Después de medio siglo, es hora de buscar un camino diferente
La inflación dio otra sorpresa negativa, esta vez 4,1%, cuando los economistas privados esperaban 3,8%. Ya venimos desde octubre pasado con niveles de inflación preocupantes y bajarlos no va a ser una tarea fácil. Aunque muchos no lo crean, en economía también hay científicos y hay muchos estudios que muestran que inflaciones del orden del 40% anual son difíciles de controlar, en parte porque con política monetaria no alcanza, pero sin política monetaria no se puede.
Esas tasas de aumento de precios generan lo que se conoce como inercia inflacionaria, es decir que la inflación de hoy en gran parte refleja la pasada. Los trabajadores buscan mantener el poder de compra y piden una recomposición salarial, lo cual es razonable; pero eso sube los costos de las empresas y les da una vuelta más a los precios. Y para que el tipo de cambio no se atrase, el Banco Central lo ajusta sobre la base de la inflación pasada, con lo que a su vez genera una nueva ronda de precios, salarios y del tipo de cambio.
La economía entra en un círculo vicioso del que resulta difícil salir, con lo que la inflación sigue y sigue hasta que en algún momento pasa algo. Si es una devaluación, como la de 2018, el sigue y sigue es un escalón más arriba; si es un programa de estabilización exitoso, como el de Israel de 1985, se puede lograr que sea varios escalones más abajo.
Siempre se pueden usar paliativos para conseguir un alivio temporario, pero son pan para hoy y hambre para mañana. Podemos esperar meses más tranquilos si el Banco Central sigue atrasando el tipo de cambio, el Gobierno sigue pisando las tarifas o se ponen más controles de precios. Pero esas políticas tienen un final anunciado: un rebrote de la inflación más adelante.
En la Argentina sobran las teorías, pero hay escasez de soluciones. Somos el país que más conoce la inflación, pero probablemente el que menos la entiende. Al momento de encontrar las causas, algunos dicen que el déficit fiscal es todo. Para otros, la emisión monetaria es todo. Están los que dicen que la puja distributiva es todo. Para otros, el problema es que la inercia es todo. Aunque lo mejor sería escuchar a Einstein, quien dijo que todo es relativo.
Frenar la inflación no va a ser sencillo, porque va a requerir un programa integral que actúe sobre los llamados fundamentals (principalmente, la política monetaria y fiscal), como también sobre los factores inerciales. Esa combinación no es sencilla y requiere algunas precondiciones importantes, como por ejemplo que el programa no empiece con tarifazo, una maxidevaluación o un salariazo y que los fundamentals sean realistas. Y como si esto fuera poco, también es necesario que el programa tenga credibilidad, lo cual requiere que sea técnicamente bien diseñado y que tenga consenso político.
Como el lector se dará cuenta, no viene fácil. Groucho Max decía que la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar soluciones equivocadas. Después de más de medio siglo de inflación, es hora de buscar un camino diferente.
El autor es economista
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