Diana Tussie:“El coronavirus va a profundizar la resistencia a la globalización”
Según los últimos datos de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad), la pérdida estimada por la pandemia del Convid-19 en la economía de los países emergentes es de unos US$59.000 millones entre febrero y marzo, más del doble de lo perdido en 2008. Según su evaluación los rubros más golpeados son los instrumentos de precisión, la maquinaria, los automóviles y equipos para comunicación. De todos modos, admiten que no está claro hacia dónde va la economía.
Diana Tussie, directora de la Maestría en Relaciones Internacionales de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), advierte que la crisis provocará un quiebre "significativo" en las cadenas de tercerización globales y, además, pareciera que va a profundizar un ambiente sociopolítico proclive a una menor globalización, a los nacionalismos.
Tussie prefiere no encuadrar al Covid-19 como un "cisne negro"; afirma que es una figura muy frecuente "cada vez que no se puede explicar el futuro y el futuro no es nunca simple de explicar". Además, repasa que ya la economía mundial no venía bien; con los exportadores de comodities enfrentando una baja general de precios y por la guerra por el petróleo entre Rusia y Arabia Saudita.
La directora de la maestría explica que ya antes de la crisis por el Covid-19 existía una ola de nacionalismos en diferentes lugares del mundo y que, esto puede incrementarse a raíz del parate que genera el coronavirus.
"En la Unión Europea se puso en cuestionamiento la existencia de la solidaridad europea; no sé si va a ser para siempre. Italia no va a ser la misma, tardará mucho. Los países ponen en duda seguir siendo parte de la Eurozona. En el Mercosur hay problemas anteriores, (Jair) Bolsonaro no es mercosureño. A nivel global sí habrá un recalibramiento grande. Trump es anti todo y los candidatos demócratas aparecen como más racionales pero no están hablando de globalización", enumera.
P– ¿Cuál es su diagnóstico? ¿Qué mundo podría dejar el Covid-19?
R–Claramente es un año para el olvido; muy complicado. Me parece que esta pandemia es un parte aguas. Veníamos transitando un clima socio político de resistencia a la globalización, un ambiente más marcado por el nacionalismo. Esta situación no es nueva, ya lleva varios años. Ya veníamos con elecciones cuyos resultados hacían perceptibles estas expresiones sociales, como lo es (Donald) Trump en Estados Unidos, Vox en España, el Brexit en el Reino Unido o Alternativa por Alemania. Estas cuestiones estaban dándose, aunque no provocaran mayores convulsiones en el mundo financiero pero sí algunas en el comercio. El coronavirus va a profundizar la resistencia a la globalización.Creo que habrá un quiebre importante en la tercerización de las cadenas productivas, lo que estaba pasando por abajo ahora viene por arriba.
P–¿Cómo se verá en el día a día?
R–Habrá una reconsideración de todos los costos; atravesar las fronteras es más complicado si es que no se detienen directamente los pasos. Esto no se resuelve en el corto plazo, ni en el próximo año porque los planes de inversión no son por semanas, se hacen para largos períodos.
P–Hay sectores que perderán más…
R–La industria turística va a colapsar, en el sector aeronáutico podemos esperar muchas quiebras y ambos segmentos están vinculados con tecnológicas que fue un gran boom en los últimos años, las plataformas para contrataciones y reservas. No es mi especialidad, pero seguramente habrá un proceso de compras y fusiones en las aeronaúticas como ya vimos en otras crisis. Esta dinámica alcanza a todo, implicará un cambio muy grande, muy profundo y no sabemos cuánto va a durar.
P–¿A qué es análogo?
R–Es un ajuste estructural muy fuerte, el impacto es el de una gran devaluación, el de una guerra de monedas. Todo el panorama es muy complicado, muy incierto. Es el golpe de una guerra en el que nadie se salva solo. En la primera y segunda guerra mundial hubo un boom de sustitución de importaciones… es que económicamente se cambian los incentivos.
P–¿Podría avanzarse a un esquema así, más producción nacional en algunos países?
R–En algunos productos puede ser, no siempre es inmediato y en la transición… usamos alambre. La posibilidad de sustitución no depende tanto del tamaño del mercado como del producto. Por ejemplo a la soja, nuestra principal exportación, no nos la podemos comer. Además, el tema son los dólares que no entran ni por comercio exterior ni por turismo.
P–¿Los exportadores pueden hacer algo, tienen margen?
R–Pueden tratar pero de ahí a que se pueda seguir son dos cosas diferentes. Hay un cierre de fronteras, hay arena en todo el sistema. Los flujos comerciales se detienen, todo es más lento. Pensemos por ejemplo en que las decisiones de Chile afectan a dos cadenas claves de retail en la región como Cencosud y Falabella. A mediano plazo todo está complicado. Hay tres canales de contagio, el financiero, comercial y de inversiones. En los tres estamos alcanzados; en el primero tenemos el problema, que no es para nada menor, de la deuda más allá de que las tasas de interés estén bajando; en las exportaciones hay caída de precios y de demanda además de suba de fletes y las inversiones también están afectadas, por caso Vaca Muerta con el precio del petróleo en baja.
P–¿Pesa la política de comercio exterior previa?
R–No importa qué podríamos haber hecho antes. Los acuerdos comerciales están subutilizados en la mayoría de los casos, las claves son los aranceles que no se pagan, un cambio de incentivos, pero de 10.000 ítems que abarcan se usan, por caso, 5%. Claro que no pagar arancel facilita, pero ahora es una causa de fuerza mayor. No soy ‘blanco y negro’, no creo que hay promundo y economías cerradas, todo depende de los productos. La exportación depende de la competitividad y demanda externa ahora estamos en una especie de revolución y los gobiernos tienen que ser compradores de última instancia. No sé si el nuestro va a poder. •
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