Deuda. En EE.UU. creen que el canje fracasó y esperan una nueva negociación
WASHINGTON.- El silencio oficial sobre el resultado del canje de la deuda fue leído desde Estados Unidos como una inequívoca señal de fracaso de la oferta que ensambló el Gobierno, que ya había sido rechazada de antemano por los principales acreedores del país. Ante ese traspié, en Wall Street esperan ahora que arranque una negociación definitiva, bajo el acecho del default.
"Si quieren hacerlo, saben cómo tienen que hacerlo. Llaman los asesores financieros, se firma un acuerdo de confidencialidad, y se empieza a negociar", indicaron fuentes cercanas al proceso.
La gran incertidumbre es si el Gobierno y los grandes fondos que compraron bonos argentinos tendrán la flexibilidad necesaria para "encontrarse en el medio" y llegar a un acuerdo, o si las diferencias, los cortocircuitos y los destellos de frustración y desconfianza, y el desgaste acumulados durante los últimos meses terminarán por llevar a la Argentina al noveno default de la historia. La voluntad para cerrar un acuerdo parece intacta.
Poco parecían pesar las señales que envió en las últimas horas el presidente, Alberto Fernández, o el ministro de Economía, Martín Guzmán, quien mostró la "predisposición" para evaluar una contraoferta de los acreedores. Menos, todavía, el respaldo de economistas de todo el mundo, liderados por Joseph Stiglitz y Jeffrey Sachs, un mensaje que una fuente llegó a tildar de "payasesco". La expectativa estaba puesta en el eventual reinicio de las discusiones, y en una mejora en la oferta.
Los tres grupos de acreedores –el Grupo Argentina Ad Hoc, integrado por Ashmore, BlackRock, Fidelity y otros grandes fondos; el Comité de Acreedores de la Argentina, liderado por Greylock Capital, y el Grupo de Bonistas del Canje, el más duro, formado por unos 20 fondos de inversión, entre ellos, Monarch, HBK, Cyrus y VR Capital– están en comunicación permanente y hasta el momento han mostrado un frente unificado. Nadie parecía dispuesto a poner una oferta sobre la mesa a menos que haya, primero, un paraguas de confidencialidad.
Desde que comenzó el proceso de reestructuración, en el mercado critican la ausencia de un plan y la postura "agresiva" del oficialismo –con un aval implícito del Fondo Monetario Internacional (FMI)–, que en unos meses pasó de hablar de una oferta amigable, "a la uruguaya" –por la reestructuración de deuda de Uruguay de 2003–, a una oferta que los inversores tildaron de unilateral, fallida y confiscatoria, y que conlleva "pérdidas desproporcionadas".
El mensaje que ha dado el Gobierno es que la oferta se ajusta a la capacidad de pago de la Argentina, y que buscar corregir una dinámica de endeudamiento que ha perjudicado al país. Guzmán se mostró dispuesto a mejorar la propuesta, siempre y cuando lleve a una deuda "sostenible".
Para muchos, el resultado del canje estaba cantado desde hace semanas, pero el silencio oficial no pasó desapercibido. "Es un papelón. El hecho de que no hayan dado los resultados es porque claramente fue un desastre", apuntó un analista de un banco internacional.
"Era obvio que ante una oferta malísima, la participación fue bajísima", remarcó un ejecutivo de un fondo. "El ala dura no se salió con la suya de ir al default y el Presidente sigue abierto a escuchar. Habrá contraofertas y negociaciones. Resultado incierto", auguró.
"Ahora comienza todo. O mejoras la oferta, o no hay nada", indicó Alberto Bernal, de XP Securities. "El mundo demostró que no se deja manipular por las palabras de Jeffrey Sachs o Joseph Stiglitz", agregó.
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