Dólar: para el BCRA, mantenerlo calmo en 2021 es el mayor aporte que puede hacer
El Banco Central (BCRA) considera que el mejor aporte que puede hacer el año próximo para evitar una aceleración mayor de la inflación es concentrarse en "preservar la estabilidad cambiaria".
Asílo proclama en un documento difundido hoy mediante el que fija sus "Objetivos y Planes" para 2021, en el que hace muy pocas referencias a la evolución esperada de los precios. Sólo apunta que, dado que "en la historia argentina las aceleraciones inflacionarias estuvieron asociadas típicamente a grandes depreciaciones del tipo de cambio", estará particularmente atento a evitarlo.
Por lo demás, sólo se compromete a mantener "la liquidez de la economía en niveles adecuados para el período post pandemia, haciendo uso de todos los instrumentos disponibles, con el fin de acompañar la recuperación económica en un entorno de inflación decreciente".
Ambos párrafos sugieren que la entidad monetaria estima que la mayor responsabilidad sobre lo que suceda en 2021 con la inflación la tendrá el Gobierno, quien tiene en su agenda la revisión de los sistemas de precios máximos y de los congelamientos tarifarios, aunque segmentados socialmente, según aclaró.
Tomando en cuenta que buena parte de la brecha que se vino abriendo durante los últimos meses en las expectativas de inflación (el Presupuesto la proyecta en el 29% anual, pero el mercado la estima en el 50%) está cimentada en lo que se conoce como "inflación reprimida" (por los congelamientos tarifarios y los esquemas de precios máximos que aplicó la administración Fernández), el rol que se adjudica puede considerarse limitado, pero no descabellado.
Sobre todo, si llegara a cumplir con esa parte de la tarea que se auto asignó: mantener calmo el frente cambiario. Todo un desafío, considerando la endeble posición de reservas netas con la que cuenta y la tendencia declinante que comenzó a mostrar la balanza comercial externa.
Al respecto, las mayores esperanzas oficiales están depositadas en la recuperación que muestran los términos de intercambio a partir del regreso, en los últimos meses, del denominado "viento de cola".
"Para las economías emergentes se avizora una continuidad en las condiciones financieras favorables, si bien no puede descartarse una corrección en los mercados. Los precios de las commodities que exporta la región no solo han recuperado todo lo perdido en la pandemia sino que se ubican en máximos desde 2014. El Índice de Precios de las Materias Primas (IPMP) que elabora el BCRA está 20% por encima de principios de año y se espera se mantenga en valores similares durante 2021", dice el informe. Además espera que el crecimiento de los socios comerciales también impulse las exportaciones argentinas, aunque en el Presupuesto 2021 solo crecerían 10,2%, 6,1 puntos menos que el dinamismo que mostrarían las importaciones, dado el rebote proyectado de la actividad local.
Por tal motivo, parece que su declamado objetivo de "fortalecer su posición de reservas internacionales" también dependerá de los ajustes que pueda hacerle al súper cepo, "hasta tanto se potencie la capacidad exportadora del país", un objetivo contra el que la devaluación del 25% del peso prevista en el Presupuesto (plantea un dólar a $102,40) puede conspirar, a menos que se compense competitividad por otra vía, como la rebaja de impuestos a la exportaciones planteada recientemente en la reglamentación de la ley de Economía del Conocimiento.
Esto lo admite al avisar que gestionará "de manera dinámica las regulaciones sobre el mercado de divisas, para evitar desequilibrios temporales que afecten la posición de reservas o comprometan la estabilidad cambiaria", algo complejo por el impacto que mayores limitaciones a las importaciones podrían tener en la cadena productiva y sus costos, si de los intentos por suplirlos con insumos locales determina que sean más caros.
Un documento plagado de generalidades
El documento es un compendio de generalidades, ya que no establece metas explícitas.
Pero lo admite, dado que postula que podía aportar algunas "una vez que se consolide este proceso de normalización de la economía y se arribe a un nuevo acuerdo con el FMI". El BCRA avisa que en ese momento "evaluará exteriorizar sus proyecciones monetarias y financieras", si lo juzga oportuno.
Un punto central es la descripción que realiza de las condiciones monetarias, tras admitir que su política tuvo este año un sesgo "expansivo" que no tuvo mayor impacto inflacionario por el crecimiento observado en la demanda de dinero, debido a las restricciones que la pandemia impuso a la actividad y porque la oferta de dinero partió de niveles históricamente bajos, por los planes de astringencia monetaria que había aplicado en los últimos años la administración Macri.
Eso "ha contribuido a absorber una significativa porción de los recursos volcados a la economía", que llegaron a representar un máximo del 17,1% del PBI medidos contra los medios de pago (M2), pero terminan el año en torno al 14%, "apenas un punto por encima del promedio registrado entre 2010/19".
En lo monetario, en adelante el único compromiso que asume el BCRAes el de administrar la oferta de liquidez "para sostener su gradual convergencia a valores históricos", algo que según plantea significaría un cociente del 13% entre M2 y PBI o del 7,5% medido en relación con la Base Monetaria (BM).
Para los economistas, el supuesto luce "razonable", pero enfrenta fuertes desafíos.
"El exceso de dinero que había en el segundo trimestre era gigante, pero ya bajó. Pese a eso, converger a valores históricos ya no es tan fácil, a menos que el déficit fiscal vaya a ser bastante más chico que lo presupuestado o que el Tesoro encuentre más alternativas de financiación. De lo contrario, el esfuerzo que el BCRA deberá hacer para esterilizar presionará sobre la tasa o planteará mayores dudas sobre su salud patrimonial, aun cuando el rebote de actividad traccione algo más la demanda de pesos", explica Andrés Borenstein, economista jefe de la consultora Econviews.
Para aliviar esas presiones, concluye que es probableque se habilite un nivel de inflación "que te licúa la cantidad de dinero y los pasivos remunerados del BCRA".
Para su colega Martín Vauthier, director de la consultora EcoGo, la clave para que el BCRA pueda cumplir con sus objetivos estará vinculada a la capacidad que tenga la política para dar señales de racionalidad, y que estas además se plasmen en un plan fiscal y financiero acorde.
"Lo que condicionará todo es la sostenibilidad de su balance. Si no mejora la relación entre sus reservas netas y el nivel de sus pasivos totales en pesos (los que están en la economía o en su playa de estacionamiento y remunerados, como las Leliq y los pases) se puede complicar, ya que es deuda de cortísimo plazo que ante cualquier disparador puede presionar sobre el tipo de cambio aun con súper cepo, como ya vimos", advierte.
En el documento, el BCRA se compromete además, en lo crediticio, a "estimular una mayor intermediación financiera, propendiendo a cumplir con las necesidades básicas de financiamiento para el desarrollo del consumo, la inversión productiva y el cambio tecnológico", y hacer lo propio con "el uso de medios de pago electrónicos" para abaratar "costos para los comerciantes" y propiciar una "mayor eficiencia en los procesos para los usuarios".
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