De “superministro” a “superministro”: los consejos de Domingo Cavallo a Sergio Massa
El padre de la convertibilidad advierte sobre los riesgos que generaría para la economía seguir los lineamientos que marca la vicepresidenta Cristina Kirchner
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CORDOBA.- Desde la designación de Sergio Massa en Economía, sumando Agricultura y Desarrollo Productivo, son varios los analistas que lo califican de “superministro” y recuerdan como antecedente el caso de Domingo Cavallo cuando instrumentó la convertibilidad (más allá de la diferencia de que el Presidente que lo designó tenía poder y no el desgaste de Alberto Fernández). El exfuncionario, precisamente, usó su blog para analizar “cuál es el diagnóstico de la crisis económica que guiará el accionar de Massa”.
En su texto, Cavallo menciona a la vicepresidenta Cristina Kirchner y da cuenta de las “advertencias” que realizó en varias oportunidades, así como de su “diagnóstico enteramente consistente con la ‘economía a contramano’ que ella ha aprendido de las lecciones de Axel Kicillof”. Y admite que “no es fácil descubrir cuál es el diagnóstico sobre la crisis económica que tiene en su cabeza el nuevo ‘superministro de Economía’ Sergio Massa”.
Enfatiza que, “si como ocurrió” con Fernández, “se desvive por acomodar su pensamiento y su acción al diagnóstico de la vicepresidenta, el fracaso de su gestión será tan evidente como lo es hoy el del Presidente. Y, en ese caso, será difícil evitar una explosión inflacionaria rayana en la hiperinflación”.
Agrega que si, por el contrario, Massa comienza reconociendo que será necesario hacer un ajuste fiscal por reducción del gasto público, “incluso mayor al comprometido en la negociación con el FMI, y conduce la política monetaria enderezada a cerrar la brecha cambiaria y acumular reservas”, es posible que logre acotar la inflación en lo que resta del mandato presidencial “al 6% mensual o 100% anual sin que haya una caída violenta del nivel de actividad económica. Este es el mejor resultado que podría conseguir”.
“¿Será capaz la vicepresidenta de resignar su postura contra el ajuste fiscal, la restricción monetaria y el afán intervencionista sobre empresas y mercados con el que llenó de palos en la rueda a los intentos de Fernández y sus colaboradores, de introducir cierta racionalidad en el diseño de la política económica?”, se pregunta.
Energía, desdoblamiento
A lo largo de su análisis, Cavallo establece una serie de pautas que no difieren de las que vienen realizando buena parte de los economistas profesionales. El control del gasto aparece como clave; insiste en que el financiamiento del déficit “necesitó una fuerte expansión monetaria y, paralelamente, mucha colocación de deuda en pesos, a punto tal que el mercado interno de capitales colapsó a mediados de junio, planteando una duda adicional sobre la sostenibilidad de la deuda interna”.
“Massa tendrá que conseguir una reducción significativa del monto de los subsidios económicos, lo que supone implementar un ajuste de tarifas eléctricas y del gas muy superior a aquel que pretendía conseguir Martín Guzmán y que le impidió el kirchnerismo desde la Secretaría de Energía”, añade.
También deberá conseguir que “todos los restantes rubros de gastos, incluidos salarios, jubilaciones, prestaciones sociales, gastos de capital y trasferencias a provincias, no aumenten más del 5,5% mensual, de tal forma que la inflación del 6% mensual los reduzca en términos reales a razón del 0,5% mensual”.
Repasa que el ritmo de devaluación y la tasa de interés -pese a los aumentos de julio- siguen por debajo de la inflación y estima que “probablemente” el ritmo de ajuste del tipo de cambio oficial continúe en los actuales niveles. Sobre la tasa de política monetaria, espera que el Central la siga subiendo para lograr tasas reales positivas.
El exministro plantea que el aumento “vertiginoso” de la brecha cambiaria en julio se debió a “la pérdida de reservas que instaló con fuerza la expectativa de un salto devaluatorio en el mercado cambiario oficial. La reacción del Banco Central y del Ministerio de Economía frente a este problema exacerbó esa expectativa”.
Para él, un “desdoblamiento inteligente del mercado cambiario” permitiría derivar a un “mercado libre todas las transacciones cambiarias relacionadas con el atesoramiento de dólares, los gastos en viajes y turismo y las transferencias financieras no relacionadas con pago diferido de importaciones”.
Al mismo tiempo, indica que ese mercado libre se debería habilitar para la entrada de capitales y financiamiento externo para el sector privado.
“Como las restricciones a las importaciones y los ataques al sector agropecuario fueron vistos por los mercados como absurdos cursos de acción para resolver el problema de la pérdida de reservas, se instaló la opinión, prácticamente generalizada, de que el Gobierno se verá obligado a producir un salto devaluatorio en el mercado oficial más temprano que tarde -describe-. Si Massa no consigue revertir esta expectativa, se le hará imposible conseguir incluso la poco ambiciosa meta del 6% mensual de inflación”.
Retenciones, acciones de empresas
Cavallo califica de “mala idea” el esquema instrumentado para que los sojeros aceleren liquidaciones, entre otros argumentos, porque será “difícil justificar un tratamiento diferente a las exportaciones de soja que a todo el resto de exportaciones”. A su criterio, sería mucho más inteligente alentar el anticipo de la liquidación de las exportaciones mediante una “reducción transitoria de las retenciones”.
También menciona que otra idea que “probablemente le hayan aproximado” a Massa “el grupo de empresarios que lo apoyan y que puede ser bien evaluada” por los funcionarios del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) que integran el equipo que piensa llevar al Ministerio, es la de “vender las acciones de empresas privadas” que integran ese fondo: “Podría obtener ingresos más cercanos al doble de la valuación de mercado actual que a los 5.688 millones que, según el mercado, valen actualmente. Esto es probable porque quienes tienen el control accionario de las empresas conseguirán de esta forma sacarse de encima al Estado como accionista, algo que a partir de la estatización de los fondos de jubilaciones y pensiones fue visto más como un mecanismo de control de un estado intervencionista que como una contribución al financiamiento de las empresas”.
Para poder hacerlo, Massa debería conseguir una ley que lo autorice. En esa línea, señala que “le resultará más difícil conseguir el apoyo de sus socios en el Gobierno, especialmente de los seguidores de la vicepresidenta, que habían hecho de esta participación en el capital de las grandes empresas privadas un símbolo del intervencionismo estatal que constituye un ingrediente clave de la ideología antineoliberal que predicaron desde que accedieron al poder”.
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