Dólar: cuáles son los factores que pueden afectar la estabilidad cambiaria
A pesar del veranito cambiario, para los economistas el dólar podría verse presionado en el segundo semestre del año
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El mercado cambiario comenzó el año en calma. Con una “supersoja” el Banco Central sigue acumulando poder de fuego para controlar las divisas, mientras que el sector público se mostró “ortodoxo y ahorrativo” durante el primer cuatrimestre del año y le dio un respiro al mercado de divisas. Hoy el dólar blue se vende a $157, cotización que parece alejada de los $195 que llegó a registrar en octubre del año pasado.
Sin embargo, hay factores que ennegrecen el panorama. Una inflación acelerada que promedia el 4% mensual, las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Club de París, las disputas hacia dentro de la coalición gobernante, la incertidumbre provocada por el año electoral y una posible emisión de pesos para financiar al Tesoro, son algunos de los motivos que podrían “disparar un salto en el tipo de cambio libre” en el corto plazo.
“Quizás el mayor problema que se empiece a registrar en estos meses sea la cuestión cambiaria. Son varios factores que preocupan: 1) atraso del tipo de cambio oficial con una depreciación menor al 20% de TNA; 2) inflación que sigue en niveles elevados; 3) escasas reservas (2,3% del PBI reservas netas) y 4) más de una base monetaria de excedente de liquidez (pasivos remunerados). El combo de la dinámica de estos 4 indicadores se sumará a la incertidumbre propia de un año electoral”, agregaron desde la consultora LCG.
Con la caída de la liquidación del campo a partir de julio por cuestiones estacionales y la cercanía de las elecciones -momento en el cual el sector privado se refugia en los dólares como medida de precaución-, para los expertos la calma del dólar “empezará a crujir” y ya para septiembre “será otro cantar”.
Un factor clave: la inflación
La inflación no cede desde que comenzó el año y 2021 ya acumuló una suba generalizada de los precios del 17,6%. En contraposición, el anclaje cambiario se posiciona en torno al 2% mensual, cuando dos meses atrás rondaba en el 4%.
“En estos niveles de inflación, un salto en el dólar paralelo podría afectar a la política antinflacionaria tirando por la borda incluso el plan de anclajes que se está utilizando para contener los precios durante 2021”, consideraron desde LCG.
Si bien los economistas esperan que la inflación se desacelere en los próximos meses, remarcaron que de todas formas “vamos a tener un diferencial entre lo que se mueve el dólar oficial y los pesos” y eso sumará a la tensión cambiaria. De acuerdo con las proyecciones de Latin Focus Consensus Forecast de mayo, que reúne las previsiones de más de 40 consultoras y bancos, el año cerrará con una inflación del 47,3%.
Para que el dólar blue trepe por encima de la inflación deberían ocurrir dos factores, según Walter Morales, presidente de la consultora Wise. Por un lado, que aumente la incertidumbre sobre el futuro de la economía. Por el otro, que sobren peso para poder aplicar a la compra del dólar blue.
“Suponemos que los empresarios ahora saben que las trabas a las importaciones no permiten crear un escenario pro negocios que derive en una futura sustitución de las compras al exterior si primero no hay reformas laboral y fiscal que permitan la amortización de las inversiones necesarias para tener un proceso de sustitución de importaciones exitoso. Esto nos lleva a concluir que todo peso sobrante, antes de ser invertido en la empresa, será destinado a activos financieros, como bien puede ser el blue”, completó.
Más emisión de cara a las elecciones
“El riesgo de un dólar libre con menos control cerca de las elecciones es ‘piantavotos’, pero tener una restricción fiscal también lo es. La elección del oficialismo no es fácil, incluso para hacer política electoralista. Elegir entre dos males de corto plazo no es un buen escenario”, aseveró LCG.
Para Lorenzo Sigaut Gravina, economista de Equilibra, el dólar “está tranquilo porque el sector público está muy ortodoxo y ahorrativo”. Pero en la segunda mitad del año la tendencia podría revertirse y el Gobierno tendrá la necesidad de imprimir más pesos, inyectar más recurso en los sectores de menor poder adquisitivo, ahondar el déficit fiscal y así tener menos divisas.
“El sector público está prudente con el gasto, demasiado prudente de cara a las elecciones. De hecho, una parte importante de la coalición gobernante le está reclamando eso a Martín Guzmán. Que no suba tarifas, que asista un poco más. Por el momento, hay una combinación de prudencia fiscal y monetaria, con un Central que está absorbiendo reservas. Eso es bueno”, resaltó Sigaut Gravina.
En ese punto coincidieron desde LCG, quienes insistieron en que la política fiscal “conservadora” del ministro de Economía “no parece convencer a algunos sectores que prefieren poner ‘plata en el bolsillo de la gente’”. Sobre todo, en un escenario en el cual se anunciaron más restricciones para contener la pandemia de coronavirus y que afecta a los sectores más vulnerables de la economía.
“El ministro tiene sus razones: una es seguramente mostrar prudencia fiscal de cara a las negociaciones con organismos internacionales; la otra es que hay un riesgo cambiario dentro la política fiscal expansiva”, explicó la consultora.
En tanto, el economista Francisco Matigg, estratega de Renta Fija en Consultatio, consideró que la dominancia fiscal será el principal factor que generará presión sobre los tipos de cambio. Con un déficit presupuestado del 4,5% para este año y la posibilidad de que los bancos financien al Tesoro, demuestra que “el Gobierno quiere forzar los límites impuestos por la Carta Orgánica” del Banco Central y por el mercado de deuda.
“Ahí vemos una amenaza por el lado monetario que, además, está muy presionado por un daño colateral de algo eminentemente positivo que es la acumulación de reservas en el Mercado Único y Libre de Cambios. Con tasa real negativa en niveles récord, la cosa se puede complicar. Ayudaría mucho que se llegue a algún acuerdo con el FMI en algún momento dentro de pocos meses, pero es difícil que eso pase”, agregó.
Finalmente, desde LCG apuntaron que “la política es la que va a definir la evolución de la brecha”. Las restricciones de movilidad para contener la segunda ola de coronavirus empeoran el humor social, principalmente porque “suplanta la fallida campaña de vacunación”.
“Mientras, el mercado de deuda en pesos deberá volverse más atractivo para no presionar la emisión de pesos. Esa vía de financiamiento es la esperanza oficialista para llegar a noviembre. Quizás, para ningún espacio, postergar las elecciones haya sido la mejor decisión; solo condiciona una sana política económica”, concluyó.
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