulsar la inflación y el dólar CCL”, remarcó Persichini.
De acuerdo con el analista financiero Salvador di Stefano, la emisión en el primer semestre del año pasado fue de $330.000 millones. Ahora, la ‘maquinita’ de imprimir billetes se aceleró un 52,9%.
“Por ahora, y solo por ahora, el ‘dólar equilibrio’ se encuentra en torno de $230. Con lo cual hay espacio para una suba de los dólares alternativos a la zona de $240/$250, ya que habrá mucho dinero por emitir, y las reservas seguirán siendo escasas”, concluyó.
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