Detrás del colapso de un imperio portugués
Una firma suiza fue clave en la crisis del conglomerado familiar Espírito Santo
Por casi 150 años, la familia portuguesa Espírito Santo forjó una dinastía empresarial cuyos intereses abarcaban desde bancos europeos y edificios residenciales en Miami hasta una mina de diamantes en Angola. El apodo del actual patriarca es "Dueño de todo esto".
Ahora, sin embargo, el imperio está en ruinas. Su principal activo y el segundo mayor banco de Portugal, Banco Espírito Santo SA (BES), colapsó este mes, y sus principales empresas holding se han acogido a las leyes de bancarrota en medio de acusaciones de fraude.
El escándalo ha conmocionado a las élites políticas y empresariales de Portugal y sacudido los frágiles mercados financieros de Europa. El índice de referencia de la bolsa local ha caído 22% desde que la crisis de Espírito Santo se intensificó a principios de julio. El hecho de que los reguladores no se hayan percatado de los problemas ha generado temores entre los inversionistas de que podría pasar igual con otros bancos europeos.
En el centro del meollo está una pequeña firma financiera suiza ahora llamada Eurofin Holding SA, establecida hace 15 años principalmente para gestionar transacciones financieras para la familia Espírito Santo y sus empresas.
Por años, Eurofin pertenecía parcialmente a Espírito Santo. La firma fue un importante respaldo para las finanzas de Espírito Santo, según e-mails internos y otros documentos que revisó The Wall Street Journal, y ejecutivos y otras personas al tanto.
Eurofin transfería dinero entre las entidades de Espírito Santo, a menudo en formas difíciles de detectar. Ciertos movimientos ocurrieron durante el pico de la crisis financiera global, cuando los bancos del sur de Europa buscaban sobrevivir. Algunas veces, un vehículo gestionado por Eurofin fue el único comprador de ciertos bonos de BES. La firma ayudó a agrupar deuda de varias empresas de la familia, que eran vendidas a clientes del banco.
El gobernador del banco central de Portugal, Carlos Costa, dijo hace poco que Espírito Santo "desarrolló un sistema fraudulento de financiación entre las empresas" del grupo. Los reguladores portugueses sospechan que Eurofin jugó un papel central en la trama, según una persona al tanto de la pesquisa.
Eurofin, con sede en Suiza, dijo por escrito que "es totalmente autónoma e independiente" del banco y el Grupo Espírito Santo. Confirmó que tenía extensos negocios con entidades de Espírito Santo, pero que la firma "siempre ha actuado en total cumplimiento de las leyes y requerimientos regulatorios". La firma sostuvo que nunca distribuyó ningún producto financiero a clientes minoristas. Alexandre Cadosch, presidente ejecutivo de Eurofin, dijo en una entrevista el martes: "Creo firmemente que somos el blanco equivocado".
Un portavoz de Espírito Santo International SA, el principal holding de la familia, que solicitó protección por bancarrota en julio, no quiso comentar.
El patriarca, Ricardo Espírito Santo Salgado, renunció en julio a la presidencia ejecutiva de BES. A fines de ese mes, fue interrogado por fiscales en una investigación de lavado de dinero. Ha dicho que "cree que la verdad y la justicia prevalecerán". Un vocero dijo que Espírito Santo Salgado hablará cuando concluya la pesquisa del Banco de Portugal.
La dinastía comenzó con un negocio de divisas en Lisboa, lanzado en 1869 por José María do Espírito Santo e Silva, que se convirtió luego en BES y se expandió hasta pasar a ser un emporio global de inversiones en bienes raíces, hoteles, salud, energía y agricultura. Espírito Santo Salgado es bisnieto del fundador y asumió el mando del banco en 1991.
En 1999, la creciente fortuna de la familia motivó la creación de una entidad separada, Eurofin Services, principalmente para administrar las finanzas y transacciones del clan, según ex ejecutivos. La firma se expandió y empezó a proveer servicios a otras familias ricas.
Para 2008, Eurofin tenía unos 40 empleados. La familia, a través de una compañía llamada Espírito Santo Resources, poseía 23% de la firma. Eurofin trató de diversificarse y lanzó, por ejemplo, un servicio de comercio de diamantes y una división británica que proponía negocios de banca de inversión con clubes de fútbol ingleses. Atender a Espírito Santo era su principal misión, según documentos internos.
Eurofin administraba más de 1.400 millones de francos suizos (US$1.600 millones) en activos para entidades de Espírito Santo, lo que representa la mayor parte de las inversiones que tenía bajo gestión en 2010, según un e-mail interno. Sin embargo, no todos en Espírito Santo se sentían cómodos con la estrecha relación con Eurofin, de acuerdo con documentos.
En 2009, la familia vendió su participación en Eurofin. Pero siguieron manteniendo profundos vínculos, según documentos.
Los problemas empezaron en noviembre de 2013, cuando el regulador bursátil de Portugal impuso una regla que limitaba las inversiones que podían hacer los fondos en entidades afiliadas a sus gestores. En diciembre, The Wall Street Journal informó que expertos externos consideraban algunas prácticas contables de Espírito Santo International como cuestionables y que el banco estaba vendiendo deuda emitida por otras entidades del grupo a sus clientes minoristas. Espírito Santo sostuvo que las prácticas eran apropiadas.
Ese mes, el banco central le ordenó a BES reducir su exposición a otras empresas del grupo y solicitó a KPMG LLP que auditara los libros de Espírito Santo International.
A principios de este año, KPMG informó al Banco de Portugal que había descubierto "irregularidades" contables, dijo Costa, el gobernador del banco central.
El 18 de julio, Espírito Santo International solicitó protección de sus acreedores en Luxemburgo. El 30 de julio, el banco divulgó una pérdida de 3.600 millones de euros en el primer semestre, debido a una nueva deuda que podría tener que recomprar. La entidad afirmó que la deuda fue empaquetada por intermediarios financieros y luego vendida a clientes a un precio inflado.
Días después, Costa identificó a Eurofin como un intermediario que agrupó esa deuda y dijo que esos valores resultaron en US$1.700 millones en pérdidas para el banco.
El 1 de agosto, el Banco Central Europeo informó al Banco de Portugal que le cortaría el acceso a sus fondos a BES. Dos días más tarde, Costa anunció un rescate financiado por los contribuyentes y un desmantelamiento del banco.
Noémie Bisserbe, en París, contribuyó a este artículo
The Wall Street Journal