Dólar hoy: por la sequía y la escasez de energía, podría peligrar el cumplimiento de la meta de reservas con el FMI
Las tenencias netas del Banco Central se ubican actualmente en alrededor de US$5700 millones, según las consultoras económicas; enero cerró con un saldo negativo de US$200 millones; en la semana, el organismo monetario elevó la alarma por las “escasas” divisas y cuestionó el programa de recompra de deuda
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El rojo en el saldo de reservas de enero encendió luces amarillas en el Gobierno y en las oficinas del FMI en Washington. Es que aun con el endurecido torniquete a las importaciones, la falta de dólares para el pago de importaciones, servicios al exterior, turismo y deuda, además de la meta de acumulación de reservas en el Banco Central, es uno de los grandes frentes de tormenta para este 2023.
Sumado al efecto del cepo y la brecha cambiaria por encima del 100%, el factor climático tendrá un efecto negativo sobre el flujo de divisas en 2023. Si bien las recientes lluvias trajeron cierto alivio a las perspectivas de la campaña agrícola, las proyecciones sectoriales estiman pérdidas que oscilan entre los US$9000 y los US$14.000 millones. En ese escenario, desde la consultora EcoGo estiman que las exportaciones este año sumarán US$78.000 millones, cifra que marca una contracción de US$12.600 millones con respecto a 2022.
También irá en sentido inverso el saldo con el FMI. Dado el diseño del programa vigente, a diferencia de 2022, este año la Argentina realizará más pagos que los desembolsos que recibirá en el marco del acuerdo de facilidades extendidas que refinanció el programa stand-by de US$44.000 millones firmado durante la gestión de Mauricio Macri. Por ese concepto, el saldo negativo será de US$4300 millones, entre los ingresos de DEG programados en el calendario de giros por parte del organismo hacia la Argentina y los vencimientos vigentes por capital e intereses.
“La demanda se construye con la oferta, y la sequía y el FMI son las dos fuentes que te restan oferta. A partir de ahí, se define cuántas son las importaciones que podés tener. Y dado que no querés regular importaciones por precio, se hace con el cepo”, afirma Sebastián Menescaldi, director de EcoGo, en referencia a la decisión del Gobierno de restringir el flujo de divisas para operaciones con el exterior, que se reflejó en una contracción de las importaciones desde el último trimestre del año pasado.
“Eso conduce a menor nivel de actividad, mayor brecha y precios más altos”, añade el economista. Los últimos datos oficiales de actividad corroboran esa dinámica, con tres meses consecutivos de contracción en el dato mensual desestacionalizado (septiembre-noviembre) que publica el Indec. Y mientras el Gobierno proyecta una expansión del 2%, los analistas consultados en el último Reporte de Expectativas del BCRA (REM) estiman un año de estancamiento (+0,5% del PBI).
Condicionada por la menor oferta de dólares, la demanda también será menor, con un ajuste sobre el flujo de importaciones. Mientras que seguirán las presiones sobre la cuenta de turismo y servicios al exterior, en el Gobierno proyectan menores necesidades de importación de energía a partir de la finalización del gasoducto Néstor Kirchner, que permitirá un mayor abastecimiento desde la producción de Vaca Muerta. El año pasado, el déficit energético superó los US$13.000 millones, y según estimaciones de EcoGo, ese rojo podría contraerse hasta los US$6000 millones en 2023. De todas maneras, la incertidumbre sobre la finalización de las obras y el declino en la producción de Bolivia, importante abastecedor del hidrocarburo para el país, abre interrogantes para los meses de invierno, con mayor demanda.
El tema de las reservas también enciende luces de alarma entre los técnicos del FMI. “Son escasas, y preferiríamos no tener acciones que socaven la acumulación de reservas que estamos asumiendo en el programa”, dijo a Reuters esta semana Nigel Chalk, funcionario del organismo a cargo del Departamento del Hemisferio Occidental y, como tal, encargado de las negociaciones con la Argentina. Su planteo llegó tras una pregunta sobre el plan de recompra de deuda por US$1000 millones anunciado dos semanas atrás por Sergio Massa, y resulta una advertencia sobre la evolución del patrimonio del BCRA. Desde entonces, la entidad -por cuenta del Tesoro- desembolsó cerca de US$400 millones para intervenir en el mercado de bonos, aunque no logró modificar la tendencia al alza de los tipos de cambio financieros y el riesgo país, que se mantiene en torno a los 1800 puntos básicos.
El acuerdo vigente con el organismo estableció una meta de acumulación de reservas bianual (2022-2023) de US$9800 millones. El año pasado, el Gobierno logró el visto bueno del FMI para que el objetivo fuera de US$5000 millones, y se cumplió, en un esquema que establece una pauta de US$4800 millones más para este año. “Hoy, las reservas netas son US$5700 millones y la pauta para marzo es de US$7700 millones. Faltan US$2000 millones. Y si no se hace nada, no llega”, dice el economista Fernando Marull, de FMyA.
Con la oferta estancada y el efecto de las dos ediciones del dólar soja, que incentiva la especulación con las liquidaciones a la espera de una nueva ventana de tipo de cambio diferencial, el BCRA cerró enero con un rojo de US$200 millones por la intervención en el mercado, aun con las importaciones pisadas, que afecta a diferentes actividades, el abastecimiento de distintos rubros de consumo masivo y el nivel de precios. Solo en esta última semana, el rojo de la entidad por sus ventas en el mercado fue de US$262 millones.
Según Marull, “si quiere cumplir, el Gobierno va a tener que recurrir a otro dólar soja, un dólar fruta, algo de deuda, más adelanto de fondo para obras, como pasó recientemente con China, o más cepo”. Sin embargo, el economista plantea que el calendario juega a favor de Massa: la meta de marzo se revisa en junio, y la del segundo trimestre (junio) es evaluada en septiembre. “Eso es después de las PASO. Al plan llegar le quedan dos meses”, concluye el analista.
Con la certeza de una menor oferta de dólares, otra alternativa es el pedido de un waiver al organismo, con el argumento del impacto de la guerra en Ucrania sobre los precios de la energía, algo remarcado públicamente por el ministro Massa, o el efecto de la sequía. “En nuestros números, esperamos una acumulación de reservas de US$2200 millones. Para lograr la meta, tendrías que generar una mayor caída en el nivel de actividad, con menos demanda de importaciones. Y entiendo que el Gobierno podría negociar bajar ese número, a cambio de seguir cancelando los vencimientos de US$4800 millones. Los dólares se usan para eso o para acumular reservas, y el FMI va a preferir que le pagues”, advierte Menescaldi.
Ese escenario de tensión con la disponibilidad de reservas y el cumplimiento de las metas con el FMI se da en el inicio de un año de alta tensión política, con el calendario electoral 2023 cada vez más cerca en el horizonte. Y si bien aun restan meses para la oficialización de las candidaturas, el proceso ya genera movimientos en el oficialismo y la oposición, que aparece como el espacio con más chances de victoria en las presidenciales.
“La Argentina tiene una situación con muchos desafíos macroeconómicos y financieros, y es difícil para un gobierno. Ese fue el caso para Alberto Fernández, y ahora hay una oposición que luce más competitiva según las encuestas. Y en el mercado hay mucho optimismo por el hecho de que se pueda ver una gestión que pueda ser más market friendly”, dijo Thomas Haugaard, gestor de carteras del equipo de Deuda de Mercados Emergentes en divisas fuertes (EMD HC) en Janus Henderson, un fondo de inversión de origen británico.
De todas maneras, si bien el ejecutivo advierte “optimismo por el cambio de régimen” en el mercado financiero, advierte que ese clima es diferente al de 2015, cuando la presidencia de Cristina Kirchner concluyó. “Todavía hay incertidumbre sobre quién pueda ser el candidato a presidente, y eso puede influenciar en el resultado, pero el contexto no es igual a 2016, porque de ese optimismo ya vimos lo que pasó en 2018, cuando las cosas fueron en otra dirección. (Mauricio) Macri intentó resolver algunos de los temas de largo plazo del país, y generó un buen enfoque de las cosas que no hay que hacer si la oposición llega nuevamente al gobierno. No habría que esperar una liberación del tipo de cambio inmediata, sino un enfoque más gradual para resolver algunos problemas del país”, concluyó el analista, en una reciente conferencia.
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