Crónica de un país que late con el dólar
"Turbulencia", que puede entenderse como el estado de agitación de un fluido, fue la palabra consensuada en el discurso oficial para sintetizar el período de tensión cambiaria que vivieron los inversores en las últimas semanas. Esa sustancia fue el dólar. Sesgos mentales, recuerdos poco amables, miedos. Teléfonos de asesores financieros al rojo vivo. Mucha tranquilidad por llevar a los hogares argentinos cuando se dispara el termómetro del tipo de cambio.
"¿Qué se hace? ¿Se sale? ¿Está todo bien?" Las mismas preguntas hacían fila en teléfonos y casillas de mensajes de los profesionales de las finanzas. La fase pareció descomprimirse el martes último con la licitación exitosa de Lebac en el Banco Central, a tasas de corte de ente 38 y 40% anual. Pero fueron semanas de tensión.
"Tenemos unos 500 clientes. Todos llamaban. Se les explicó a cada uno; le transmitimos tranquilidad", cuenta Mariano Sardans, de FDI. "No tocamos las carteras. Solo una familia vendió sus posiciones. El resto, era prácticamente contenerlos todos los días. Desde ayer (por el día siguiente a la licitación) tuvimos mensajes de agradecimiento. No hay una crisis igual que otra y del otro lado hay gente que toma decisiones estomacales. Nosotros actuamos un poco como un médico. Primero se diagnostica, se escucha. A partir de ahí se receta una propuesta para el perfil de riesgo. Mucha gente cree poder soportar algo que nunca vivió", agrega.
"Hay un poco de profecía autocumplida, donde se analizan antecedentes en vez de escenarios", analiza el neurólogo y psiquiatra Enrique de Rosa. Y agrega: "Es más confiable creer en el caos que en un período de turbulencia y readaptación. El primer razonamiento es puramente emocional y tiene la certeza de ello. El argentino empieza a generar escenarios catástrofe donde de alguna manera, si se realizan, vienen a consolidar una serie de creencias propias que lo reaseguran. A veces es un tema de reequilibrio interno, donde existe una estructura melancólica que necesita de malas noticias para justificar un malestar propio".
A una porción importante de minoristas se la sedujo con las tasas de las Lebac, pero también se consignó, como era de esperarse, un proceso de dolarización de personas físicas a lo largo de la turbulencia. Aunque no están los datos oficiales aún, dos bancos (uno público y otro privado) reconocieron un aumento en la venta de dólares al público en los últimos días de la corrida. "Lo normal y esperable en este tipo de coyuntura", resume una fuente de la entidad pública.
De alguna manera, el comportamiento reafirma una vieja máxima local: crece la demanda de dólares cuando aumenta su precio, lo que de alguna manera contradice la lógica de las inversiones. Aun así, después de la devaluación, en la era Macri el dólar todavía pierde contra la inflación. Se apreció un 85% desde salida del cepo, contra una inflación acumulada que ya se acerca al 100%.
"Una falacia muy estudiada en finanzas durante períodos de turbulencia es el comportamiento de 'El único juego en la ciudad', que es la sensación de que todo el mundo juega a algo y uno teme quedarse afuera. El dólar sube y hay gente que gana $5000 en dos días, entonces corre detrás. Eso lleva a tomar las peores decisiones, a comprar con la noticia y no con el rumor, como se dice en la jerga. Son los que compraron el dólar informal a $26,70 en la City. Por encima del perfil de riesgo está el tema de la cultura financiera. Toda crisis es un traspaso de dinero entre inversores en sus dos extremos", dice Nicolás Litvinoff, director de Estudinero.net.
En los informes del Banco Central se apuntó otro dato de comportamiento: el germen cambiario no llegó a mutar a un fenómeno bancario. Los depósitos en pesos del sector privado aumentaron en las primeras dos semanas de mayo, mientras que aquellos en moneda extranjera se mantuvieron estables, en cerca de US$26.500 millones.
Donde sí se sintió el impacto fue en los fondos comunes de inversión. Allí se registraron, hasta el "supermartes", rescates netos de personas físicas, tanto en fondos T+1 en pesos (mayoritariamente Lebac) como en productos en dólares (Letes). Estos últimos, mayormente retail, cedieron cerca de US$1000 millones durante la corrida. Pero por lo que se ve en registros del BCRA, nunca salieron de las cajas de ahorro de los bancos.
"El minorista formó parte de una dinámica general en la industria", explica una fuente gerencial de una administradora de fondos. "Veo cierta decepción de personas físicas sobre algunos productos. Varios fondos en dólares tuvieron caídas nominales en el año, de 1 o 2%, por lo que la persona decidió rescatar y quedarse con disponibilidad de dólares en el banco y no sujetos a vaivenes del mercado. Por la venta de Letes en el mercado secundario, su tasa llegó en un momento al 7% anual, una oportunidad", dice.
El impacto en el patrimonio de la industria de fondos en conjunto -también institucionales- fue importante: del orden de los $100.000 millones, desde el 20 de abril hasta el "supermartes", por rescates y rendimientos negativos. Medido en dólares, el retroceso acumuló unos US$10.000 millones por efectos de la devaluación.
En las casas de bolsa, la dolarización ya se recomendaba desde principios de año, por lo que no hubo una migración masiva de portafolios aunque sí, se profundizó la tendencia. Se registró un desarme de posiciones en pesos hacia instrumentos en dólares de corto plazo.
"Es la reacción natural del inversor, a veces incluso sin importarle el valor", dice Pablo Castagna, de Portfolio Personal. Y agrega: "En épocas de turbulencia el minorista se paraliza y lo primero que hace es dolarizarse para esperar que pase el temblor. En acciones, por lo general, se trata de inversores con más experiencia por lo que suelen esperar sin dejarse llevar por decisiones apresuradas".
"Tuvimos muchas más consultas, pero no vimos en términos generales inversores tomando decisiones irracionales o impulsivas sobre sus carteras", dice Nicolás Bentel, jefe de Individuos en Puente. "Tuvimos poca rotación en los portafolios, ya que desde fines de 2017 nuestros clientes han estado reduciendo (riesgo de) duración de sus carteras de bonos. Es importante enfocarse en el perfil del cliente al recomendar. Si este trabajo está bien hecho, los ajustes ante eventos como este serán menores".
- 85% apreciación: Fue lo que se apreció el dólar en la Argentina desde la salida del cepo cambiario, en diciembre de 2015; esa enorme devaluación del peso argentino igual fue menor a lo que se acumula de inflación desde esa misma fecha, una cifra que se acerca al 100%.
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