Deuda. Cerró el canje y mañana el Gobierno anunciará los próximos pasos
En un clima pesimista -en base a perspectivas del mercado-, el Gobierno cerró hoy el canje de la deuda sin detallar el nivel de aceptación en el proceso de reestructuración y abrirá una negociación a contrarreloj durante este fin de semana con los grandes fondos de inversión que tienen en su poder bonos bajo legislación extranjera con el objetivo de evitar un default.
Fuentes del mercado mencionaron hoy a LA NACION que la adhesión a la propuesta del ministro de Economía, Martín Guzmán, estaba muy por debajo de lo esperado por el Gobierno. La información no fue confirmada el Palacio de Hacienda.
Mañana Guzmán desayunará a solas con el presidente Alberto Fernández, y luego el Gobierno anunciará cuál fue la aceptación final de la oferta argentina, que tuvo el respaldo del Fondo Monetario Internacional (FMI), de todo el arco político y empresario local, y de varios economistas de prestigio global. Además, informará sobre los siguientes pasos oficiales.
En el Gobierno anticiparon a LA NACION que dejarán abierta la posibilidad de una contrapropuesta a la oferta argentina hasta las 9 del lunes, más allá de que las negociaciones continuarán hasta el 22 de mayo, cuando se vencerá el período de gracia por el pago de intereses de los bonos globales. Ese día, si no hay un acuerdo, llegará una nueva cesación de pagos. Un mes después, podría declararse el cross default, la cesación de toda la deuda.
La deuda elegible para el canje es de US$68.842.528.826. Este año quedan vencimientos de esos papeles por unos US$3300 millones.
"Se reanudan los contactos con todos", señalaron en oficialismo. "Incluso con Blackrock", indicaron sobre uno de los fondos con los que el Ministerio de Economía tuvo más cruces en las semanas previas a lanzar la oferta.
El mutismo del Ministerio de Economía sobre la aceptación que tuvo la propuesta oficial le otorgaba hoy más volumen a los cálculos que había en el mercado financiero, sobre todo, cerca de los fondos de inversión y bancos internacionales, donde se estimaba menor al 20%. Esto, pese a que el tramo local había logrado una adhesión de cerca de 70%, según fuentes privadas. No obstante, ese tramo representa sólo un 10% de la deuda elegible.
Ya unas horas antes del cierre de las operaciones en los diferentes mercados, Guzmán había afirmado que el país se mantiene "abierto al diálogo" con los acreedores. El ministro ratificó que seguirá siendo "flexible" para "escuchar" a los acreedores dentro del marco macroeconómico presentado por su equipo.
Ese marco fue cambiando desde el 20 de marzo, cuando Guzmán se lo presentó a los bonistas a través de un webcast, hasta esta semana, cuando el ministro reactualizó sus perspectivas sobre la economía, el déficit fiscal, las reservas y el equilibrio comercial con el coronavirus de fondo. Así, la previsión de caída de 1,5% este año quedó en un 6,5%. El déficit primario pasó de un 1,1% previsto para 2020 a un 3,1% financiado a través de emisión monetaria.
"La Argentina permanece abierta al diálogo. Hicimos una oferta sostenible de buena fe y apreciamos que parte de nuestros acreedores ya la hayan aceptado", dijo el ministro de Economía en una entrevista con la agencia Reuters.
"Continuamos trabajando para lograr el objetivo de restablecer la sostenibilidad de la deuda, volver a poner al país de pie y establecer una relación sostenible y duradera con nuestros acreedores", agregó.
"Seguimos siendo flexibles, se considerará cualquier combinación de intereses o reducción de capital, período de gracia y extensión de vencimientos que esté alineada con los análisis de sostenibilidad de la deuda del Gobierno de Argentina y del FMI", dijo Guzmán. "Estamos listos para escuchar", cerró.
El Gobierno presentó una oferta pública de la que surgen una estructura de bonos amortizables con tasas escalonadas nunca mayores al 5%, quitas de capital que van de entre 12% y 18% para los papeles más cortos según la moneda, un esquema de "opcionalidades" para elegir los nuevos papeles y diluir el poder de los bonistas, y vencimientos hasta 2047.
La oferta argentina a los bonistas implica una reducción en la carga de intereses de 62% (US$37.900 millones), un alivio en el stock de capital (5,4% o sea, US$3600 millones) y un período de gracia por tres años, hasta 2023.
Sin embargo, los bonistas -nucleados en tres comités- rechazaron la propuesta días después de presentada por el Gobierno y la calificaron como "unilateral". Por lo bajo, algunos fondos de inversión cuestionaron los reducidos cupones ofrecidos por el oficialismo, el extenso período de gracia de tres años y, sobre todo, la falta de amortizaciones durante el mismo.
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