Desarrollar la industria energética, un desafío pendiente
Cada vez más especialistas y actores económicos globales coinciden en que el sector energético es para la Argentina un claro generador de ventajas competitivas de cara al futuro. A este sector se le suman el de los agronegocios, el de desarrollos en tecnología e innovación, el financiero y el de servicios e inversiones en infraestructura, conformando el núcleo básico del desarrollo productivo para la generación de un crecimiento económico y social sostenido de nuestro país.
Sin embargo, si se piensa en su aprovechamiento integral deben considerarse situaciones básicas que hoy representan un desafío para los inversores. Se trata, entre otras cuestiones, del acceso fluido a bienes, insumos y servicios importados vitales para llevar adelante las tareas de exploración y explotación; negociaciones laborales confiables entre los diversos sindicatos y el sector empresarial; condiciones de ingreso y egreso de divisas sin limitaciones, y desarrollo local de recursos y de prestación de servicios de apoyo .
Así y todo, lo más importante será que la sociedad esté convencida de apoyar estos emprendimientos, y que las empresas se comprometan a realizar sus operaciones de manera sustentable, minimizando el impacto en el medio ambiente y fortaleciendo su vínculo con la comunidad.
Establecer parámetros
Para lograrlo, hay que comenzar ya a trabajar entre el sector público y el privado para establecer los parámetros de cómo remover las barreras que se interpongan, y para generar un nuevo modelo de negocios inclusivo y de largo plazo.
También será necesario entender que la cuestión energética debe ser una política de Estado que perdure más allá de los gobiernos. Sólo en ese caso se podrá tomar la consecuente decisión de realizar una planificación y una implementación adecuadas, eficiente y que convierta esta oportunidad en una concreta realidad.
Para el desarrollo de esta industria se estima que serán necesarios, como mínimo, recursos por US$ 20.000 millones al año, que pueden ser aportado, tal cual ocurre en la mayoría de los países con petróleo, por el sector privado. Éste posee no sólo el capital financiero, sino también la tecnología y los recursos humanos requeridos para su exploración y explotación. Para que ello ocurra es necesario un sector público comprometido en definir un marco regulatorio donde los intereses de los estados nacional, provinciales y municipales se armonicen. Se requiere que haya respeto por sus autonomías y que se permita que la renta energética esté adecuada y justamente distribuida entre todos los actores.
Vaca Muerta, por ejemplo, no es sólo una riqueza en sí misma, sino una enorme oportunidad de desarrollo, generación de empleo y derrame en todo el ecosistema económico y social del país. Para eso, debe concretarse y asegurarse el cumplimiento de un gran número de variables que hagan posible su materialización y, por ende, el éxito final pretendido.
Al respecto, se debe tener en cuenta que los métodos de exploración y explotación son complejos y no está garantizado per se que el resultado sea tan lineal como surgiría de las mediciones detectadas por los estudios geológicos realizados hasta el momento. Pero incluso, más allá de estas cuestiones técnicas, es necesario contar con normas simples, claras, uniformes y consistentes, además de un régimen tributario competitivo y con regalías comparables a las de otros mercados, con libre disponibilidad de productos, insumos y capital local e internacional.
La determinación de los precios debe ser justa y balanceada en toda la cadena de valor, de modo de permitir la cobertura de costos de operación, mantenimiento y compensación de capital invertido.
El establecer un sistema normativo que contemple las particularidades de cada región y el tipo de explotación y que otorgue continuidad en el largo plazo a las políticas que se adopten, son otras acciones que contribuirían a este desarrollo.
Cuanto antes se recreen todas las condiciones mencionadas, antes empezarán a verse los resultados, orientados al beneficio de toda la sociedad en su conjunto.