Demoras generalizadas, recortes en la producción y posibles desabastecimientos: los efectos del ausentismo en la actividad
En los supermercados, las colas se extienden por falta de empleados, y en la cadena de valor, las empresas se ven obligadas a reducir la elaboración de sus productos, usar stocks y retrasar entregas porque no llega su materia prima y no tienen con quiénes cumplir con sus líneas de producción
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Los efectos del alto ausentismo se sienten en el día a día de empresas, consumidores y usuarios. En las fábricas, los empleadores hacen malabares para mantener los niveles de producción. Usan stocks, recortan turnos y demoran entregas, que están impactando en su oferta en el mercado. Con preocupación, advierten que, de sostenerse las cifras de casos positivos de Covid actuales, en los próximos 15 días se agravarán los problemas de provisión en góndolas, comercios y atención en servicios.
La sucursal de Boulogne Sur Mer de un reconocido hipermercado cuenta con un total de 37 cajas. El jueves por la tarde, solo 12 estaban ocupadas y atendiendo, algunas con reemplazos de personal de atención comercial o reposición de góndolas. Como de costumbre, hay dos tipos de filas para pagar: menos o más de 15 unidades. Ambas colas se extendían por lo menos 150 metros hacia los pasillos, con un promedio de 40 personas esperando y 30 minutos de demora.
La atención al público, tanto en comercios a la calle como en servicios online, está bajo estrés. El ausentismo en el AMBA, según diversas fuentes, está por tocar la marca de 40%. Con la reducción de empleados, comienzan las esperas, trámites suspendidos y persianas cerradas. “Tenía que hacer una firma en un banco. Me suspendieron el turno programado porque solo había dos personas atendiendo al público en todo el local”, se lamenta un cliente.
En los call centers, la falta de empleados del otro lado de las líneas telefónicas multiplicó los tiempos de espera para hacer consultas y reclamos. Los colectivos pasan con menor frecuencia porque muchos choferes se encuentran aislados y las aplicaciones de delivery están colapsadas por falta de repartidores.
Algunos empresarios advierten que el impacto de este fenómeno se verá en las cifras de actividad de enero y febrero. “Si la situación se sostiene, habrá faltantes. Apostamos a que no ocurra, si nos permiten minimizar el impacto de los ausentes dentro de la fabrica para que puedan trabajar. Es un impacto directo en la economía”, dijo Daniel Rosato, presidente de Industriales Pymes Argentinos, quien presentó múltiples reclamos ante el Gobierno en la última semana, tales como una reducción del aislamiento de contactos estrechos, el pase sanitario laboral y que las ART se hagan cargo de testear al personal.
Según sus cálculos, las pérdidas en producción llegan hasta 30% en algunas empresas. El impacto es más fuerte en las industrias, con dos características particulares. Por un lado, las que tienen líneas continuas y no pueden frenar fácilmente las máquinas. Por otro lado, aquellas que no cuentan con grandes cantidades de stock, como las Pymes alimenticias.
Los problemas más mencionados son: cierres temporales, suspensión de proyectos, recortes de turnos, caída en las cantidades producidas, demoras en las entregas de proveedores o de productos, reducción de transportes para la mercadería y empresas que se ven obligadas a usar su stock (muchas al punto de quebrarlo).
Cinco testimonios
Cibasa, la autopartista con demoras generalizadas y a punto de quebrar stock
Cibasa es una de las tantas empresas que reporta demoras en sus entregas a clientes. Se dedica a producir cables para las industrias automotriz y agropecuaria en su planta de Lanús, provincia de Buenos Aires. Debido a que están recibiendo menos cobre, materiales aislantes y repuestos por parte de sus proveedores y por las “ausencias masivas”, redujeron su producción en un 20%, según explicó Enrique Ruffo, vicepresidente de la Pyme.
Sus 40 empleados fueron divididos en “células”, otra denominación para las ya conocidas “burbujas”. Dos de ellas se encuentran aisladas. El resto “se están pinchando”, por contagios “intra células”. “Dificulta los procesos continuos de elaboración. Tenemos líneas ininterrumpibles, por lo que se ve afectada nuestra producción”, explicó Ruffo.
Aunque momentáneamente subsanaron con stock, la Pyme tendrá problemas de abastecimiento a partir de esta semana. “Va a impactar en el consumidor por la falta de productos o por, seguramente, las transferencias a costos industriales y, por ende, a precios”, dijo el titular de la Pyme, que lleva 44 años dirigiéndola.
Coaerdel, la empresa que cerró temporalmente su producción de cocinas
En Coaerdel, ubicada en el Parque Industrial Plátanos, debieron detener una de sus líneas de producción ante un ausentismo del 40% entre el personal aislado y de vacaciones. “Yo ya no sé si me falsifican los certificados o no”, se quejó David Vázquez, CEO de la empresa. Se especializan en el diseño y desarrollo de piezas de caucho, plástico y termoplástico, mediante procesos de inyección, moldeo y extrusión para la industria automotriz y línea blanca.
Con menos máquinas prendidas, están logrando cumplir con sus entregas para las automotrices porque cuentan con un mes de provisión. “Nos estamos comiendo el stock, que teóricamente es de seguridad”, revela Vázquez. En el caso de su línea blanca, para la que producen cocinas, debieron cerrarla y suspender las entregas.
“Jugamos con la planificación. No sabemos quiénes volverán y quiénes no, ni cuándo. Tampoco cuántos se contagiarán la semana que viene y si compensarán a los que se reincorporen. Intentaremos recuperar las horas perdidas en otro momento. Va a afectar nuestro crecimiento”, dijo Vázquez.
Metalcrom, la Pyme proveedora de YPF que retrasó entregas
Metalcrom, la empresa de Alejandro Bartalini, da trabajo a 42 personas. Hoy, 18 de ellas están en sus casas. “Rompimos récord, con el 43% de ausentismo”, se lamenta. Todavía no tomó una decisión drástica, aunque consideró que podría verse obligado a cerrar la planta. En Berazategui, producen bombas y repuestos para el sector energético y petrolero. Sus principales clientes son Pan American Energy e YPF.
Por ahora, Metalcrom se las rebuscó para continuar produciendo. “Retrasamos entregas y consensuamos postergar las vacaciones hasta que nos acomodemos laboralmente”, explicó el presidente. Aunque hubiera querido contratar empleados de manera temporal, su rubro no lo permite por la capacitación que requiere el personal, porque la mayoría son técnicos.
Bartalini también es presidente de la Unión Industrial de Berazategui. Los llamados de Pymes de la zona, a las que representa, se multiplican todos los días. “Muchas empresas tuvieron que cortar algunos turnos. Las alimenticias, plásticos y textiles, particularmente, cortaron el turno noche y agruparon a la gente en el de día para poder cumplir con la producción, pero las consecuencias van a ser fuertes, tanto por unidades como por facturación. Este mes va a caer rotundamente”, advirtió.
Italcolore, una Pyme textil que frenó su recuperación
En Luján, provincia de Buenos Aires, se ubica Italcolore, una empresa de 75 empleados dedicada a la tintorería industrial, acabados textiles y fabricación de tejidos. En enero suelen cerrar 15 días por vacaciones, pero este año decidieron mantener abierta su planta, en la que trabajan 75 personas, porque priorizaron atender pedidos que surgieron repentinamente y para reponer stock no generado durante la pandemia.
Con un ausentismo del 20%, siguen produciendo con dificultad debido a que “en este tipo de empresas hay tareas muy puntuales, muy divididas”, explicó Marco Meloni, socio de Italcolore y expresidente de la Fundación Pro Tejer. Para él, la medida adoptada por el Ministerio de Salud bajo la cuál el personal vacunado con tres dosis no debe cumplir con el aislamiento preventivo es un alivio. El 20% de su plantel tiene la vacuna de refuerzo.
“Se puede absorber porque estamos en un periodo de menor demanda. Se trabaja con bajos stocks por la pandemia. Tenerlos era muy caro. La actividad fuerte empieza el 15 de febrero. Si sigue así, para ese entonces no se podrá cumplir con la demanda”, dijo Meloni.
Chill Golosinas, la alimenticia con problemas por falta de entrega de materia prima
Chill Golosinas elabora más de 50 productos para góndolas y quioscos. Palitos salados, batatas fritas, mandioca, conitos, caramelos y confituras como la garrapiñada, maní con chocolate, crocantes, turrones, nachos, gomitas y bombones de licor. Algunas se distribuyen directo al público y otras se producen para las cadenas Walmart y Día.
Alejandro Delre, dueño de la Pyme que emplea a 65 personas, explicó a LA NACION que hoy no tienen inconvenientes en fábrica por el ausentismo, aunque registran complicaciones por las entregas pautadas con sus proveedores. “No tienen gente para cumplir con la demanda y nos extendieron los tiempos de entrega. Tuvimos problemas con la papa y los envases, especialmente el film. A su vez, a ellos les demoran sus propios proveedores”, comentó. Hoy, igual que otras empresas, utilizan su reserva.
Tremblay, la marca de quesos, yogur, untables, manteca, dulce de leche, crema y rallados informó que los transportes con los que trasladan la mercadería de Santa Fe a Buenos Aires no brindaron servicios por varios días. “Esto afectará sin dudas la entrega a nuestros clientes. Representa una demora de entre 24 y 48 horas hábiles en los tiempos de entrega normales”, informó la empresa.
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