Dólar blue: por qué este año no se espera una escalada como en octubre de 2020
Por la soja y el contexto global, los economistas no creen que este año haya mucha volatilidad en la brecha cambiaria
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En octubre del año pasado se encendieron las alarmas cuando el dólar blue llegó a su máximo histórico: los $195. Sin embargo, a partir de ese momento la divisa comenzó un recorrido descendente y llegó a tocar un piso de $139 a finales de abril. Con una soja que se acerca a los niveles récord y un contexto global favorable, los economistas descartan que este año haya una volatilidad en la brecha tal como lo hubo durante 2020.
“Toda la suba del dólar que se dio en las últimas semanas tiene como punto de partida que tal vez no debería haber estado tan bajo. Se dio como un undershooting, bajó a $140 por el impuesto a la riqueza, una caída que nadie esperó. En ese sentido, ahora parece un montón un dólar blue de $140 a $157. Pero más que una enorme suba, hay un reacomodamiento”, apuntó Leonardo Chialva, socio de Delphos investment.
Hoy en día hay algunos motivos que juegan a favor de que el dólar blue “difícilmente” supere la inflación, que cerrará el año en un 47,3% según proyecciones del Latin Focus Consensus Forecast de mayo.
En primer lugar, la “supersoja” supone un ingreso significativo de divisas para el Banco Central. En mayo la soja se consolidó arriba de los US$600 por tonelada, alcanzó su nivel más alto en casi nueve años y llegó a corta distancia de su máximo histórico de US$650,74, en 2012.
“La buena noticia es que, en épocas de bonanza, el Central está cargando la cantimplora para atravesar el desierto. Va a tener poder de fuego para pasar el proceso electoral, aunque no sin sobresaltos”, agregó Lorenzo Sigaut Gravina, economista de Equilibra. En definitiva, el BCRA tiene los instrumentos para intervenir en la brecha.
Para Walter Morales, presidente de la consultora Wise, la paridad electoral para las elecciones legislativas de este año -según la intención de voto de las consultoras políticas- es otro de los factores que influyen a favor del blue.
“Si el Gobierno gana o pierde por un margen estrecho, es de suponer que volverá el ‘te corro por izquierda, pero tomo decisiones por derecha’ de la época de Néstor Kirchner. Es que más allá de las diferencias macroeconómicas con las de aquel momento, entre las similitudes hay una que se destaca: hay que administrar la escasez, y si esto no se hace, hay una máxima que siempre se cumple: cuando falta reputación, siempre faltan dólares”, aseguró.
Además, desde Delphos Investment no esperan grandes sobresaltos del dólar porque el contexto en general cambió. El Banco Central este año acumula reservas internacionales y en mayo sumó más de US$2000 millones. A su vez, en 2021 “no existen” grandes deudas comerciales y financieras que generen presión sobre las Reservas.
“En mayo la variación de reservas fue positiva y mostró la mayor suba del año, superando los US$ 41.000 millones. En línea con el ingreso de dólares del sector exportador, esperamos que continúe esta mejora en la dinámica, aunque con el riesgo latente de revertirse si la brecha cambiaria comienza a crecer y el BCRA utiliza las compras netas para intervenir y estabilizar la brecha”, advirtió por su parte la consultora LCG.
En contraposición con el año pasado, superado el miedo inicial por la pandemia, los activos argentinos se subieron a la ola de “risk on” y desde hace un par de semanas comenzó a sentirse en la Argentina y Brasil.
Otro motivo que añadieron desde Delphos Investment, es que el atraso del dólar oficial para intentar contener la inflación no se da en un mal contexto global. “No es una política buena, pero depende del contexto es importante para hablar de lo que puede durar. Si devaluás menos en un momento en el cual los principales socios comerciales aprecian su moneda, como lo está haciendo Brasil ahora, es más sustentable que hacerlo en un contexto contrario”, diferenció Chialva.
Un dólar a $195, como cotizó en octubre 2020, es posible. Pero no por un “rally alcista” llegará a ese valor, sino por la dinámica misma de la inflación en la Argentina, “alimentada por un déficit fiscal constante”.
“Lo que ocurrió en la previa es que antes de la parálisis del 75% de la economía por las medidas que tomó el Gobierno para enfrentar a la pandemia, sumado a la aparición de créditos blandos, tasas bajísimas por parte de las SGR y los ATP, hubo una dolarización en exceso, la que en octubre comienza a revertirse porque el mayor dinamismo que impuso la economía obligó a volver a inyectar pesos en la empresa”, diferenció Morales.
En ese punto coincidió Chialva, quien agregó que no habrá picos de volatilidad en la brecha como en octubre pasado, salvo que cambie el contexto. “Ahora si la soja se desploma, los activos vuelven a ser adversos otra vez, se devalúan las monedas que tenemos que mirar, todo se desploma. Pero como el mundo está hoy, este año la variable cambiaria está mucho más controlada y el Gobierno va a poder planchar al oficial”, finalizó.
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