Deja de existir el impuesto PAIS y el Gobierno espera que se refleje en una baja de costos y precios
Con la decisión de no prorrogar la vigencia del tributo, Milei da un paso en su promesa de eliminar cargas, a contramano de la creación de gravámenes “transitorios” que llegan para quedarse; impactaba en el dólar tarjeta y en la importación de productos
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Impuesto Para una Argentina Inclusiva y Solidaria. Nació el 19 de diciembre de 2019, nueve días después de haber asumido Alberto Fernández. Su duración prevista era de cinco períodos fiscales. Y, a diferencia de otros impuestos “temporales”, el presidente Javier Milei respetó su fecha de caducidad y a partir de mañana dejará de existir. “¡Afuera!”, explicaron al estilo libertario en uno de los despachos del Ministerio de Economía. El Gobierno espera que esto se refleje en la reducción del costo argentino, un dólar tarjeta más barato, facturas de Netflix menos cargadas y algunas bajas de precios en alimentos y vehículos, aunque no serán bajas lineales.
Cuesta encontrar un antecedente de impuestos que se eliminen. Por el contrario, los ejemplos fluyen a la hora de citar a aquellos que llegaron con la etiqueta de transitorios, pero se convirtieron en permanentes. El especialista en la materia César Litvin recordó con facilidad el caso del antiguo impuesto a los réditos, que nació en 1932 y era provincial, pero luego se convirtió en Ganancias y tomó carácter coparticipable. También mencionó a Bienes Personales, cuyo año de origen es 1991, y el gravamen a los Débitos y Créditos, conocido como “impuesto al cheque”, que llegó en 2001 y sigue vigente, entre otros. El impuesto PAIS romperá esa tradición.
Cuando apenas comenzó el mandato presidencial de Alberto Fernández, el Frente de Todos mandó al Congreso un proyecto cuyo paralelismo con la gestión actual sería la iniciativa de la Ley Bases. En ese caso se llamó “Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva en el marco de la emergencia pública”, y en su sexto capítulo incluyó al impuesto PAIS. El cepo había regresado en septiembre de 2019, tras la devaluación posterior a las PASO, y este recargo no hizo más que ajustar el cierre del grifo.
Tuvo distintas aplicaciones. Para el “dólar tarjeta” corría una alícuota del 30% y para los importadores, del 7,5%. De hecho, la gestión libertaria había aumentado esta última a 17,5%, pero en septiembre le volvió a quitar esos 10 puntos que le había agregado. Los servicios de streaming, otros de los ítems alcanzados, fueron gravados con un 8%.
Al tiempo que se dispusieron muchas restricciones cambiarias como barreras para acceder al dólar, el impuesto PAIS lo hizo más caro. Entonces, su efecto se derramó en varios gastos cotidianos de miles de familias y encareció al “costo argentino” que afecta al sector productivo, cuyos insumos son importados.
Por eso, los efectos inmediatos comenzarán a verse en un dólar tarjeta más barato, cuyo valor caerá de $1686,83 a $1370,55. Esto impacta en el pago de vuelos al exterior con aerolíneas extranjeras, así como en gastos en hoteles y otros hechos fuera del país. Más allá del fin de la vigencia, el stop debit de la tarjeta y el pago del resumen en dólares en efectivo en la ventanilla del banco (o en el home banking) ya habían marcado una vía de escape permitida al recargo impositivo. Otro servicio que podría abaratarse es el de Netflix, por ejemplo, que no tendrá el recargo antes mencionado. En otros sectores de la economía, cuyas cadenas de valor poseen productos importados, las consecuencias no son tan lineales.
La Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal) señaló que la eliminación del impuesto “es un paso adelante”, dado que, según indicaron desde la entidad, la presión fiscal en alimentos es del 40% y en bebidas, del 50%. Asimismo, estimaron que tendrá un impacto heterogéneo en precios, que estará marcado por las materias primas e insumos que utilice cada cadena de valor en particular. Y recordaron que, tras la reducción de la alícuota del 17,5% al 7,5% que se había registrado en septiembre, los costos bajaron.
Un informe del Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado relevó que los productos importados se abarataron 2,4% en promedio, con bajas de hasta 10% luego de la mencionada decisión. “Los productos que más bajaron fueron los enlatados, galletas y mermeladas, con reducciones reales de 10,3%, 4% y 2,7%, respectivamente”, destacaron en el área que conduce Federico Sturzenegger. Una aclaración relevante: la caída de los importados no significa que los precios de otros alimentos de fabricación nacional vayan a bajar. Esto explica por qué todavía se observa algo de inflación en el rubro, aunque la medición del Indec la ubicó en 0,9% durante noviembre (muy por debajo del 2,4% del IPC). Hay que ir hasta mayo de 2020 para encontrar un número inferior.
En el caso de los autos, representantes de una importante automotriz multinacional dijeron a LA NACION que se adelantaron a la eliminación del impuesto PAIS y que en diciembre habían bajado 3% el valor de los vehículos importados y 1% el de los nacionales. En la previa, cuando se redujo la alícuota en septiembre, los precios también experimentaron un descenso del 4% y 2%, respectivamente.
La otra cara de la moneda la muestran los neumáticos. El gerente comercial de Neumen Performance Center, Hugo Ruffa, explicó que “la baja del impuesto PAIS no va influir en el precio, porque hace un año que está bajando”. Ruffa le puso números al diagnóstico: “Si tomamos en cuenta que la inflación anual fue de más del 100%, el neumático bajó un 50%”.
El impacto en la recaudación
Más allá del factor precios, la eliminación del impuesto PAIS también significa menos ingresos para el Estado. Este año, entre enero y noviembre generó $6,1 billones, el 4,8% de la recaudación total, según datos oficiales. De acuerdo con un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), en 2023 fue el séptimo tributo más importante, con un aporte del 0,8% del PBI.
Mantener el equilibrio fiscal demandará recortar el gasto para cubrir al extinto impuesto, o aumentar ingresos. De hecho, algo de esto ya se empezó a ver en dos áreas impactadas por este tributo. El impuesto PAIS tenía asignación específica. El decreto 184/2020 partió en dos grupos el dinero recaudado. Un 70% se dividía para programas de la Anses y del Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (el PAMI). El 30% se dirigía a la Secretaría de Obras Públicas y al Fondo de Integración Sociourbana (FISU), para financiar obras de infraestructura y vivienda social, y al fomento del turismo nacional. En esta línea es que se oficializó la poda a la obra pública y el Tesoro le pidió a la Secretaría que devuelva $1 billón.
En el Gobierno confían que el crecimiento del año que viene logrará aumentar ingresos. Incluso, los funcionarios detallaron que en la medida en que “sobre plata”, el alivio fiscal será más grande y esto abrirá la discusión sobre qué tributo bajar primero. El ministro de Economía, Luis Caputo, habló del que grava a los créditos y débitos bancarios, que dependen de Nación, y también de las retenciones. Sin embargo, lo que ocurra con Ingresos Brutos, una carga de carácter provincial cuyo caudal representó en 2023 4,2% del PBI (cinco veces más que el impuesto PAIS), dependerá de las cuentas que maneje cada gobernador.
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