Default y reestructuración. Qué está pasando con la deuda corporativa en la Argentina
La palabra "default", un fantasma nacional en la Argentina, no solo es pesadilla de gobiernos, sino también de empresas. Durante la cuarentena, los incumplimientos de pago de dos empresas dedicadas al consumo interno, Ribeiro y Grimoldi, y las ofertas de canje lanzadas por empresas históricamente sólidas encendieron las alarmas de los especialistas en deuda corporativa. Se preguntan si el coronavirus puede ser el golpe final a las finanzas de algunas firmas argentinas y si es esperable una cesación de pagos en cadena.
En una economía casi paralizada, y que ya viene de sucesivos malos tragos desde inicios de 2018, el riesgo existe, pero crece o disminuye según la moneda en la que esté emitida la deuda y bajo qué legislación (local o extranjera), algo similar a lo que sucede con la deuda soberana excepto que, en el caso de las firmas, se emiten obligaciones negociables (ON) y no bonos soberanos.
Una empresa con sus finanzas en rojo tiene dos alternativas: reestructurar o defaultear. La primera es más habitual cuando la deuda está emitida bajo ley extranjera y hay mayores posibilidades de conflictos en los tribunales con resolución desfavorable; la segunda, cuando las ONs están emitidas bajo ley local.
"No hay sector que esté salvado de tener complicaciones con su deuda -explica Gustavo Neffa, director de Research for Traders-. Además de las compañías de consumo, hay petroleras endeudadas por Vaca Muerta, cercadas por la caída abrupta del precio del petróleo; hay constructoras que eran muy sólidas financieramente, pero hoy con dificultades por la paralización de la economía real, y hay empresas energéticas, con una demanda deprimida".
En el caso de las petroleras y las empresas energéticas, además, el endeudamiento es en dólares. El año más desafiante será el que viene, porque estará cargado de vencimientos importantes de ONs, como las de YPF, Pan American Energy, Telecom y Mastellone, entre otras. Y, en un mercado internacional tan desafiante, no hay marca ni nombre que asegure un destino favorable.
Para José Dapena, director del departamento de Finanzas de la Ucema, el default de otras compañías es esperable y basta con ver fuera de lo que sucede en el mercado público, en el que se comunica cada incumplimiento. "En lo privado se ven rechazos de cheques y problemas de confianza", apunta.
Las otras reestructuraciones
Los especialistas en finanzas coinciden en que los casos de Grimoldi y Ribeiro fueron particulares: ambas fueron muy golpeadas por la caída del consumo y por las devaluaciones, sobre todo la cadena de zapaterías, que importa gran parte de lo que vende. Con las tasas actuales, la deuda en pesos tiene mayor facilidad para refinanciarse a través de los bancos, explica Mariano Marcó Del Pont, director de Silver Cloud Advisors.
"El problema pasa por las compañías que en los últimos años tomaron mucha deuda en dólares y hoy no están en condiciones de afrontar los pagos, o sí, pero no tienen los dólares físicos. Permitir el acceso al mercado de divisas para pagar bonos o préstamos bancarios denominados en dólares debería ser respetado para que no ocurriesen inconvenientes", añade.
De todos modos, la renegociación de la deuda soberana y el panorama global incierto por el coronavirus le suma ruido a las que ya están en la búsqueda de refinanciar o canjear sus obligaciones. Tal es el caso de la concesionaria de Ezeiza y Aeroparque, Aeropuertos Argentina 2000, la energética MSU Energy y la constructora Raghsa, factótum de los edificios Le Parc, las tres con vencimientos en dólares e ingresos disminuidos por el coronavirus. Las compañías lanzaron sus ofertas durante la cuarentena total y aún esperan la respuesta de los tenedores de su deuda.
Los especialistas suman que lo sucedido con la oferta de la concesionaria de aeropuertos, que hoy obtuvo un 85% de aceptación, marcará un precedente respecto de lo que suceda con las demás. Por ahora, a diferencia de lo que sucedió con la deuda del país, estos canjes son amigables y hasta beneficiosos para los acreedores.
A pesar de que la compañía que haga la oferta esté sólida financieramente y tenga reputación de "buena pagadora", el contexto internacional no está del lado de la Argentina. Lorena Reich, directora de la región Latam para Lucror Analytics, afirma que hay bajo apetito al riesgo a nivel global por el Covid-19. Si a ese dato se le suma un posible default soberano, entonces la deuda corporativa estaría en el peor de los escenarios.
Un sector privado poco apalancado
Emitir obligaciones negociables no es la norma en la Argentina. Neffa calcula que el crédito corporativo de todas las empresas en el mercado internacional equivale al 5% del PBI, mientras que en Perú o Chile, ese porcentaje asciende hasta un 25%. "No tenemos un sector privado apalancado [en el mercado de capitales]; por la paralización de la actividad por la pandemia va a haber bastantes problemas, pero no derivados de un apalancamiento", explica.
El nivel de endeudamiento de las compañías argentinas es bajo, coinciden los consultados, y es bajo a conciencia. Así lo describe Reich, y agrega que los encargados de finanzas de las empresas locales tienen muy en cuenta la volatilidad del país y de la región.
En medio de una coyuntura un tanto embrollada para este pequeño mundo de la deuda corporativa, en la última semana se sumó una noticia positiva para las empresas que quieren emitir o que ya tienen deuda en pesos. La decisión de que los Fondos Comunes de Inversión (FCI) deban tener al menos un 75% de su patrimonio invertido en activos locales y en pesos podría volcar unos US$1000 millones a este tipo de instrumentos, afirma Dapena. Aunque compiten con los bonos soberanos y provinciales, las obligaciones negociables también entran en esa categoría.
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