Despidos, listas negras y el regreso de La Cámpora a Aerolíneas Argentinas
Ninguna de las empresas del Estado genera tantas pasiones como Aerolíneas Argentinas y Austral. Y esta vez, con la posta entre la gestión macrista y la llegada de La Cámpora, todo el cotillón pasionario se encendió en las lujosas oficinas corporativas que la línea aérea tiene en las oficinas de Aeroparque.
El viernes pasado, con el regreso de la gestión que manejó la compañía desde 2009 a 2015 bajo la conducción de Mariano Recalde, Pablo Luis Ceriani, el exdirector financiero durante esa gestión, asumió como el presidente del grupo de empresa que conforman, además de la línea aérea de bandera, Austral, Aerohanding, Jet Paq y Optar-, hubo varias medidas inmediatas. Ese mismo día dispusieron el despido de varios gerentes de línea, varios de los cuales habían sido contratados en el mercado.
Antes de terminar sus días frente a la empresa, la línea política que llegó de la mano de Cambiemos ya había renunciado a sus cargos. Luis Malvido y sus principales colaboradores dejaron allanado el camino para que asuman los nuevos directores. Es impensado que pueda haber continuidad entre unos y otros.
Pero la sorpresa llegó cuando también se colaron a la lista de despedidos varios gerentes que, si bien entraron en la gestión que compartieron Isela Costantini, Mario Del'Acqua y Malvido, eran puestos técnicos y poco tenían que ver con el ala política de la empresa.
El corte para despedir jerárquicos fue la fecha de ingreso, tenga o no identificación con Cambiemos. De hecho, razonaba hoy un hombre que conoce los pasillos de la compañía, la gran mayoría de ellos no militan en ningún espacio. Alguna vez, cuando se preguntó si alguien quería fiscalizar las elecciones para el macrismo, apenas hubo 10 inscriptos.
Pero no hubo demasiadas contemplaciones. Varios de los gerentes despedidos, en realidad, habían abandonado un puesto similar en otra empresa para llegar a Aerolíneas y su contratación se debía a cuestiones técnicas o preferencias de mercado. La compañía aérea está destinada a lapsus fundacionales en cada cambio de gestión.
En la empresa explican que los despidos son 30 y que varios de ellos se deben a que la organización gerencial será distinta. Explican que algunas gerencias serán absorbidas por otra y que por cada tres despidos se incorporarán dos cargos. Por caso, cuentan que en la Dirección de Relaciones Institucionales, que tenía tres gerencias, ahora quedarán dos. En Comercial, la estructura anterior era de dos directores (Comercial y Planificacion de Redes) y 10 gerentes. Ceriani dice que se arreglará con un director y cinco gerentes. La Dirección de Coordinación de Operaciones absorbe una dirección más y desaparecen tres gerencias.
La pregunta que este fin de semana flotaba en el ambiente es si estos despidos ya tendrán como cómputo base la doble indemnización que mediante decreto instauró el presidente Alberto Fernández en la noche del viernes. "La desvinculación se va a producir mediante acuerdos conciliatorios de acuerdos a la antigüedad y sueldo", contestaron en la empresa.
El fin de semana, además, circuló un supuesto formulario mediante el cual se invitaba a los empleados a nominar compañeros de trabajo que colaboraron con la anterior administración. Los invitados a colaborar en la confección del listado debían colocar el nombre y las razones que fundamenten el pedido. Nadie se atribuyó la autoría.
Viejos memoriosos se acuerdan de una historia de 2006, meses después de un histórico paro que, en 2005, los empleados de Aerolíneas Argentinas les hicieron a los españoles del grupo Marsans. Durante bastante tiempo, más de 60 pilotos que habían tenido el desatino de ir a trabajar pese a la huelga vieron sus nombres escritos en una lápida, en la entrada de la sede de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA). "Pisar a los carneros" fue por algunos días la consigna oral de los rebeldes. La piedra tuvo que ser tapada por orden de un juez que dictó una medida cautelar tras una presentación de los 60 perjudicados.