Cuándo y cómo podría desarmarse el cepo cambiario, según los economistas
En los últimos nueve meses en la Argentina hubo cepo soft, cepo hard, supercepo y, ahora, ultracepo. Ya bien adentrado en restricciones, el mercado cambiario hoy está sustentado por una arquitectura difícil de desarmar en un contexto de renegociación de deuda, pandemia y alta emisión monetaria con baja recaudación. En el corto plazo, coinciden los economistas, el cepo llegó para quedarse, pero el Gobierno podría llegar a desarmarlo solamente si se dan una serie de condiciones que podrían empezar a desarrollarse luego de arreglar con los acreedores, aunque no solamente por ese motivo.
El presidente del Banco Central, Miguel Pesce, sorprendió el viernes pasado cuando dijo que esperaba poder liberar el mercado de divisas cuando se resuelva la negociación con los bonistas. Ese es el primer paso, coinciden los economistas consultados por LA NACION, pero no será la única condición necesaria para que se termine el límite máximo de US$200 y las restricciones para adquirir divisas a través de operaciones bursátiles. La eliminación de las restricciones cambiarias es improbable en el corto plazo, pero la biblioteca de los economistas se divide entre quienes consideran que podría ser en este mandato y quienes directamente no lo ven posible ni en los próximos años.
Para Gabriel Caamaño, es todo una cuestión de despejar incógnitas. El cepo versión 2019/2020 se impuso tras las elecciones PASO del año pasado. Esa gran "X" a despejar era la electoral, que se aclaró en cuestión de semanas. Ahora hay otra "X": la de la deuda, que habrá que resolver por las buenas. "Hay que recordar que el mercado cambiario es la caja de resonancia de todas las incertidumbres", señala.
Suponiendo que se resuelve la deuda, que es la condición en la que acuerdan todos los economistas y hasta el mismo Pesce, para Caamaño lo que sigue es armar un plan económico consistente que ancle expectativas y, en el mediano plazo, lleve al equilibrio fiscal primario (para eso, primero, habrá que pensar qué hacer con tarifas y jubilaciones, entre tantos otros factores). Anclar expectativas para este gobierno es difícil, opina el economista, "porque se le desconfía por definición", dice, por lo que tendría que "sobreactuar". ¿Sucederá en los próximos meses? "No veo que vayan para ese lado", sentencia.
Misma condición necesaria, distinto segundo paso. Para Fernando Marull, de la consultora FMyA, no solo hace falta tener la deuda arreglada sino también tener un tipo de cambio real más competitivo para que entre mayor cantidad de dólares y se pueda flexibilizar el cepo. "Podría pasar en este mandato, pero el Gobierno tiene que resolver esos dos frentes para empezar a pensar en levantar el cepo; si no, vino para quedarse", resume.
Hay opiniones divergentes, que alegan que el cepo podría desarmarse no tanto por elección, sino por necesidad. Partiendo del arreglo de la deuda, el economista jefe de Ecolatina, Matías Rajnerman, apunta que el período de gracia que la Argentina arregle con los bonistas (es decir, el tiempo que pase sin pagar intereses ni capital) será clave para determinar si se relajan o no las restricciones cambiarias.
Si el período de gracia es muy largo, paradójicamente el cepo también lo será, dice. Pero cuando la Argentina tenga que volver a pagar deuda, para Rajnerman habrá poco espacio para estas restricciones. Las dos opciones para conseguir fondos para pagar son las reservas del Banco Central o tomar nueva deuda, lo que hace la mayoría de los países.
"Si el Gobierno quiere pagar la deuda con reservas hay que tener más exportaciones que importaciones, de forma tal que deberá haber un tipo de cambio competitivo que de por sí desincentivaría la compra de dólares", señala. Según su tesis, este primer escenario permitiría levantar el cepo, ya que es improbable que todo el mundo salga corriendo a comprar dólares si está muy "caro" en términos relativos. En otras palabras: hoy, a un precio relativamente barato, las restricciones cambiarias ajustan al dólar por cantidad. En este escenario paralelo, se ajustaría por precio.
Para endeudarse, la otra opción, asegura que el cepo sería una restricción a eliminar si el país quiere recibir capitales de otras naciones. "Nadie trae dólares a un país del que no sabe si los puede sacar; pero además, hay ciertas políticas para entrar en los mercados que son compromisos implícitos, a pesar de que el impacto de la eliminación del cepo no sea directo", suma. Esta hipótesis, ¿es posible para la Argentina en el mediano plazo? Para el economista, sí. "Hoy los bancos centrales están emitiendo mucha plata por el coronavirus y a pesar de que probablemente se venga una política monetaria más restrictiva, va a haber un exceso de liquidez a nivel global. El mercado financiero tiene poca memoria y la Argentina podría intentar atraer algo de esa plata", puntualiza.
En tanto, para Marina Dal Poggetto, directora de la consultora Eco Go, los mercados seguirán cerrados para la Argentina mucho tiempo más. "El arreglo de la deuda no te asegura el acceso al crédito", sentencia. Pero, pasado este primer momento de exceso de liquidez en la Argentina -para "tapar" el agujero fiscal por el coronavirus- y suponiendo un arreglo positivo de la deuda, la economista ve posibles ajustes pequeños en los próximos meses "para ir a un esquema menos extravagante", sobre todo en lo relacionado con la "administración de comercio en manos del Banco Central", institución que puso trabas a la compra de divisas en el mercado oficial para aquellos importadores que ya tengan ahorros en dólares.
"Sin un esquema de estabilización la eliminación del cepo es casi inviable. En este momento, si no ponés algún tipo de restricción, te vacían el Banco Central, y la inflación puede terminar en un fenómeno más complejo", concluye la economista.
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