Para los economistas, aún hay margen para “anclar” el dólar
Especialistas piden mantener los límites de la emisión y bajar el déficit; la duda es cómo hará el gobierno para achicar el gasto
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Fortalecimiento de las reservas de Banco Central (BCRA), no más emisión monetaria para lo que resta del año y un déficit fiscal que estará en línea con las metas pactadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Para los economistas, esos tres ejes del discurso que brindó el miércoles por la noche Sergio Massa, el nuevo ministro de Economía, Producción y Agricultura, podrían llevar cierta calma a los tipos de cambio libres.
Sucede que la escalada de los dólares paralelos empezó mucho antes de la salida de Martín Guzmán del Palacio de Hacienda. Si bien los ruidos políticos contribuyeron a que el dólar blue toque un máximo de $350 en julio, mes donde hubo tres ministros de Economía, las presiones alcistas sobre el billete estadounidense se iniciaron en junio. Fue cuando estalló la crisis de deuda en pesos.
En ese entonces, para sostener los precios de los bonos CER (que ajustan por inflación), el Banco Central (BCRA) aceleró “la maquinita” de hacer billetes. Con más pesos en la calle y con los fondos comunes de inversión (FMI) reacomodando sus carteras, el blue pasó de valer $206 a terminar el mes en los $239. En ese entonces, representó un máximo nominal histórico.
“El Banco Central emitió el 13% del stock que había en el sistema, no solo de la base monetaria, sino también de las Leliqs y de los pases. Fue un error garrafal: la corrida cambiaria de los últimos meses fue producida por la propia entidad monetaria. Si tenés un exceso de dinero circulando bajan los precios de todos los bienes de la economía, entre ellos el valor del peso argentino. Eso se traduce en un mayor valor del dólar: como no tenemos una reserva de valor en nuestra propia moneda, buscamos billetes estadounidenses”, explicó el analista financiero Christian Buteler.
Partiendo de esa base, Massa anunció que en lo que resta del año no se pedirán más adelantos transitorios al Banco Central y se reintegrarán $10.000 millones a la entidad conducida por Miguel Pesce. En cambio, señaló que el déficit fiscal se financiará con recursos del Estado y deuda con el sector privado. Para los economistas consultados, si el Gobierno efectivamente emite menos, tranquilizará tanto a la inflación como a los dólares libres.
“Pero los adelantos transitorios tienen sustitutos con los cuales se puede hacer trampa: recompra de títulos en el mercado secundario y luego canjes al Banco Central, venta de dólares del Tesoro, más colocaciones de deuda a bancos vía regulaciones, entre otras. Hubiese sido útil que se explique cómo va a financiar el punto de déficit que queda en el año”, advirtió Francisco Matigg, portfolio manager de Consultatio Plus.
Otro de los objetivos del nuevo ministro de Economía es robustecer las reservas del Banco Central (BCRA), una de las grandes problemáticas que viene teniendo la Argentina este año. Sin ir más lejos, en las primeras cinco ruedas de agosto la entidad monetaria sacrificó casi US$700 millones. Al observar las reservas netas, ya se encuentra por debajo de los US$1100 millones, cifra que no alcanza a cubrir ni siquiera una semana de importaciones.
Antes de la llegada de Massa, para frenar esa sangría el Poder Ejecutivo optó por el camino de las restricciones. Limitó a los importadores el acceso al dólar oficial, medida que los terminó obligando a acudir a los dólares financieros y, por ende, los mismos se vieron más demandados. También endureció el cepo para las operaciones con contado con liquidación mediante Cedear, motivo que llevó a las empresas a reacomodar sus carteras. A eso se suma el aumento de 10 puntos porcentuales de la tasa que pagan las operaciones en dólares con tarjeta y el fin de las cuotas para las compras en el exterior.
Ahora, el ministro de Economía busca fortalecer las arcas del Central mediante una doble estrategia. Por un lado, instrumentando incentivos para los exportadores. Por el otro, a través del pedido de préstamos a bancos comerciales. En el mientras tanto, el viernes la entidad monetaria sacrificó US$95 millones y el jueves, US$150 millones.
“La falta de dólares es uno de los problemas que más preocupa al mercado. Si el BCRA realmente deja de perder reservas traería más tranquilidad a los otros dólares paralelos. El cepo demostró ser poco efectivo para evitar la salida de dólares y sumamente efectivo para evitar la entrada de divisas”, agregó Buteler.
Para Camilo Tiscornia, director de C&T Asesores Tributarios, en julio los tipos de cambio se dispararon por la combinación de “muchos pesos dando vuelta” y las expectativas de una devaluación. El dólar oficial mayorista se encuentra atrasado (según cálculos del economista, un 30%) y la brecha se disparó a niveles históricamente altos. No obstante, el especialista remarcó que el Gobierno busca descomprimir las tensiones cambiarias evitando a toda costa una devaluación “por miedo a que haya más inflación”.
“En ese aspecto, al mercado cambiario le hace falta anuncios más contundentes. Es muy precario lo que se puede lograr en materia de brecha. Por el momento, lo único que contiene a los tipos de cambio paralelos son las expectativas de que lleguen medidas concretas por parte de Massa, y el aumento en las tasas de interés. En este último caso, el Banco Central viene subiendo las tasas para incentivar a los inversores y que prefieran quedarse en pesos a posicionarse en dólares; eso ya es un hecho”, completó.
Por último, durante su conferencia de prensa, Massa afirmó que se cumplirán las metas acordadas con el Fondo Monetario Internacional y aseguró que este año el déficit fiscal será el 2,5% del PBI. Esta noticia no solo trae calma por el lado del cumplimiento del acuerdo -en enero, cuando estaba en duda que el Gobierno negocie con el organismo multilateral, los dólares libres se dispararon-, sino también porque significa que habría menos emisión.
“Esto es importante, porque en la Argentina de hoy el déficit requiere de emisión monetaria. Es lo que la historia nos dice, ya que no hay crédito externo y el interno es escaso, no se puede financiar el déficit solo pidiendo préstamos. Las cuentas las cierran emitiendo dinero, que termina provocando que haya más pesos de los que la economía necesita y la presión se evacúa por los tipos de cambios alternativos o en inflación. Es decir, se agranda la brecha y suben los precios, que es lo que está pasando ahora”, apuntó Tiscornia.
Para Mattig, la gran incógnita que todavía tiene el mercado es cómo hará el Gobierno para recortar dicho déficit. En el primer semestre se utilizó la “trampita de las rentas de la propiedad”, algo que ya no podrá hacer, y la inercia actual deja un déficit del 3,5% para este año. A esto se le suman tres problemas adicionales: en la Secretaría de Energía “sigue habiendo gente dispuesta a traba la racionalización”; no dan los tiempos para realizar todos los ajustes este año, y en 2023 son las elecciones presidenciales. “Eso puede ayudar en el corto plazo, pero la verdad es que los anuncios que se vienen haciendo no se cumplen y el mercado está cada vez más en modo ver para creer”, dijo.
“Los anuncios estuvieron bien, pero el mercado no reaccionó por el momento porque el Gobierno no tiene credibilidad. Lo que se está pidiendo son medidas concretas, estamos hablando de cambios fuertes, no podemos seguir esperando. El mercado apoyó cuando empezó a correr el rumor de Massa, porque vino alguien que tiene apoyo político. Ahora, deberán demostrar esos cambios con acciones y así se podría tranquilizar el mercado de cambios”, cerró Buteler.
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