Con un pico de $350 y caídas de más del 20%: así fue la volatilidad del dólar en los últimos tres meses con Guzmán, Batakis y Massa
El movimiento del tipo de cambio paralelo de los últimos 90 días se debió a la emisión monetaria, el nivel de reservas del Banco Central, los anuncios oficiales y las expectativas devaluatorias
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Los últimos tres meses fueron vividos por los argentinos con una intensidad pocas veces vista. Hubo tres ministros de Economía, un intento de magnicidio, cuatro viajes de distintos equipos a Estados Unidos, nuevas restricciones para el acceso al mercado oficial, segmentaciones tarifarias, aumento de cepos, rumores de devaluación y nuevos desdoblamientos cambiarios. Todo, mientras el Banco Central (BCRA) apuraba la emisión e intentaba detener la sangría de sus reservas.
Cada nuevo anuncio -de ministro o de cepo recién llegado- impactó en el bolsillo de los argentinos, y la inestabilidad vivida se vio traducida en la volatilidad del dólar blue, que llegó a un pico de $350 en julio, tuvo caídas de hasta el 23% en agosto y, finalmente, encontró su calma en oscilaciones entre 285 y 290 pesos.
La previa y el “terremoto” tras la salida de Guzmán
Si bien pareciera ser que todo comenzó con la salida de Martín Guzmán del Gabinete, lo cierto es que en la semana previa a su renuncia, el blue ya había aumentado $10, cuando pasó de $228 a $238. Esto se explica, según indica a LA NACION el analista financiero Christian Buteler, por el accionar del Banco Central: “Durante junio hubo una brutal emisión del Central para asistir al Tesoro. Parte fue para comprar bonos que habían empezado a caer, por lo que la entidad salió a sostener sus precios y emisión; y otra parte fue por los intereses de las Leliq. En total, emitió 13,9% del total de stock que había en la economía en julio. Esto tiró para arriba todo”.
A la emisión se le sumó que unos días antes de la salida de Guzmán, el Gobierno había endurecido el cepo y, con el objetivo de restringir la salida de dólares, se implementó la postergación por 180 días del acceso a los importadores al mercado oficial de cambios. La situación de las reservas se agravó con la demanda de divisas que salían para abastecer las importaciones de energía.
La imprevista renuncia de Martín Guzmán, el sábado 2 de julio pasado, llevó a una desestabilización cambiaria mayor, que hizo que ese fin de semana el dólar blue subiera 9%. El viernes previo a la salida del funcionario, la moneda paralela había cerrado la ronda a $238 y, el lunes siguiente, terminó a $260. Durante esa misma jornada, alcanzó un pico de $280, lo que significó un aumento de un 18% respecto del cierre previo.
La gestión de Batakis: de $260 a su récord histórico
Tras un fin de semana en el que circularon un sinfín de nombres, finalmente la elegida para ocupar la cartera fue Silvina Batakis, quien a los pocos días de asumir —bajo la frase: “El derecho a viajar colisiona con la generación de puestos de trabajo”— anunció el aumento del dólar tarjeta. Como si se tratara de un partido de ajedrez, la respuesta no tardó en llegar. A partir de ahí, la moneda paralela siguió un camino ascendente vertiginoso. “Cada vez que se sube un impuesto a los dólares oficiales, se le pone un piso a los dólares libres, porque el piso lo establece el propio Estado con los impuestos”, expone Buteler.
En medio de la corrida y luego de que Alberto catalogara a los productores como los culpables de la corrida cambiaria por no liquidar, el 26 de julio el Gobierno puso en marcha —aún con Batakis en el Gabinete— un tipo de cambio diferencial para el agro, con el objetivo de engrosar las reservas del Central. La entidad venía de sacrificar US$1284 millones en julio.
La ahora exministra encaró su gestión con medidas que indicaban algo parecido a la austeridad y comenzó a avanzar con la segmentación de tarifas. Pero, a pesar de los intentos gubernamentales y la culpa que el presidente Alberto Fernández les echó a los turistas que “compran dólares para viajar y hacen subir el dólar blue”, la presión sobre el blue no cedió. Aunque desde el Gobierno consideraban “exagerado” hablar de brecha cambiaria en momentos en el que la misma superaba el 120%, el 13 de julio, la divisa paralela rompió su techo y alcanzó los $283.
El 20 de julio se sumó un nuevo tipo de cambio a los seis que ya existían, el dólar para turistas extranjeros, y al día siguiente se anunció un nuevo cepo para las importaciones “estratégicas”. La moneda paralela no dio respiro, y la brecha entre el oficial y el blue saltó a 148%. “Cuando empezás con una dinámica como esa corrida cambiaria, no es fácil detenerla. Los precios llegan a cualquier valor, por eso se llegó a un dólar blue de $350″, afirma Buteler.
El récord histórico: $350
El 22 de julio no fue un día más para las ruedas cambiarias. Ese día, la moneda estadounidense paralela, que venía de varios días de superar sus propios récords, alcanzó su máximo histórico: $350. En tan solo 26 días, la divisa del mercado informal había llegado a aumentar 54%.
Sin embargo, a partir de allí, el dólar blue inició un sendero en caída. Esto coincide —relaciona Buteler— con los rumores de que nuevamente iba a haber cambios en el Palacio de Hacienda. “Al pico se llega por emisión de dinero y lo que hace cambiar la tendencia y caer esa alza es precisamente la posibilidad de la llegada de Massa al Ministerio de Economía. El poder de Massa es que puede articular políticamente lo que la economía necesita, algo que no dejaron hacer a Guzmán y que Batakis ni tuvo tiempo. El dólar blue empieza a bajar antes de que llegue Massa. Ese cambio es puramente expectativas, porque no se hicieron medidas puntuales”, aclara el analista.
De 2019 a hoy: todas las trabas que volvieron casi imposible comprar dólar oficial pic.twitter.com/ZsxOQ0fYsv
— LA NACION (@LANACION) July 25, 2022
El 28 de julio, luego de asegurar que tenía el apoyo completo de Cristina Kirchner y tras una semana en Estados Unidos, Batakis renunció y Massa desembarcó en Economía. Luego de idas y vueltas, finalmente Gabriel Rubinstein, quien protagonizó un audio en el que desmentía una devaluación, fue confirmado como vice. “Rubinstein puso ruido y capaz detuvo a la baja, pero no impulsó nuevamente el precio”, recuerda Buteler.
El nuevo equipo económico liderado por el expresidente de la Cámara de Diputados logró que la moneda del mercado informal descendiera alrededor de $20. De acuerdo con Camilo Tiscornia, director de C&T Asesores Económicos, parte de la caída del blue se debe a las postergaciones de los vencimientos de deuda que llevó adelante el exintendente de Tigre: “La perspectiva del resultado fiscal influye; y los dólares alternativos bajaron a 300, porque empieza el canje de deuda. Por los vencimientos de deuda de agosto, septiembre y octubre, Massa ofreció bonos que vencen en un año y que pagan el más alto entre inflación y devaluación”.
Sin embargo, el especialista advierte: “Con esto, pateó la pelota, despejó el mercado de deuda y facilitó la expectativa de que el Gobierno va a tener cómo financiarse. Pero a fin de año hay otra vez vencimiento de deuda y hay necesidad de financiarse. No queda claro si va a poder, y puede empezar una nueva especulación”.
Por otro lado, los especialistas señalan que el aumento de las tasas de interés jugó un rol clave para la desescalada del blue. A mediados de agosto, el Central empezó a subirlas de forma más agresiva, con el objetivo de premiar a los ahorristas en pesos. Según aclara Tiscornia, mucha gente que había apostado por comprar dólares alternativos, pensando que habían subido demasiado, se pasó a pesos por el fuerte aumento de las tasas de interés, que están en torno al 75%. “La gente se posiciona en el peso, lo que hizo bajar el dólar el blue”, define.
Un septiembre más “tranquilo”
Pese a los intentos oficiales, en agosto, luego de haber mantenido durante todo el mes la oferta de dólar soja, el Central cerró con una pérdida de US$518 millones de su mínima tenencia neta. Con la mira puesta en intentar detener la sangría, inmediatamente, cuando se terminó el plazo del dólar soja, el Gobierno comenzó a repensar un nuevo tipo de cambio diferencial para el agro. Tras el primer intento de incentivar a los productores a liquidar sus granos, el 4 de septiembre, Massa anunció un nuevo dólar soja a $200. El cierre previo, el dólar paralelo había cerrado a $285, en tanto que el lunes siguiente, tras el anuncio del dólar soja, la divisa tuvo una caída del 5% diaria (de un 23% si se considera el pico histórico) y terminó la ronda a $270, su valor más bajo en casi un mes.
“El hilo conductor más importante es la expectativa de cómo el Gobierno va a financiar su déficit [que en septiembre fue con el ingreso de la divisa por la liquidación de soja]. Es un juego de expectativas. Cuando hay miedo de que no puede hacerlo, el tipo de cambio se dispara; si no hay miedo, se mantiene”, sintetiza Tiscornia. Sobre el difícil equilibrio cambiario que intenta lograr el Gobierno, el analista introduce otro factor: la idea de que el dólar oficial está atrasado.
“Esto genera la especulación de que en algún momento se pondrá a tono, por lo que empieza una carrera por hacerse de dólares y no vender en el mercado oficial”. En este sentido, explica que el Gobierno está trabajando en dos frentes: “Por un lado, busca que aparezcan dólares para que el oficial no salte tanto y, por el otro, intenta que los alternativos no se disparen, eso lo logra con las tasas de interés altas. El Gobierno quiere evitar a toda costa la expectativa de que el oficial va a subir, porque el oficial está ligado a la inflación”.
El dólar soja y el efecto “rebote”
La medida anunciada por Massa, que traía un respiro al mercado cambiario, coincidió con el fin de semana tras el intento de magnicidio a Cristina Kirchner, el 1° de septiembre. Respecto del impacto del atentado, Tiscornia asevera: “Aporta confusión, pero no lo veo como determinante principal. Ante la incertidumbre política, el Gobierno reaccionó de forma racional con los anuncios de Massa. No hicieron nada loco, fueron por el ajuste fiscal y hablaron con entidades internacionales”. De hecho, los desembolsos y promesas de llegada de dólares —del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)— dieron, un pequeño alivio”.
A pesar de que el plan soja de Massa ayudó a engrosar las reservas, desde que se implementó el nuevo dólar soja hasta el viernes pasado, la divisa paralela aumentó 18 pesos, es decir un 7%.
“Estructuralmente, las buenas noticias que trajo Massa siguen estando: fiscalmente hubo mayor orden, subieron las tasas de interés y el Central pudo comprar reservas. Tres cosas que no tenía Guzmán. A pesar de eso, en septiembre, dólar rebotó, pero levemente”, detalla Fernando Marull, economista de FMyA, quien describe que parte del movimiento se debe al contexto internacional, que “empeoró bastante”. “El dólar subió en el mundo y las monedas se devaluaron. Pasó tanto en Chile como en Brasil, y el peso también se devaluó”, remarca y añade: “Además, en lo local, el mercado se asustó un poco con la emisión de pesos que hubo y, los pesos los tiene un sector que normalmente es demandante de dólares. Ese combo permite explicar el rebote del dólar”.
Asimismo, Marull valora: “Vemos que el plan soja es bueno para el dólar paralelo, porque el efecto de compra de reservas es mayor que la emisión de pesos. Las reservas subieron 4000 millones de dólares en tres semanas, que es una fortuna”.
El último dólar soja permitía que los exportadores compraran dólares financieros, que son libres y legales, hasta que el 19 de septiembre pasado, el BCRA prohibió comprar dólares en el mercado cambiario a las empresas que operaron dólar soja. Inmediatamente, el blue pasó de $277 a $287 (+4%). “La medida tuvo un impacto, que era lógico, pero fue marginal. Al prohibir, incentivan más el dólar paralelo. Igual, el campo vio que el precio del dólar soja era bueno y siguió vendiendo”, completa Marull.
Respecto de los cepos y el impacto en el valor del dólar en el mercado informal, el economista insiste: “La clave para que el paralelo no suba es que el Central no pierda reservas. Por ejemplo, si ponen un cepo al dólar turista, puede haber una suba transitoria, pero el Central deja de vender y hay que buscar dólares a otro lado, como el blue. Pero, por lo menos, contenés la sangría de reservas, que estructuralmente es más positivo”.