Deuda. Para los bonistas, el acuerdo depende ahora de una decisión política
WASHINGTON.- Frustrados tras el quiebre de la última ronda de negociaciones por la deuda y la postura del Gobierno, los principales acreedores de la Argentina creen que, ahora, llegar a un acuerdo para sacar al país del default depende solo de una decisión de la Casa Rosada.
"Podemos cerrar mañana", indicaron fuentes cercanas a los acreedores familiarizadas con la negociación. "Es una decisión política", remarcaron.
Las últimas ofertas presentadas por los tres principales grupos de acreedores del país acercaron las posiciones como nunca entre los bonistas y el Gobierno. El Grupo Ad Hoc –integrado por BlackRock, Ashmore, Fidelity y otros fondos–, y el Grupo de Bonistas del Canje –para algunos, el comité más duro de la discusión– retocó su última oferta y bajó la diferencia con el Gobierno en el alivio total a unos 6800 millones de dólares. Esa brecha, en cálculos del mercado, equivale menos de un 1% del producto bruto interno repartido durante dos décadas. En el Gobierno también calculaban la diferencia arriba de los US$ 6000 millones.
"La diferencia, desde el punto de vista del flujo de caja, es mínima", indicaron las fuentes.
Ante ese último acercamiento, los principales acreedores del país apostaban a que el Gobierno terminaría de cerrar la brecha y habría un entendimiento. Pero se toparon, ayer, con una nueva condición: un techo para el acuerdo en un valor presente de 50 centavos por dólar, calculado con una tasa de salida, o exit yield, del 10%. Para los bonistas, fue una nueva exigencia, innecesaria y artificial, "empujada puramente por criterios políticos". Para el Gobierno, los ajustes que pidieron los acreedores a la oferta oficial "son ampliamente inconsistentes con el marco de sostenibilidad de deuda".
"El Gobierno tiene que encontrar la solución", insistió otra fuente cercana a uno de los tres grupos de acreedores, también al tanto de la negociación. "Hay desilusión con la falta de clarividencia para entender los beneficios de superar esto cuando se ha hecho un esfuerzo tan grande, y se plantan políticamente en un número", agregó.
Aunque nadie cerró del todo la puerta a continuar con las negociaciones, la última ronda de charlas pareció marcar un punto de quiebre. A las diferencias por los números –la última oferta de los dos grupos redunda en un valor presente de 57,6 centavos por dólar contra el techo de 50 que aspira el oficialismo– se suma la diferencia, tanto o más compleja, por el contrato de los nuevos bonos, o "indenture". Algunos bonistas aspiran a preservar protecciones del canje de 2005, mientras que el Gobierno quiere mantener un esquema similar al que implementó el gobierno de Mauricio Macri, en 2016, que incluyó cláusulas para evitar juicios como el que lideró el fondo "buitre" Elliot en los tribunales de Nueva York. Otra grieta.
Incertidumbre
Nadie ofreció un panorama claro acerca de cómo seguirá el proceso. "Todos tienen que tomarse un respiro y pensar", fue una idea recogida cerca de los fondos, donde existe una voluntad nula para volver a sentarse a hablar si el Gobierno se planta en el techo de 50 centavos por dólar de la última propueta oficial, la cual, anticiparon, será rechazada. "No hay lugar para las negociaciones si una de las partes dice ‘tómalo o déjalo’", fue una de las definiciones.
A las diferencias por los números de la oferta y la letra chica de los contratos se suma el desgaste de una negociación que entró hace rato en tiempo de alargue.
"Llevamos en esto por un tiempo. Todos están cansados y han trabajado duro. Todos tienen sus propias cosas con las que tienen que lidiar", fue el estado de ánimo que describió una fuente. "Hemos llegado muy lejos, estamos cerca. Es particularmente frustrante cuando ves un acuerdo, ves dónde debería terminar y la gente tiene que hacer sus últimos movimientos y estás cerca, y hay una jugada cuando debemos tratar de cerrar el trato y movernos. Hay mucha frustración", describió.
Ante este panorama, en el mercado algunos creen que la negociación cayó en su momento más difícil, justo cuando parecía encaminarse. "Nadie sabe exactamente qué hará el Gobierno ahora", navegaban en la incertidumbre en un fondo que posee títulos argentinos.
Uno de los escenarios que se barajaban es que el presidente, Alberto Fernández, dé la orden de seguir con las negociaciones en busca de un acuerdo y Guzmán vuelva a prorrogar –otra vez– el vencimiento del canje. Otro, que el Gobierno decida avanzar son su última oferta, sin acuerdo con los grandes acreedores, que deberían optar por aceptar la oferta, o pedir la "aceleración" de los pagos y avanzar hacia un juicio. Aunque todos afirmaban querer llegar al acuerdo, ese escenario parecía más alejado.
"Sería una verdadera pena cuando estamos tan cerca que esto se desmorone", lamentó una fuente.
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