Deuda. Más cerca de un acuerdo, las negociaciones se extenderán más allá del viernes
Mientras el Gobierno y los acreedores con bonos argentinos bajo legislación extranjera acercan posiciones con el objetivo de lograr un acuerdo por la deuda, en el Ministerio de Economía confirmaron que si las negociaciones mantienen su buen curso se extenderán más allá del próximo 22 de mayo, fecha en la que vencía la prórroga de la oferta argentina y también el período de gracia para realizar el pago de intereses de tres títulos globales.
Un dato clave borronea el deadline oficial planteado el próximo viernes. Cualquier enmienda que se haga en la oferta original que presentó la Argentina ante la Comisión de Bolsa y Valores de los Estados Unidos (SEC, por las siglas en inglés) abrirá un plazo adicional de diez días para aceptar la propuesta, lo que obligará a autoridades y bonistas a sobrepasar la fecha del 22 de mayo.
Cerca de Guzmán confirmaron, como adelantó hoy LA NACION, que si bien hay "mucho diálogo" y un acercamiento con los bonistas, todavía queda mucho camino por recorrer. "Todavía no estamos ahí", dijeron. Las tres contraofertas presentadas son distintas. La del fondo de inversión Blackrock es la que más lejos está de la posición argentina, mientras que la de Greylock Capital, el fondo que comanda Hans Humes, es la más "constructiva".
"Estamos trabajando para que, si no hay acuerdo el viernes, no se rompa nada", reconoció ayer una importante fuente del Gobierno, que dijo que podría aceptarse un default selectivo sobre los bonos globales y que, con negociaciones encaminadas, no habrá del lado de los acreedores un porcentaje mayúsculo para reclamar una aceleración del default.
"Acá lo importante es avanzar por un buen camino, si es el viernes o después es secundario, lo importante es avanzar", se hizo eco una fuente cercana a los acreedores privados del país.
En el Ministerio de Economía creen que la fecha del viernes se volvió "anecdótica" en momentos en que el diálogo es "constructivo" y ya hay "intercambios de documentos" con los tres comités de acreedores. "Si hubiera un proceso muy disruptivo, hay riesgo de que suceda el pedido de default por parte de los bonistas el viernes 22, pero estamos en un proceso colaborativo. "Esto va más allá del viernes", aseguraron.
"El plazo de la oferta se puede revisar. Pero está el plazo del vencimiento del bono", había dicho Sergio Chodos, representante argentino ante el FMI, el sábado en el programa radial Toma y Daca. "Si llega a pasar [que los bonos globales entren en default], no es un impacto mayúsculo. No es un proceso de caída libre como el default de 2001", dijo.
La distancia, indicaron a LA NACION también dentro del oficialismo, se había acortado a diez dólares: de los 44-45 centavos por dólar de valor presente neto que planteó Guzmán en su oferta original, a los 54 a 57 centavos por dólar de las contraofertas. Sin embargo, en el Ministerio de Economía sostienen que la oferta es más compleja que sólo un valor presente neto, ya que implica diferentes especies de bonos y otros parámetros a tener en cuenta para hacer esos cálculos.
Guzmán ya planteó en los últimos días que la Argentina es "flexible" a escuchar cambios en la oferta original en base a una "combinación de parámetros", entre los que están las quitas del principal (capital), los cupones (tasas de interés), los plazos de los papeles ofrecidos en el canje y el período de gracia, entre otros. El ministro incluso mencionó los cupones atados al PBI el viernes pasado en una conferencia en la que participó vía Zoom, pero dijo que no fueron instrumentos aceptados por los acreedores.
En el Gobierno siguen describiendo que la oferta argentina es "razonable", y en sintonía con lo que publicaron Joseph E. Stiglitz, Edmund Phelps y Carmen Reinhart la semana pasada en el sitio del World Economic Forum (WEF), la Argentina es -para el oficialismo- considerada un caso testigo en las reestructuraciones de deuda que deberán encarar muchos países, sobre todo economías emergentes, que ya comienzan a tener problemas por el coronavirus. Cerca de Guzmán creen que si los acreedores ceden con la Argentina deberán ceder con otros países, lo que podría terminar complicando la negociación de la deuda para el país.
El Líbano, por ejemplo, ya entró en default en medio de la pandemia, mientras que Ecuador cerró un standstill(tiempo de espera) con sus acreedores, una fórmula que no aceptaría el gobierno argentino, que busca despejar la incertidumbre que genera el pasivo en la economía local, sobre todo en el tipo de cambio. "No sería resolver el problema", plantean en el Palacio de Hacienda.
"Si no se encara el problema de la deuda de fondo se mantienen las tensiones. Un standstill también genera mayor incertidumbre pateando la pelota para adelante", había asegurado también Chodos durante aquella entrevista el fin de semana.
"No creo que haga falta un acuerdo 100% cerrado antes del 22 de mayo. Pero sí sería bueno que haya baja incertidumbre de que es posible un acuerdo con los bonos globales", contó ayer una fuente con mucha experiencia en el mercado financiero global a LA NACION.
"Cerrado 100% es imposible por los tiempos –agregó–. Pero si los dos comités más grandes sacan un comunicado que dice que ‘luego de largas conversaciones muy constructivas creemos que la propuesta que esta por anunciar la Argentina refleja en forma justa un esquema de deuda sostenible para el país que estamos dispuestos a apoyar’, ahí se tira de panza todo el mercado con los globales. Si eso lo hacen antes del 22, el 22 en sí deja de ser relevante",cerró.
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