La mejor señal: el Gobierno entendió los riesgos de no frenar la corrida
Lo que más se temía de la actual corrida contra el peso era la reacción del Gobierno.
Hablar con los funcionarios en los últimos días fue un ejercicio frustrante, aunque muy repetido. Se los veía "fuera de la realidad" e incapaces de comprender la gravedad del asunto. Respuestas del tipo "Tenemos US$ 60.000 millones de reservas"; "Lo único que está pasando es que se está acomodando la hoja de balance del Central; al caer el pasivo (Lebacs), cae el activo (reservas), nada más", técnicamente justificables pecaban de ingenuas en un país cuya población está doctorada en crisis cambiarias.
A eso agregó directamente "mala praxis": un Banco Central que, en vez de dejar correr algo al tipo de cambio para aprovechar la ola global de devaluaciones, se pasó siete ruedas vendiendo reservas a pérdida y anunciaba mayores "premios" para los tenedores de pesos cuando el mercado estaba en plena actividad y ya había quedado a la vista que las intervenciones oficiales sobre la plaza cambiaria no lograban frenar la corrida. ¿Resultado? Un movimiento que empezó como una salida de capitales (posible y natural para un mercado que había recibido fuertes inyecciones de fondos especulativos), bajó de los vidriados despachos de los portfolio managers a la calle.
Hablar con los funcionarios en los últimos días fue un ejercicio frustrante, aunque muy repetido. Se los veía "fuera de la realidad" e incapaces de comprender la gravedad del asunto
En este sentido los anuncios con que abrió el día son una buena noticia. Muestran que el Gobierno entendió la gravedad de la situación y los riesgos que suponía por lo que ensaya una respuesta múltiple y, lo que es más adecuado, lo hace esta vez antes del reinicio de operaciones en el mercado.
- La suba de tasas al 40% (nivel superior al de la salida del cepo) habla por sí sola del nivel que había alcanzado la crisis. El "superpremio" ofrecido a los que se animen a invertir en pesos puede hacer que la "codicia supere al miedo", que es precisamente el momento en que las corridas se debilitan.
- La obligación dispuesta a los bancos para que desarmen más de la mitad de las posiciones que tenían asumidas en dólares busca forzar la oferta privada de divisas a la vez que evitar que pudieran asumir conductas especulativas contra el peso en este contexto. Es una receta a la que apelaron en el pasado casi todos los gobiernos, que puede resultar "peligrosa" si impacta sobre la confianza a los ahorristas que tienen depositados US$26.500 millones en entidades financieras locales, ya que dicho monto supone un tercio de las reservas que (vía encajes) tiene el Banco Central . De ese modo, el ahorro que podría causarle al BCRA vía intervenciones se podría perder con la salida de depósitos. Pero vale correr el riesgo porque lo que resultaba imperioso es cambiar la dinámica del mercado.
- El anuncio de un recorte extra en la meta de déficit primario oficial (del 3,2% al 2,7%) apunta a confirmarle al mercado internacional que no se necesitará más financiamiento de ese origen para este año, algo que había anunciado a los cuatro vientos el ministro de Finanzas, Luis Caputo. Tendrá escaso aporte en ese sentido porque los bancos internacionales ya estimaban que Hacienda contaba con la posibilidad de sobrecumplir la meta anunciada y cerrar el déficit en el 2,9%, con lo que el ahorro anunciado será evaluado muy posiblemente insustancial. Pero puede ayudar a contener la dinámica alcista que había tomado la tasa de riesgo argentino que trepó 34% en lo que va del año, triplicando la suba del 11% promedio mostrado en igual lapso por la tasa de riesgo emergente, algo que sería importante porque otro de los efectos nocivos de la corrida contra el peso es que se había cerrado el financiamiento externo a las empresas locales: hay al menos seis emisiones de bonos postergadas (de Telecom , Petroquímica Comodoro Rivadavia, etc) por el equivalente a unos US$4500 millones cuyo ingreso ayudaría a tranquilizar al mercado.
El resto de las discusiones, razonables, posibles y justificadas, quedará para otros días. En lo posible, para cuando la corrida contra el peso haya pasado.
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