Déficit: lejos de los compromisos con el FMI, el año empezó con el gasto público desbocado
En el primer mes del año, los compromisos corrientes del Estado subieron un 88,1% frente a enero de 2021; los ingresos totales aumentaron 44% y se colocaron por debajo de la inflación
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Dicen que a las palabras se las lleva el viento, mientras que los números quedan estampados para siempre. Algo así podría pasar con los millones de vocablos, oraciones y discursos que se escucharon en torno al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Pero, mientras la política discute, las cifras de la economía se estampan en cada planilla que se mire.
Lejos de aquellas discusiones, y en franca contraposición con los postulados principales de la negociación con el Fondo, el Gobierno puso números rojos carmesí para el primer bimestre del año. Los gastos crecieron, prácticamente, a un ritmo que duplicó al del año pasado. No so solo eso, también multiplicó por dos el alza de los ingresos. No es posible vislumbrar cómo podrían cumplirse en las planillas de cálculo las metas de reducción y de equilibrio fiscal que comprometió con el FMI.
Los cálculos no mienten. Los gastos totales devengados en enero ascendieron a $856.673 millones ¿Qué significa esto? Que tuvieron un incremento interanual de 88,1%, algo así como 37,4 puntos porcentuales por sobre la variación de la inflación del período. Ahora bien, la pregunta que sigue es qué pasó con los ingresos en el primer mes del año. Estuvieron muy por debajo: solo aumentaron 44,3%, prácticamente la mitad que los gastos.
Bien podría pensarse que fue un mes extraordinario. Pero no parece que así sea, sino que lo que vino en el segundo mes del año consolidó un bimestre que hecha por tierra cualquier tipo de previsión de baja del gasto público. En ese período, los ingresos de la Administración Pública crecieron 54,5% frente a los mismos meses de 2021, mientras que los gastos lo hicieron a un ritmo de 83,3%. Imposible pensar en que mejoren los números fiscales con semejante envión.
Los datos son oficiales y fueron compilados en el informe mensual de la Asociación Argentinas de Presupuesto (ASAP). “Dado que se devengaron $117.150 millones en concepto de intereses, el gasto primario resultante fue de $739.523 millones, 80% superior al registrado en enero de 2021 y 29,3 puntos porcentuales por encima de la tasa de inflación del período”, se puede leer en el trabajo.
Como se dijo, estas elocuentes cifras, que muestran el gasto desbocado y los ingresos creciendo a la mitad del ritmo, se dan en momentos donde el oficialismo, en todas sus versiones, y la oposición se tiran con palabras mientras los números se estampan. Más aún, si de analizar los porcentajes y los valores consolidados se trata, no es fácil entender el enojo de Máximo Kirchner y La Cámpora. Finalmente, con apenas mirar el detalle, se percibirá que la receta económica del presidente Alberto Fernández, al menos en el primer bimestre del año, es un manual ilustrado de los pedidos de expansión del gasto que ha pregonado el Instituto Patria y sus voceros.
Como se dijo, los gastos corrientes, no los totales, se incrementaron 87,2% ¿Qué fue lo que traccionó la suba? Por un lado, el rubro llamado transferencias corrientes, en particular las dirigidas al sector privado, cuyo incremento fue 149,9%. Este aumento, dice ASAP, se explica por las mayores ayudas sociales realizadas por la Anses en concepto de asignaciones familiares, y por el ministerio de Desarrollo Social para el programa de Inclusión Socio-Productiva y Desarrollo Local - Potenciar Trabajo y el programa de políticas alimentarias, además de los subsidios energéticos destinados a Cammesa.
Acá un punto: las compensaciones energéticas de enero, sin que se consolide el aumento de precio de los combustibles que se dio por la guerra, aumentaron 193%. Es decir, lejos de la racionalidad que declama el ministro de Economía, Martín Guzmán, a la hora de hablar de suba de tarifas, lo cierto es que los subsidios están desbocados.
Siempre según datos oficiales, el temido rubro “subsidios energéticos” terminó un bimestre que muestra la voracidad de dinero que se necesita para mantener las tarifas bajas. A mucha distancia de aquel 54% de crecimiento de los gastos, las compensaciones aumentaron 117%. Eso, claro, sucedió antes de que la guerra en Ucrania lleve los precios internacionales a niveles impagables.
Otro de los rubros que crece sin parar es el transporte: las compensaciones aumentaron en enero 214% frente al inicio del año pasado. Y para Aerolíneas Argentinas, en enero, uno de los meses con más recaudación de la empresa, el cheque que se depositó es fue de $4.274,7 millones, que, como sucede desde hace mucho tiempo, no se cuenta como subsidios sino como “inversión financiera”.
Hoy por la tarde, a las 14, se iniciará la sesión en el Senado para sancionar el acuerdo con el Fondo. Pocos legisladores, seguramente, se han dado vuelta a mirar estos valores consolidados. De haberlo hecho, seguramente, tomarán conciencia de que aquella hoja de ruta es más bien una expresión de voluntad, una simple hoja de ruta que llevará a que el año que viene, después del turno presidencial, los viajes a Washington se sucedan en búsqueda de un marco definitivo en el que se contemplen reformas estructurales. Habrá que quitar el maquillaje provisorio a estas palabras.
Si alguno de los legisladores que, seguramente, encenderá el discurso se diera vuelta a mirar los datos fiscales podría entender el motivo de la inflación -ayer se conoció el dato de febrero que estampó un 4,7% de suba-, ya con un ritmo que pone en serio riesgo la pauta acordada. Podría ver que se gastó 72,9% más en el rubro bienes y servicios en la comparación de enero frente al mismo mes del año pasado, y 64,8% en las prestaciones de la seguridad social. El rubro “remuneraciones” es llamativo. Sucede que aumentó 70%, pero no hubo una recomposición salarial de ese tamaño. Pues entonces, habrá que anotarlo al aumento de la plantilla que estos días tomó luz con el fallido intento de crear la Secretaría de Resiliencia, con los 206 empleados que pasará a planta permanente la Anses y con el nombramiento de Juan Navarro, hijo del funcionario y dirigente del Movimiento Evita, Fernando “Chino” Navarro.
Pero a no desesperar, hubo ahorros: las transferencias corrientes a las universidades aumentaron 12,9%, muy por debajo de la inflación. Las prioridades presupuestarias están muy claras para el Gobierno.
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