Del italiano al español, un homenaje a la paz
La Serenísima lácteos
Durante la Primera Guerra Mundial, una escuadra de aviones llamada La Serenissima sobrevoló Viena, capital del entonces Imperio Austro-Húngaro, con la misión de bombardearla; sin embargo, en lugar de hacerlo, lanzó sobre ella miles de panfletos en favor de la paz.
Esta acción ganó la admiración del técnico en quesería italiano Antonino Mastellone, quien, más de una década más tarde -y radicado ya en la Argentina-, bautizó su empresa con la adaptación al español del nombre de esa escuadra.
La fecha fundacional de La Serenísima fue el 23 de octubre de 1929, mismo día en que don Antonino se casó con Teresa Aiello. Junto a ella, continuó la producción de ricota y mozzarella que había iniciado al llegar al país en 1925 y que vendía en las zonas del puerto y San Telmo de Buenos Aires, cerca de donde se alojaban muchos inmigrantes que conocían estos quesos desde antes de arribar a la Argentina.
En 1935, don Antonino compró un camión usado que le permitió llegar a nuevos clientes y comercializar una mayor cantidad de productos. De esta manera, comenzó la expansión de La Serenísima, que se acentuaría en los años venideros.
Con la muerte de don Antonino, el 11 de enero de 1952, Pascual -su hijo mayor- se puso al frente de la compañía, cargo en el que permanece hasta el día de hoy.
Siguiendo el legado de su padre, Pascual continuó sosteniendo como principal premisa a la calidad de sus productos y apostó a la innovación de la industria láctea con la introducción, por ejemplo, de la leche en sachet y la ultrapasteurización, entre otros. Esta labor continúa en la actualidad, haciendo de La Serenísima -que ya cuenta con más de 80 años en el mercado- una de las empresas más tradicionales de la Argentina.
lanacionar