Faltan dólares, sobran pesos... Y seguiremos así
Cualquiera sea el resultado electoral de octubre, está claro que la Argentina actual ha entrado en un período donde política y economía se entrecruzarán todo el tiempo hasta 2015. Más que de costumbre. Desde el punto de vista de la macroeconomía el nivel de reservas, el valor del dólar y el aumento de los precios serán variables que una vez más, lamentablemente, volverán a ocupar un rol central en el tablero. Ni la mejor década latinoamericana donde dónde sobran dólares y no hay inflación pudo evitar este evento. En nivel de actividad, la discusión será de otro tenor. Aquí la incógnita pasa por la sostenibilidad del saltito percibido en el segundo trimestre del año, gatillado por la mejora de la cosecha y de los sectores automotriz y bancario. O sea, si es factible consolidar la mejora y extenderla a otros sectores, o si, por el contrario, el final de 2013 nos encontrará volviendo al estancamiento de 2012.
Desde lo político desde ya se juegan varias cosas. Liderazgos, realineamientos, sucesión, gobernabilidad, etc. Aún más, al decir de boca de la propia Presidenta es la futura elección no de un gobierno, sino de un "modelo de Estado", de un "proyecto de país".
Ahora bien, si tuviésemos que concentrarnos exclusivamente en el entorno económico, el bienio 2014-2015 tendrá desde lo macro una característica básica muy difícil de modificar y en la que hemos venido machacando hace rato, que es el de un escenario con un dilema de fondo que planteará un faltante de dólares junto a un sobrante de pesos. Donde, insisto, será una característica muy difícil de modificar. Es factible que sólo un cambio de régimen económico que pueda comenzar con una nueva administración en 2015 logre cambiarlos. ¿Por qué? Porque en materia de dólares, y a pesar de haber ganado a través de una avalancha de votos en octubre de 2011, el Gobierno en una pésima decisión económica que no atacó las causas, intentó frenar la desconfianza de los argentinos plasmada en compra de dólares dentro de la ley, a partir de un control de cambios, el "cepo". Esta decisión económica marcó claramente este segundo período presidencial así como al comienzo del anterior lo había marcado el conflicto con el campo. Y antes de cumplirse los dos años de esta mala decisión se puede decir sin temor a equivocación que el control de cambios ha fracasado. El Gobierno aplica un control de cambios que fracasa en generar divisas suficientes para pagar la deuda pública y entonces las reservas caen sistemáticamente. Es esta la principal causa del "faltan dólares".
Al mismo tiempo, se entró de lleno, definitivamente, en la variante de emitir mucha moneda para financiar déficits fiscales crecientes y los pagos de la deuda pública en pesos. El déficit fiscal que se genera a partir de que la recaudación de impuestos (aún con la inflación incluida) que no alcanza para bancar el gasto público y los subsidios, es junto al pago de la deuda pública en pesos el origen central del "sobran pesos". Y a partir de aquí, ambas cuestiones se ligan: el sobrante de pesos quiere pasarse a bienes y/o dólares y presiona a los precios y al mercado cambiario oficial (y también al paralelo). Visto así y muy simplificadamente, el origen primario del faltante de dólares es el sobrante de pesos que a su vez tiene un origen fiscal. O sea, inflación y brecha son los canales de desagote del modelo. Entonces, las magnitudes que alcancen el faltante y el sobrante serán claves para determinar en el corto y el largo plazo el nivel de reservas, la brecha cambiaria, la suba de precios, el atraso cambiario y el nivel de actividad.
De acá a octubre, el paralelo, los precios y las reservas le darán seguramente algún que otro dolor de cabeza al oficialismo. Al paralelo, el Gobierno lo quiere sí o sí en un dígito, pero la presión macroeconómica tiende a llevarlo a dos. No puede descartarse algún salto del paralelo por "expectativas" o exceso de pesos. Los precios poscongelamiento están "calientes". Suben los alimentos y también el resto. El nivel de las reservas todavía no es crítico pero viene declinando (en parte por motivos excepcionales como los swaps contraídos por otra administración del Banco Central y la depreciación del oro). El test será septiembre y octubre: dado el fracaso del cepo el BCRA está comprando muy pocos dólares (¿vendió en julio?), aún con cepo y en el mejor momento del año para "comprar". Aún más no debiera descartarse que deba vender cerca de la elección y hay fuertes vencimientos de deuda pública.
Por supuesto, que en octubre el resultado electoral influirá adicionalmente en lo económico. Pero la economía por ella misma terminará imponiendo condiciones cualquiera sea el resultado electoral. Desde ya, para la larga travesía del bienio 2014 - 2015 importará también el contexto internacional: básicamente, cuánto vale la soja y cuánto el real en Brasil. Ambas variables generan dudas en el "largo": la soja puede bajar y el real debilitarse, más si la Reserva Federal de EE.UU. decide moderar el expansionismo monetario y emitir menos dólares a escala global.
¿Tomará el Gobierno medidas para atacar la cuestión de fondo del "faltan dólares y sobran pesos"? Seguramente atacará el faltante de dólares para no seguir perdiendo reservas con más medidas puntuales (más controles, más presiones para que la gente y las empresas entren al blanqueo, más intentos de "forzar ingresos de divisas"), medidas más fuertes (como "turismo cero", fortísimo control de importaciones a la venezolana) o eventualmente alguna medida "de fondo" (como un desdoblamiento formal del mercado cambiario). Muy improbablemente ataque el problema del sobrante de pesos moderando el gasto público y el déficit fiscal. Lo que pasa es que a la larga, sin corregir el sobrante de pesos tampoco se corregirá mucho el faltante de dólares. Mientras haya muchos pesos dando vuelta, terminarán canalizándose hacia la compra de dólares. Se avecinan tiempos políticos y económicos con sobresaltos e incertidumbre creciente y la tasa de deterioro jugará un rol central.
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