Documentos exclusivos: a cinco años, la trama del misterioso viaje de Cristina Kirchner a las islas Seychelles
Pasaron cinco años y después de aquel viaje nada es igual. Las explicaciones oficiales y el detalle de la contratación al que accedió LA NACION jamás alcanzaron para cubrir todos los puntos oscuros que dejó la escala en Seychelles.
¿Por qué no se contrató el avión con la escala incluida si el decreto presidencial, fechado el 10 de enero, tres días antes de la partida, establecía la visita oficial a Seychelles por dos días? ¿Por qué el decreto se publicó el 13 de marzo de 2013, dos meses después del inicio del viaje? ¿Se hizo después ese documento? Y, en ese caso, ¿por qué si la entonces presidenta tenía previsto detenerse en ese archipiélago esgrimió la propia Casa Rosada la explicación del descanso de los pilotos? Sólo unos pocos que iban arriba de ese avión tienen esas respuestas.
Cinco fuentes consultadas coincidieron en que hubo una decisión de detenerse en ese lugar por alguna razón externa a la tripulación. De hecho, Cristina Kirchner varias veces voló con tripulaciones al límite sólo por el hecho de que ese tipo de raid merece toda la diligencia para estar a disposición de quien paga semejante servicio.
En dos viajes anteriores, la comitiva oficial se trasladó muchas más horas sin detenerse. Jorge Pérez Tamayo, expiloto presidencial en varias oportunidades, aportó dos datos. "Como piloto presidencial hicimos Buenos Aires-Moscú (en diciembre de 2008) en 15 horas y fue un viaje sin escalas. A la vuelta, por una cuestión de vientos, tuvimos que bajar en Río de Janeiro. Y cuando fuimos a Arabia Saudita, que aterrizamos en Doha (en enero de 2011), tuvimos 16 horas y 25 minutos de vuelo. Todo sin escala", dijo el excomandante de Aerolíneas Argentinas. Palabra de gremialista, hombre que en ese momento dedicaba parte de su tiempo a defender los derechos de los pilotos. Sin embargo, el pasajero presidencial merece la excepción. "No había ninguna razón desde lo técnico para detenerse ahí", dijo al recordar aquel periplo.
LA NACION, a través de un pedido de información pública, accedió a documentos que, hasta el momento, estaban guardados en oficinas cercanas a la Presidencia. De ellos surge que hubo una decisión de detener el avión en Seychelles, un aeropuerto alejado de todo, en medio del Océano Índico, sin ninguna estación aérea alternativa para aterrizar en caso de que saliera de servicio por alguna circunstancia. Nadie recomendaría ese punto de descenso, en un paraíso fiscal y mucho menos si el pasajero transportado es un Jefe de Estado.
La protagonista excluyente de las suspicacias que dejó el descanso en Seychelles, la ex presidenta Cristina Kirchner , ahora es investigada en varias causas, una de ellas por asociación ilícita y lavado de dinero en carácter de "jefa" junto a su hijo Máximo Kirchner. En tanto que Florencia Kirchner es considerada coautora de esos delitos. LA NACION intentó comunicarse con los Kirchner a través de la Fundación Patria pero no hubo respuestas.
Las explicaciones quedaron asentadas en los documentos a los que accedió LA NACION y en los comunicados que entonces firmó el secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli. Demasiado escuetos como para no generar sospechas y suspicacias.