Detectives genéticos: la empresa que pronostica enfermedades antes de que lleguen
23andMe, firma pionera en pruebas de ADN que alertan sobre posibles complicaciones de salud, está democratizando el acceso a diagnósticos médicos de alta complejidad y hoy controla la mayor colección de genotipos humanos
Crear una marca de culto dentro del sector de la salud, tan contenido y altamente regulado, es inusual; mantener el interés de los usuarios e inversores a través de años de polémicas hace que el desafío sea aún mayor. Anne Wojcicki está sentada en una sala de conferencias con paredes de vidrio en las oficinas de 23andMe, la compañía que cofundó en 2006, en Mountain View, California.
Hace cuatro años sufrió un dolor que no había prevenido; la FDA le puso un freno de mano y prohibió a la compañía vender su prueba revolucionaria de ADN en saliva, que había generado pasión en multitudes al prometer democratizar las pruebas genéticas y promover curas basadas en datos para enfermedades. La FDA declaró el servicio un "dispositivo médico no aprobado". 23andMe aún podía vender su producto para determinar la genealogía, pero inversores como el cofundador de Google Sergey Brin (entonces marido de Wojcicki), Google (donde la hermana de Anne, Susan, era la empleada N° 18 y ahora es la CEO de YouTube) y el millonario ruso Yuri Milner no habían arriesgado US$ 118 millones para conocer el árbol genealógico. De un día para el otro, todo su potencial se llenó de dudas.
Hoy, 23andMe está de vuelta en marcha, como dice Wojcicki: "Voy por más". En abril la compañía recibió autorización de la FDA para restaurar algunos de sus informes de salud. Más allá de este "logro mayor", como lo describe Wojcicki, la compañía tiene nuevas asociaciones, como Genentech, Procter & Gamble y Target; lanzó un programa interno de desarrollo de drogas, y reunió US$ 115 millones en una ronda de Serie E, elevando su valuación a aproximadamente US$ 1100 millones.
Aun así la actual versión del producto de 23andMe ofrece sólo una fracción de los 254 informes que incluía en 2013. Mientras tanto, sus competidores avanzan y la incertidumbre por cuestiones de privacidad genética sigue pesando para el sector.
Cuando la empresa se fundó, en 2007, no había precedentes: los médicos sugerían pruebas genéticas para futuros padres por una cantidad de enfermedades hereditarias y Myriad Genetics tenía una prueba, por más de US$ 3000, para detectar mutaciones genéticas (es famoso el caso de la actriz Angelina Jolie, quien se realizó una masectomía por la probabilidad que tenía de contraer cáncer de mama). Estas pruebas tenían que ser recetadas por un médico e interpretadas por consejeros genéticos.
23andMe estaba haciendo algo muy distinto: aprovechando avances técnicos en la determinación de genotipos y la caída de los precios para ofrecer análisis de ADN amplios directamente a los consumidores.
Wojcicki dice que no consideraba inicialmente que la prueba de 23andMe cayera bajo la jurisdicción de la FDA, en parte porque no estaban diagnosticando enfermedades, sino sólo informando de riesgos. "Una mutación APOE no significa un diagnósticos de Alzheimer -dice-, es un factor de riesgo". Pero cuando médicos, genéticos y reguladores estatales comenzaron a cuestionar la confiabilidad y lo apropiado de las pruebas de 23andMe, comenzó a reunirse regularmente con la FDA en busca de un camino posible para obtener la aprobación del ente. Parecía haber poca urgencia por parte de la FDA hasta junio de 2010 -poco después de que el kit de 23andMe se comenzó a vender en Amazon-, cuando envió cartas para alertar a la compañía y a sus competidores de la genómica directa al consumidor. "Cambie lo que pueda; maneje lo que no puede cambiar", dice un aviso de 23andMe de esta época, consejo que tomaron a pecho. "Nos quitó totalmente el viento de las velas", dice un ex empleado que estuvo allí durante la crisis.
Pero se necesitaría tiempo -y suerte-, así como mejor ciencia para reparar la confianza entre 23andMe y la FDA. Mientras tanto, la compañía no tuvo otra opción que poner el centro de sus esfuerzos de marketing en su producto de genealogía. La carta de alerta de la FDA dio a la compañía el ímpetu para explorar el lado más fantasioso de su negocio, como la búsqueda de parientes de los que nunca se supo. Esta prueba de ADN de bajo costo para consumidores resultó ser una manera sorprendentemente efectiva de crear una base de datos genética como nunca ha visto un ente público o privado. Vendiendo tan sólo los informes de genealogía de US$ 99, la compañía agregó más de medio millón de clientes nuevos entre diciembre de 2013 y junio de 2015, cuando anunció su cliente número un millón. Hoy la compañía ha recogido ADN de más de dos millones de personas.
Los datos recogidos fueron el atractivo inesperado: ahora controla la mayor y más diversa colección de genotipos humanos (600.000 marcadores genéticos únicos por individuo) junto con información fenotípica de los propios interesados (cientos de datos por individuo promedio sobre rasgos como intolerancia a la lactosa, calvicie masculina y antecedentes de cáncer). Más del 80% de los clientes-incluso los que sólo compran el producto de genealogía- optan por participar en su programa de investigación, permitiendo a la compañía compartir sus datos anónimos con socios académicos y de la industria.
La información a su vez ha permitido a científicos realizar estudios de asociación de genes, analizando cantidades enormes de datos para encontrar mutaciones que estén fuertemente vinculadas a rasgos o problemas de salud particulares.
Además, debido a que 23andMe hace un trabajo excepcional en cuanto a mantener la relación con los clientes mucho más allá de la entrega de los resultados de sus pruebas -la compañía promueve actualizaciones frecuentes de la investigación genética, una combinación de estudios médicos serios con otros que son más tema de conversación en fiestas como investigaciones sobre la aversión al cilantro o la tendencia a ser una "persona matutina"- logra que llenen una sucesión interminable de encuestas.
Si una compañía quiere estudiar la enfermedad de Parkinson, por ejemplo, puede identificar rápidamente unas 15.000 personas con ese problema de salud a través de 23andMe -o casi 300.000 con depresión o presión arterial elevada- y pedirles que respondan cuestionarios adicionales, reclutarlas para que participen en pruebas clínicas o de otros tipos, o quizás, un día, contactarlas respecto de un nuevo tratamiento.
Investigadores que trabajan con datos de 23andMe ya han comenzado a publicar conclusiones novedosas, como nuevos biomarcadores para la enfermedad de Parkinson. Genentech pagó US$ 10 millones, según se dice (con potenciales US$ 50 millones más por alcanzar hitos claves), por acceder a datos genómicos de la comunidad de Parkinson, y se han acercado otros socios como Procter & Gamble que usan los datos genéticos para el marketing desde pastillas para dormir que se venden sin receta hasta cremas para la piel.
El deseo de conectarse con los consumidores en el mundo real, fuera de la burbuja de los servicios de salud, es lo que lo que la llevó a conseguir que cadenas minoristas importantes -incluyendo CVS, Sam's Club y Target- ofrecieran la prueba de salud y genealogía de 23andMe en el último año y comenzar a vender en Amazon nuevamente. Es por eso que le "encanta" la visita de una enfermera que ofrece Walmart por US$ 59 y la MinuteClinic de CVS.
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