Deuda con el FMI: con hermetismo y en “permanente contacto con Washington”, así atravesó Martín Guzmán las vísperas de un día clave
El viernes la Argentina tiene que pagar al organismo US$718 millones por el concepto de capital, mientras que el martes debería hacer otra transferencia de US$368 millones para cancelar intereses; los mercados reflejaron la incertidumbre
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Un hermetismo total reina en el Palacio de Hacienda en la antesala del primer vencimiento de deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI) del año. La Argentina tiene que pagar al organismo US$718 millones por el concepto de capital, mientras que el martes debería hacer otra transferencia de US$368 millones para cancelar intereses.
El ministro de Economía, Martín Guzmán, tiene tiempo hasta hoy a la medianoche para enviar la orden de pago al Banco Central, quien deberá girar mañana el dinero a la cuenta que tiene la entidad en el FMI. Recién en ese momento se notará una caída en el nivel de reservas, que hoy terminaron en US$38.517 millones (US$355 millones menos que ayer).
Guzmán no tuvo agenda pública el jueves, se mantuvo “en permanente contacto con Washington”, según dijeron sus voceros, con Sergio Chodos, el representante de la Argentina ante el FMI, “de copiloto”.
Según había adelantado el propio ministro, la diferencia principal con el FMI está en la velocidad que se alcanzaría el déficit cero. Mientras Guzmán propone lograr el equilibrio fiscal en 2027, el Fondo suele pedir una reducción más acelerada, entre dos o tres años después de logrado un acuerdo.
El Gobierno critica que el “mayor ajuste que propone el FMI” detendrá la recuperación de la actividad económica, que el año pasado fue mejor a la esperada por el Gobierno y por los analistas, con un crecimiento en torno al 10% del PBI.
Los economistas, sin embargo, señalan que la principal amenaza del crecimiento económico es la falta de dólares. Si bien acordar con el FMI no garantiza una llegada de inversiones, los analistas señalan que entrar en atrasos con el Fondo generará un freno del financiamiento de otros organismos multilaterales.
Los países que tiene inversiones en la Argentina también podrían suspender las transferencias, como ocurrió en Santa Cruz con las represas “Néstor Kirchner” y “Jorge Cepernic”, que se financian con créditos de China. Este tema podría estar en discusión en la gira presidencial a ese país la semana próxima, pese a que el Gobierno decidió no llevar a ningún funcionario del área de energía.
El silencio del Gobierno acerca si efectuará el pago generó un nuevo día de incertidumbre en los mercados, que se vio reflejado con la suba de los tipos de cambios libres: el blue avanzó dos pesos y cerró en $223 (subió $15 en lo que va del mes), mientras que el contado con liquidación (CCL) -el dólar utilizado para girar divisas al exterior- ya supera cómodamente los $230.
Como el dólar oficial está cerca de los $105, la brecha cambiaria se mantiene en 110% y genera distorsiones en el comercio: los importadores adelantan compras al exterior, porque creen que el tipo de cambio está barato, mientras que los exportadores prefieren retrasar sus ventas.
El pesimismo de los agentes económicos se acentuó al confirmarse que el Banco Central debió vender nuevamente reservas para abastecer la falta de oferta en el mercado cambio. La entidad se desprendió US$100 millones, el monto diario más alto desde que comenzó el año y, en los últimos 10 días, vendió US$250 millones.
El dato no es menor en medio de las negociaciones con el FMI. De hecho, las reservas de libre disponibilidad del Banco Central están en torno a US$1500 millones, según la consultora 1816. En caso de afrontar los dos pagos con el Fondo, se quedaría con apenas US$435 millones de reservas netas. A este monto, además, hay que restarle el pago de US$193 millones que hay que efectuarle al Club de París este mes.
Las consultoras económicas consideraban que el día crucial sería el 21 de marzo, cuando la Argentina debe pagarle US$2800 al Fondo y, 10 días después, otros US$1900 millones al Club de París. Pero la falta de reservas y la presión alcista sobre los tipos de cambios paralelos aceleraron las preocupaciones acerca de entrar en atrasos con el Fondo.
Las alarmas se prendieron más concretamente luego de la exposición de Guzmán con los gobernadores en Casa Rosada, cuando hizo pública las diferencias con el FMI. Luego de esa fallida reunión, donde el ministro quería mostrar unidad también con la oposición (pero esa foto no se dio), tanto el Presidente como Guzmán intensificaron sus críticas hacia el organismo.
Guzmán dijo la semana pasada que, “si el FMI empuja a la Argentina a una situación desestabilizante, va también a tener una legitimidad menor en el futuro”, en una entrevista que dio a la agencia francesa AFP. Mientras que el Presidente indicó días atrás que “cuando los ajustes llegaron, nuestro pueblo padeció”, en referencia al supuesto pedido del organismo para acordar.
Del otro lado, por parte del FMI, la número dos del organismo, Gita Gopinath, buscó bajar la tensión y señaló que están trabajando estrechamente con el Gobierno con un enfoque “pragmático y flexible”. “Esperamos lograr más avances en los próximos días”, afirmó la economista india en una conferencia de prensa. Las reservas del Banco Central y la preocupación por el aumento de la brecha cambiaria muestran otra realidad: al Gobierno no le sobran muchos días para negociar.
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