Es un producto casi olvidado en las góndolas con renacimientos esporádicos. Nunca llegó a ser un clásico, pero en medio de una pandemia, se convirtió en el objeto de deseo -o mejor dicho, de necesidad- preferido en todo el mundo.
Solamente en las primeras dos semanas de marzo, en algunas farmacias la demanda de alcohol en gel aumentó casi un 600% con respecto al mismo mes del año anterior, cuando casi nadie escuchaba o leía la palabra "coronavirus". El pico de compras inusual obligó a que todas las empresas involucradas en la cadena de producción reajustaran sus esquemas y llevó al Gobierno a revisar por completo el rol de cada una.
Esa cadena empieza tierra adentro, donde se producen dos commodities: la caña de azúcar y el maíz, los dos principales insumos del alcohol 96%, el material "base" del alcohol en gel. En los ingenios y las maiceras donde se produce alcohol, la mayor parte de lo que se destila se va a la versión 99%. A grandes rasgos, tiene menos agua y se utiliza para el bioetanol, que a su vez es un insumo de las naftas, por la necesidad de cumplir con un cupo establecido por el Gobierno para alcanzar el 12% de corte necesario en el combustible.
Por ejemplo, en el caso de los ingenios más grandes, entre el 80% y el 90% de la producción se destina al bioetanol. En las maiceras sucede algo similar. Según fuentes de los sectores, el riesgo de desabastecimiento en las materias primas es casi nulo, porque en ambos casos se podría reorientar la producción o transformar un sobrante de alcohol 99%, que eventualmente podría rehidratarse para ser de uso farmacéutico.
En este contexto, además, las maiceras y los ingenios no tienen ningún incentivo especial extra para utilizar su producción para la energía: el precio oficial del bioetanol está congelado desde diciembre.
La semana pasada hubo una reunión "virtual" entre los productores de commodities, los fabricantes y el Gobierno, donde se les pidió a los ingenios y las maiceras datos sobre su producción y se indagó en la formación del precio del alcohol en gel. Uno de los participantes alegó que, en el caso del alcohol líquido, en las últimas semanas el litro salió como insumo a $33 y terminó en las góndolas a $220. Sin embargo, y según reconstruyeron los convocados, el Gobierno estaba preocupado por algunos aumentos que se verificaron en cargamentos a granel.
En la actualidad, los ingenios y las maiceras que producen alcohol de todas las calidades están fabricando unos 1.250.000 metros cúbicos, explica el director ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno, Claudio Molina. De esa cifra, 1.100.000 metros cúbicos van al bioetanol y unos 140.000 metros cúbicos, a la industria licorera, agroquímica, perfumista y farmacéutica.
Tanto los ingenios como las maiceras aseguran que hay materia prima suficiente para evitar un desabastecimiento. Ignacio Duelo, gerente de Comunicación Institucional de Ledesma, aseguró a LA NACION que la cadena de alcohol se está abasteciendo normalmente y que hay stock suficiente hasta la próxima zafra, a mediados de mayo.
"No hay ningún problema de abastecimiento y, de última, en un estado de 'guerra' el alcohol para la nafta perfectamente se puede transformar en uso medicinal. Si tenemos que sacrificar el 75% de nuestra producción en pos de la salud, no hay dudas de que va a haber un cambio para que estén disponibles los litros necesarios", subraya Jorge Rocchia, presidente de la compañía azucarera Los Balcanes.
En el caso del maíz, de casi 50 millones de toneladas del cereal solamente 1,5 millones se transforman en alcohol, explica Manuel Ron, presidente de Bio4, una productora de bioetanol que también fabrica un 20% de alcohol 96%.
El Gobierno comenzó a estudiar la posibilidad de reducir el corte de bioetanol de las naftas para que más fábricas de este insumo se dediquen a la producción del alcohol 96%, el farmacéutico. Así lo confirmaron a LA NACION fuentes de la Secretaría de Energía, y aclararon que analizan también qué otros instrumentos se pueden utilizar para favorecer la producción del alcohol en gel.
Comienzan los faltantes
La cadena del alcohol en gel sigue en distribuidores mayoristas, que adquieren el alcohol 96% y luego los revenden a laboratorios y compañías que se dedican a la fabricación de alcohol envasado. En este punto, los grandes fabricantes aseguran que no tienen asegurada su provisión porque, en momentos de caos, la competencia por conseguir el insumo es alta y no solo participan los laboratorios, sino también las farmacias que quieren preparar sus recetas magistrales.
Los fabricantes son al menos seis y tres de ellos concentran gran parte de la producción: la cordobesa Porta (Bialcohol), el laboratorio Elea Phoenix (Pervicol) y Fradealco (MF). Es en este punto de la cadena en el que actualmente hay mayores demoras porque el sector se está adaptando a un pico de demanda inusual.
Una vez que esa materia prima llega a las plantas industriales, se mezcla con otros ingredientes: un gelificante como la glicerina o el carbopol, y algún otro material para regular el PH y no resecar mucho la piel, como la trietanolamina.
Algunos de estos componentes son importados, como en el caso del carobopol, que se produce en países como China, Italia y Estados Unidos, hoy cercados por el avance del brote del coronavirus. En ese caso, explican desde una planta productora de alcohol en gel, hace semanas que hay faltantes.
La alternativa es reemplazarlo con glicerina, un derivado del biodiésel, que no "gelifica" tanto, sino que logra una solidificación menor, que hace que el producto se escurra un poco en la mano, y donde aún no se verifican faltantes.
La fábrica que utiliza carbopol, que es uno de los pocos jugadores en el país que tienen en su cartera de productos el alcohol en gel, producía 20.000 unidades mensuales hasta la explosión del Covid-19. Su plan, que ya está en marcha, es llevar ese número a 600.000 unidades mensuales.
Otra de las compañías que fabrica alcohol en gel con la marca MF es Fradealco. Hasta febrero de este año, su planta en el conurbano bonaerense estaba abocada a la producción de alcohol líquido para botiquines y la mayor parte de la automatización en ese espacio estaba programada para ese bien. El alcohol en gel, explicaron a LA NACION por entonces, requiere más trabajo humano, y por ende, tiene una mayor demora para las entregas en caso de picos de demanda imprevistos.
Porta, la empresa cordobesa que produce la marca Bialcohol -además del Fernet 1888 y el vinagre Casalta- anunció que trabaja 24 horas para proveer los productos de alcohol y que sus precios variaron "solo un 10%" desde noviembre.
El Estado se sumó al trabajo del sector privado. El laboratorio de las Fuerzas Armadas sumó nuevo equipamiento para pasar de producir 350 litros de alcohol en gel por semana a más de 1300. Laformed, un laboratorio provincial de Formosa, puso toda la estructura de la empresa a disposición de la fabricación y produce unos 1000 litros por día.
La Argentina no es el único país con medidas excepcionales. En Francia, por caso, el grupo LVMH, dueño de Givenchy y Dior, ya dedica parte de sus instalaciones de perfumes y cosmética a la fabricación de alcohol en gel que luego reparte gratis a las autoridades sanitarias y a los hospitales.
La situación en las góndolas
"Por razones ajenas a Farmacity contamos con una limitada disponibilidad de alcohol en gel, producto que es elaborado por empresas independientes y su stock puede variar según la demanda de cada farmacia", dice un comunicado enviado por la compañía que tiene 314 tiendas en diferentes formatos. Para que no haya góndolas vacías, la empresa tomó la decisión de establecer un cupo de compra de dos unidades por persona.
No es una decisión que solo se tomó en la Argentina. En los últimos días circularon imágenes en las redes de un supermercado danés que sube considerablemente el precio para la compra de la segunda unidad de alcohol en gel. El primero cuesta 5 euros y el segundo, 134. En China, el epicentro de la pandemia -y donde no hubo tiempo de tomar demasiadas medidas de prevención- el producto se agotaba en las góndolas.
En la Argentina, el 12 de marzo se dispuso la retrocesión transitoria del precio de venta del alcohol en gel a los valores vigentes al día 15 de febrero de 2020. La medida durará 90 días. Mientras, en farmacias de barrio proliferan las denuncias por precios desproporcionados, con subas de hasta un 300% en diez días. Los comercios y los fabricantes se echan culpas entre ellos.
Se espera que las peleas, las culpas y la demanda frenética no sean para siempre. Del brote de Gripe A en 2009 quedaron los hábitos de cubrirse con el codo al toser o estornudar, pero el alcohol en gel se olvidó rápidamente. Un encargado de una farmacia en Belgrano recordaba, allá por 2012, que en el año del virus el comercio había vendido más de 500 "frasquitos" de una sola marca en un día. Tres años después, se entregaban solo algunas unidades al año.
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