El desempleo subió a 9,1% y se sumaron más de 350.000 nuevos desocupados en 2018
La crisis cambiaria y la recesión produjeron más de 350.000 nuevos desempleados durante 2018. Como consecuencia de la destrucción de empleo y el desaliento ante un mercado laboral sin oportunidades, la desocupación creció casi dos puntos y llegó a 9,1% el último trimestre del año pasado.
Si se proyecta el indicador a la población urbana total –no solo a los 31 aglomerados que mide el Indec en su Encuesta Permanente de Hogares–, la cantidad de desempleados pasó de 1.332.931 a 1.684.676 en doce meses. Y pese a que la tasa de desocupación no alcanzó los dos dígitos que algunos especialistas ya proyectaban, la tasa publicada ayer por el organismo estadístico es la peor desde 2005 para un cuarto trimestre.
A pesar del fuerte golpe, el número estuvo por debajo de las expectativas, especialmente en un trimestre en el que la caída de la actividad económica fue de 6,2% interanual, la peor del año. En ese sentido, quedó claro que el ajuste sobre los trabajadores en 2018 se concentró principalmente sobre los salarios, cuyo poder de compra perdió 12 puntos. Un dato que abona esta teoría fue la suba de más de dos puntos y medio de la categoría de ocupados demandantes de empleo, en la que se agrupan aquellos a los que un sueldo no les alcanza hasta fin de mes.
Esta situación también pudo observarse en la tasa de actividad, que pasó de 46,4% a 46,5%, aunque ese avance se desaceleró con relación a trimestres anteriores y para algunos analistas significó que muchos abandonaron su búsqueda ante un mercado laboral sin dinamismo. La tasa de subocupación, en tanto, subió de 10,2% en el cuarto trimestre de 2017 a 12% un año después.
La tasa de empleo bajó de 43% a 42,2%, por lo que el número de ocupados cayó en unas 100.000 personas si sólo se toman las 31 grandes ciudades que mide el Indec. Fue la primera caída en ese año, pese a que la economía cayó 2,5% (ver aparte).
La crisis afectó principalmente los empleos de calidad, algo que ya habían adelantado los registros de la Anses, mientras que creció el empleo informal, el más precario. Sin embargo, también cayó la cantidad de trabajadores no asalariados o los llamados cuentapropistas,
A fines de febrero, con datos del SIPA, el Ministerio de Producción y Trabajo informó que el año pasado hubo 191.300 trabajadores registrados menos que durante 2017. De ese total, unos 130.800 fueron asalariados privados registrados, el segmento que el Gobierno buscó impulsar desde que comenzó su mandato el presidente Mauricio Macri. El dato es similar al que informó el organismo a cargo de Jorge Todesca.
El Gobierno, cuyo relato incluye al tipo de cambio flotante como un amortiguador de las crisis de empleo y actividad, había reconocido en los últimos días que el empleo había caído en noviembre y diciembre pasados. Sin embargo, tanto el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, como su par de Hacienda, Nicolás Dujovne, afirmaron que en enero la economía –según ellos, en recuperación– ya habría comenzado a generar nuevos puestos.
La última Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) afirmó que el empleo en enero mostró una caída de 2,3%. Pero subió 0,2% frente a diciembre en el total de los aglomerados relevados. Esos aumentos son más elevados en el interior del país que en el Gran Buenos Aires.
El economista jefe de FIEL Juan Luis Bour afirmó que la necesidad de buscar empleo fue más alta en ciudades grandes que en las chicas, donde "la recesión puede haber pegado menos". El especialista advirtió además que la tasa de empleo cayó con más fuerza en los grandes aglomerados –por ejemplo, en Bahía Blanca, Tucumán, Mar del Plata y Entre Ríos, entre otras– que en las chicas. Según el Indec, las tasas de desempleo más altas se registraron en el Gran Rosario y en Mar del Plata, con un 12,8% en cada caso. En términos absolutos, los partidos del Gran Buenos Aires mostraron el récord, con 644.000 desocupados.
"Muchos esperaban una tasa de desempleo de dos dígitos, pero se pasa por alto que la inflación, al licuar el salario real, amortigua el impacto de la crisis sobre el empleo", afirmó Jorge Colina, economista de Idesa. "Si no tuviéramos inflación, no habría pérdida de salario real, pero todo el impacto de la crisis sería sobre el nivel de empleo", dijo.
"La tasa de desempleo aumentó en 2018 por pérdida de empleos, pero también por un leve aumento en la tasa de actividad", confirmó Marcelo Capello, economista del Ieral, que agregó que el trabajo informal pasó de 33,9% a 35,3% en el año.
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